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Corazón y pulso. Las puntadas que no se han contado

Corazón y pulso. Las puntadas que no se han contado
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Edgar Zenteno Sol / director de la Casa Cultural Napiniaca

Entre tus múltiples colores encendidos

se quedó todo el fuego de la tierra suriana

y en la urdimbre armoniosa de tu vuelo

lograste aprisionar a la mujer y al cielo.

Camisa Chiapaneca – Luis García Corzo

En los pueblos aún se reconocen aspectos tan importantes como la lengua, los ritos, las costumbres y las tradiciones que devienen de un mundo antiguo que sabemos que existió a través de nuestros sabios antepasados y su tradición oral. El bordado es una de ellas que a través del tiempo ha dado identidad al pueblo o región en la que se realiza siendo uno de los elementos más trascendentales en el mundo, junto con otros oficios de igual importancia, el bordado de cada cultura es representativo pero que a través de la comercialización ha logrado migrar a cada rincón del mundo cada pieza con un método característico de creación. Este invaluable patrimonio artesanal se conserva hasta nuestros días con ciertos cambios, innovaciones, adecuaciones y demás que son debatibles si contraponemos lo tradicional, todo esto sucedió debido a que cuando el arte popular o artesanía cuando ya no es producto de consumo para la región o grupo, entonces los consumidores directos se volvieron los urbanos cosmopolitas, empresas y marcas que son parte de la presión del mercado para volverlos en objetos más útiles de uso cotidiano, pero claro está que esto es posible si el grupo o región del mismo lo permite o está de acuerdo, existiendo actualmente La Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural que puede ser una alternativa legal para la protección del mismo. En estos momentos donde los términos de descolonización surgen para entender que los países y los pueblos de este lado del mundo tienen un pasado histórico mucho antes de la conquista es momento de abrazar aún más todo lo que deviene de nuestras raíces.

El bordado sin duda con el tiempo ha transmitido estatus social, personalidad y habilidades artísticas, lo que corresponde a Chiapa de Corzo el bordado en la técnica del “petatillo y el punto de cruz” son de las más conocidas y famosas a nivel mundial, mujeres que durante el año desde la calidez de sus hogares en los barrios más tradicionales de Chiapa se preparan para lograr el encargo a la fiesta de enero que es la celebración más grande e importante ya no solo del pueblo sino también del  estado y que desde el 2010 fue aún más visibilizada dándole a la Fiesta de los Parachicos reconocimiento de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, donde los actores de la propia fiesta y los elementos artesanales que la componen son más vistos y consumidos, desde esa fecha ha sido tema de debate por las cuestiones de aculturación, distorsión, comercialización siendo una de las causas que han provocado que la piezas artesanales queden sin control y bajo ningún estándar de calidad, pero como ciudadanos y portadores de la propia tradición hemos hecho poco y viendo como lo tradicional se va perdiendo.

Sobre las mujeres dedicadas a este oficio en la época colonial el dominico fray Tomas de la Torre dice lo siguiente:

Son gente trabajadora, y así vemos de noche lumbre por las casas, que están las mujeres hilando y tejiendo. Hácense aquí las mejores mantas de algodón que se hacen en la tierra y aun en las indias.

En las culturas del centro del país el arduo trabajo de una bordadora o tejedora desde épocas prehispánicas se refleja hasta en el hecho de su muerte ya que generalmente eran enterradas con sus herramientas, además de tener hasta patronas del tejido o bordado asociadas con diosas lunares que protegían a las mujeres de este oficio, en la teología mítica chiapaneca se encuentran “Nauiti” y “Quia” como diosas lunares pero esto solo puede quedar para nosotros en la pura especulación ya que no hay certeza para retomarla en este sentido. Entre los pueblos y comunidades actuales esta encomienda se encuentra bajo un sincretismo que se le atribuye a las santas o patronas católicas como a la primera santa oriunda del Nuevo Mundo, en este caso Santa Rosa de Lima (XVI), que curiosamente en el barrio de San Jacinto de Chiapa se encuentran dos imágenes de dicha Santa que según algunos textos está relacionada con las labores manuales de la costura, el bordado o el cultivo de rosas, podemos fijarnos en las  pinturas de la época colonial donde se le ve a Santa Rosa de Lima  costurando y bordado oficio empleado por la dominica como una forma de meditación, ya que al dar cada puntada tenía en mente un compendio de ciento cincuenta atributos divinos; de hecho, se cuenta que la santa confeccionaba las indumentarias de las imágenes con sus costuras y además las adornaba con tejidos espirituales, hechos a partir de avemarías, salves y ayunos sin duda se comprende su mística y su forma de ascetismo.

