* El incremento ha sido más notorio en estados como Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Sinaloa y Sonora, donde se acumula buena parte de los casos.
En los primeros cinco meses de 2025, más de mil jóvenes mexicanos de entre 15 y 19 años permanecen desaparecidos, una cifra que representa un aumento sin precedentes en comparación con años anteriores. Según datos oficiales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, hasta el 20 de mayo se han contabilizado 2 mil 785 denuncias por desaparición en este grupo etario, de las cuales mil 68 siguen vigentes. Esta cifra es un 75 por ciento superior a la registrada en el mismo periodo de 2024, que ya había sido el año con más casos en la última década.
El incremento ha sido más notorio en estados como Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Sinaloa y Sonora, donde se acumula buena parte de los casos. Tan solo en la capital del país se reportan 190 jóvenes aún no localizados. La mayoría son mujeres. Puebla, por ejemplo, casi duplicó su número de desapariciones en comparación con todo 2024. En Sinaloa, la violencia generada por enfrentamientos entre facciones del Cártel de Sinaloa ha tenido consecuencias graves: más de 100 jóvenes desaparecieron durante la llamada “guerra interna” iniciada tras la detención de Ismael “El Mayo” Zambada.
Las causas detrás de este fenómeno son múltiples, pero expertos coinciden en que el reclutamiento forzado por parte del crimen organizado es una de las principales. “El reclutamiento no siempre es para sicariato”, explicó Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe. “También hay explotación laboral, sexual o tareas como vigilancia, cobro de extorsiones y traslados. Los adolescentes son víctimas que el Estado ha preferido ignorar”.
El caso de Jalisco ilustra este abandono institucional. A pesar de cambios discursivos con el actual gobernador Pablo Lemus, los avances son nulos. Las denuncias no se atienden con celeridad, las cédulas de búsqueda tardan en emitirse y no hay una estrategia efectiva de prevención. En lo que va del año, hay 621 jóvenes desaparecidos en la entidad, la mayoría entre 15 y 19 años. Colectivos como el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo y el comité universitario de desapariciones de la UdeG han denunciado sistemáticamente la participación de autoridades locales en estos crímenes. Hay testimonios que apuntan a policías municipales y estatales involucrados en secuestros para el crimen organizado, quienes interceptan a jóvenes en fiestas, carreteras o incluso en sus hogares.
En medio de esta crisis, familiares de jóvenes desaparecidos han salido a las calles para exigir justicia. En Sinaloa, por ejemplo, se manifestaron en Culiacán para denunciar la desaparición de ocho adolescentes desde septiembre de 2024, todos ellos vinculados con la creciente violencia en la región. Aunque la Fiscalía estatal se comprometió a atender cada caso, los familiares siguen reclamando una respuesta real ante la indiferencia de las autoridades.
La tendencia actual indica que, de mantenerse este ritmo, 2025 podría convertirse en el año con más desapariciones juveniles desde que se tiene registro. Mientras tanto, los colectivos, familias y especialistas advierten que el problema seguirá creciendo si no se reconoce el reclutamiento forzado como un asunto de seguridad nacional y se toman medidas concretas para frenarlo.
