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Crisis tras terremoto ha rebasado a la Secretaría de Educación / En la Mira

Crisis tras terremoto ha rebasado a la Secretaría de Educación / En la Mira
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Héctor Estrada

Las afectaciones estructurales a las escuelas y la imposibilidad de normalizar el inicio del ciclo escolar en Chiapas tras el terremoto del pasado 7 de septiembre parecen haber rebasado la capacidad de respuesta de la Secretaría de Educación estatal a quien las denuncias, inconformidades y exigencias de miles de docentes y estudiantes, desesperados por la falta de atención y respuesta, le han caído como cascada durante las últimas semanas.
Este jueves fueron los alumnos, maestros y padres de familia de la Escuela Secundaria Adolfo López Mateos de Tuxtla Gutiérrez quienes salieron a las calles para exigir la atención de las autoridades estatales en torno a la dictaminación de uno de los edificios escolares que, aseguran, requiere de demolición y reconstrucción total, y no de reparación como lo han establecido los dictámenes entregados.
Se trata de una de las decenas de escuelas chiapanecas que se mantiene sin clases normales por los riesgos que implica el regreso de los estudiantes a las aulas. Y los ejemplos al interior de la geografía chiapaneca sobran. En el mismo corazón de la capital chiapaneca está el caso de la Escuela Primaria Juan Benavides que esta misma semana se instaló en plena Avenida Central de Tuxtla Gutiérrez para brindar clases a sus alumnos, en una acción de protesta por la falta de alternativas bridadas mediante la Secretaría de Educación.
Se trata de un problema que se agudiza con el paso de las semanas. Lo estudiantes llevan más de un mes sin recibir clases con normalidad. Pues, si bien es comprensible que la situación se deba a un estado de contingencia excepcional para garantizar la seguridad del personal y los alumnos de los centros educativos, también es importante reconocer que la capacidad de reacción para ofrecer alternativas temporales ha sido lenta.
La habilidad de solución logística por parte de las autoridades educativas se ha demorado más de lo debido. Muchas escuelas que no pueden retornar a clases por los riesgos estructurales simplemente no han podido ser reubicadas en sedes alternas temporales. Por eso la desesperación de miles de padres de familia que hoy temen la pérdida del ciclo escolar o las afectaciones al proceso enseñanza-aprendizaje de sus hijos.
En la entidad hay un registro de dos mil 842 planteles educativos dañados. De esos inmuebles 762 necesitan de reconstrucción parcial o total. Se trata de un número importante de escuelas que, de entrada, requieren soluciones temporales a su situación. Alternativas como las utilizadas en otras partes del país que implican el uso de escuelas en buen estado dentro de horarios alternos o la renta de espacios techados para la impartición de clases.
Es verdad que hoy las autoridades educativas se encuentran sometidas a importantes momentos de presión en sus capacidades de acción y solución. Sin embargo, el tiempo apremia y se requiere de salidas urgentes a las exigencias de los estudiantes, maestros y padres de familias. No queda de otra. De lo contrario, la informidad y crispación apuntan a complicarse durante las siguientes semanas.
Si, es innegable ya que la Secretaría de Educación en Chiapas ha sido completamente rebasada, pero se encuentra de frente con un reto de dimensiones mayores que no da espacio a las demoras. Las grietas y afectaciones del pasado 7 de septiembre aún están frescas, mantienen viva una contingencia que seguramente demorará más tiempo en disiparse y permitir el retorno a la normalidad… así las cosas.

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