La diversidad cultural nos caracteriza como chiapanecos eso es innegable, cada región posee sin duda rasgos propios que hacen referencia a las técnicas y materiales utilizados, el tipo de piezas elaboradas y el mensaje que transmiten en sus bordados, en los orígenes de nuestra cultura, tanto la Chiapa como la zoque se pueden ver elementos muy marcados del entorno como la flora y fauna, esa amplia gama tiene su origen en el transcurso histórico de ambos pueblos. La elaboración de prendas, está íntimamente ligada a las condiciones que impone el clima: los pueblos de las regiones frías elaboran prendas más abrigadoras y prefieren fibras como la lana, en tanto que los de las zonas cálidas las fabrican ligeras como blusas escotadas y menos calurosas este es el caso de Chiapa de Corzo.

EL BORDADO AL PULSO

Se puede decir que este bordado es uno de los mas antiguos que tiene en su haber la ciudad de Chiapa de Corzo, pero aun es poco conocido por la población en la actualidad y aún más por el público en general esto debido a que pocas personas lo realizan y enseñan, en los antecedentes se tiene registrado en el barrio San Miguel a personas que lo realizaban como Patrocina Gutú, Juana Melchor Gutú, sus hijas Agustina y Juana Melchor hasta sus descendientes María Reyes Verdi y nietas a menos eso nos narra los registros que se muestran en el libro “Nárima Nilú, origen y evolución del traje de Chiapaneca” de Marité Nandayapa Vargas que recogió algunos datos y testimoniales describiendo en algunas de sus  páginas parte de este poco conocido bordado que se realiza sin un dibujo previo que le sirva de guía, usando únicamente la imaginación; dando como resultado un bordado simétrico. En esta primera etapa del taller que hemos promovido a través de nuestro espacio cultural independiente cayo la responsabilidad en las manos de la maestra Mary Belia Blanco que junto a sus alumnas vimos cómo se enramaba lento y sigiloso “El bejuquito” diseño similar a la flora regional conocido con el mismo nombre y se denomina así porque donde inicia, no se para hasta terminar según lo largo del vuelo, antiguamente se hacia en negro o blanco, al igual que los contados, posteriormente surgió la innovación del color masón que es similar al color de la buganvilias en tono oscuro resaltando hojas y flores en vivos colores pero conservando el tamaño aproximado de un centímetro y las hojas de medio centímetro, su ubicación en líneas horizontales hace necesario repetir el motivo muchas veces para llenar una franja de punto de 20 centímetros de ancho por dos metros de largo; en la orilla se hace un delineado formando una onda (imitando la limitación de los encajes) guiándose por la cuadricula del punto (pieza de tela cuadriculada donde se borda), contando hacia arriba y hacia abajo para hacerlas simétricas, para después con mucho cuidado, cortar por líneas bordadas y rematar con la puntada de ojal (haciendo el ojaleado); a esta franja terminada se le denomina vuelo y fue el producto final que culmino en una exposición el pasado 19 de octubre por la tarde, en las instalaciones de la Casa Museo Ángel Albino Corzo en compañía de su presidente, el ingeniero Sergio Domínguez Ruiz, donde aproximadamente 15 alumnas egresaron del taller entre ellas: Virginia Granados, Margarita Dávila, Claudia Gómez, Olga Gómez, Natividad Pérez, Xóchitl Utrilla, Martha Pascacio, Guadalupe Farrera, Valeria Aguilar, Felicita Pérez, Blanca Santiago, Angélica Gutiérrez, Flor de María Castro, Liliana Cuesta, Helen Ralda, Samanta Acevedo, todas muy contentas, algunas inclusive lograron culminar la confección de una camisa. En el libro antes mencionado también hace referencia de otro estilo o forma en la misma técnica al pulso, pero esta llamada “Rosas” que es un bordado un poco más grande aproximadamente cuatro centímetros y que al igual que “el bejuquito” se inició en blanco y negro posteriormente se haría a colores.

EL BEJUQUITO ENTRE LAS MANOS DE MARY BELIA BLANCO

Las manos de la maestra Mary Belia Blanco quien actualmente radica en el barrio de San Pedro de esta ciudad nos enseñó los sábados de agosto a octubre la belleza de este bordado Chiapacorceño con la enseñanza a las alumnas que asistieron y fueron realizando “El bejuquito” pero para saber más sobre ella en una entrevista que nos proporcionó comentó que está enamorada de este bordado a pesar de la dificultad de sus inicios, desde que lo vio por primera vez en manos de la señora Gloria Rosales Molina, recuerda como doña Gloria pasaba la mayoría de su tiempo en el corredor bordando, hilando y con mucha paciencia fue surgiendo de entre las telas e hilos un maravilloso bordado que la dejaba cada vez más encantada, hasta que un día doña Gloria le dijo:

—¿Quieres aprender?, ven, siéntate y observa.  

Pero la sorpresa que se llevo es que fue mas autodidacta porque la enseñanza con ella era difícil, no fue como los aprendizajes actuales que la paciencia y la guía de las propias maestras del bordado es fundamental para llevar a cabo un taller. Su primer vuelo por curioso que parezca nos dice que lo empezó, pero jamás lo terminó debido a que sufrió un pequeño accidente, alguien lo corto sin que ella se diera cuenta con una sonrisa irónica nos dijo:

—¡Alguien seguramente me hizo una travesura!, pero aún lo conservo como un recuerdo.

Poco a poco fue aprendiendo a través de la observación y la contemplación la esencia de este bordado que conlleva mucha dedicación y tiempo invertido para perfeccionarlo desde la realización hasta la confección el tiempo es algo indefinido, la rapidez te lo da la propia experiencia según nos comentó.

En su primera participación en un concurso con este bordado hizo memoria y nos dijo que fue un vuelo porque es como antes se participaba ese año gano el tercer lugar, nada mal pero el próximo tomo revancha y gano el primero este fue con un vestido color verde que de manera nostálgica menciono que fue un regalo para su hija.

En esta entrevista le preguntamos si tiene algún ritual antes de iniciar a bordar y nos regaló algunos comentarios:

—En mi mente me imagino el bordado, plasmo la idea sobre una libreta que conservo y trato de hilar todas ellas sobre el tul, lo vivo con mucha pasión todos los días a veces en mis vacaciones que son pocas ¡déjeme decirle!, estoy pensando en el bordado, cuando algo te gusta no te permites descansar la mente siempre está trabajando; de manera cotidiana todas las mañanas me levanto muy temprano para avanzar con mis pendientes, solamente desayuno, y toda la atención se lo doy a mi bordado sin que nada, ni nadie me distraiga, porque con este bordado hay que poner atención y concentrase en los detalles eso es muy importante, debido a que es muy fácil equivocarse.

¿Cuál ha sido su opinión después de estos 3 meses como maestra del taller?

—Es la primera vez que doy un curso, me ha gustado porque se siente bien enseñar lo poco o mucho que uno sabe, quizás lo que a mi en su momento me costó aprender. Me encanto el ánimo de las alumnas y aunque algunas pensaron que era fácil, ahora quizás verán el valor de cada pieza realizada; otro motivo para dar el taller fue que noté que no se enseñaba de manera adecuada se va distorsionando con elementos que no son las puntadas tradicionales de este bordado y estos talleres contribuyen a conservar las puntadas correctas que a mí me enseñaron.

¿Qué piensa sobre las personas que están distorsionando esta y otras técnicas?

–Desde mi punto de vista, que esta muy mal y debería haber un comité o grupo regulador que ponga control sobre esto.

¿En manos de quien quedaría el legado de lo que usted aprendió en todos estos años?

—Mi hija Karla que afortunamente siguió mis pasos, ella viene enseñando a mis nietas y quizás ahora con las egresadas de este taller se puedan seguir respetando la originalidad ya que es una lucha incesante.

¿Qué mensaje tiene para las que quieran dedicarse a este bordado?

—Que no lo vean como una manualidad, que sigan aprendiendo y mejorando más, que todas las mujeres Chiapacorceñas defiendan lo tradicional, ¡Ese es el reto!

En mi labor de promotor cultural me encanta escuchar palabras que añado a mi vocabulario, la maestra Mary Belia me comento que junto a su hija han llamado de forma curiosa algunas puntadas adicionales que acompañan al “bejuquito” como ese el caso de la ¡Patita de pollo!, actualmente siguen bautizando algunas que no tienen un nombre y que en algún momento se los enseño doña Gloria, es algo que también disfrutan, aunque muchas veces solo quede entre madre e hija.

La maestra Mary Belia este año 2024 fue ganadora del primer lugar en la categoría de “bordado tradicional con la técnica al pulso” a nivel estatal otorgado por el gobierno del estado, otra de sus actividades y metas personales pendientes es realizar en sus ratos libres el bordado pero en la “técnica de la mantilla granadina” aprendida a través de la maestra de origen español Encarnita Berrio esto como rescate del mismo junto a otras y otros artesanos que también participaron en su momento, curiosamente esta técnica en Chiapa de Corzo se adoptó en la época colonial y se dio uso en los cultos religiosos, como dato curioso fray Matías de Córdova exclamaba su opinión sobre las mantillas en su famoso escrito “Utilidades de que todos los indios y ladinos se vistan y calcen a la española y medios de conseguirlo sin violencia, coacción, ni mandato” (1797).

A las mujeres por precisión les ha de chocar el precioso remiendo de las mantillas. Es necesario que hayan caído en la cuenta de que el paño puesto continuamente en la cabeza y pulmones, les precipita reumas en la garganta, causa de la deformidad que se va haciendo común, y de la fatuidad de sus hijos, y de aquellos niños a quienes dan de mamar. Las indias que o nada traen en la cabeza, o cuando más se ponen una toca de bretaña, están libres de este gravísimo defecto, y hacen ver a las mulatas lo pernicioso de sus mantellinas.

Sin duda la maestra Mary Belia nació sujeta al hilo, con la gracia de buscar colores entre sus sueños, pensado, hilando y bordando en su propio silencio, mujer de pocas palabras que nos la necesita, su bordado es su voz y su corazón late al pulso de sus puntadas.

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