RODULFO REYES
Si en el país no se le ve futuro a los contrapesos al régimen de Andrés Manuel López Obrador, en Tabasco de plano se trata de un expediente muerto. En el Edén hay factores adicionales para darle nuevos bríos al flamante partido hegemónico:
Buena parte de los activos del PRI se encuentran en Morena, y en el PRD sus bases, que eran lo mejor de él, el 1 de julio reiteraron que participaban en el sol azteca por lealtad a quien los convocó en 1988 a dar la lucha contra el sistema priísta.
En el Revolucionario Institucional no hay ni pies ni cabeza: si en el sexenio pasado no pudo reponerse aun teniendo presidente de la república priísta, menos ahora que en Palacio Nacional se encuentra el dirigente máximo de la izquierda.
No se puede pensar en el PRI estatal como equilibrio si sus cuadros medios buscan a toda costa un lugar en el equipo de López Obrador o, aunque sea, en el del gobernador Adán Augusto López Hernández.
Los priístas están leyendo que su partido ya no tiene mañana y están buscando la manera de caer en blandito en el morenismo.
Este apostolado se vio fortalecido con la reciente declaración del presidente estatal de Morena, César Burelo Burelo, quien hace unos días encendió la hoguera de la política choca al asegurar que no se descarta que en las próximas elecciones haya una alianza entre el movimiento de López Obrador y el tricolor.
Burelo explicó que por principios partidistas Morena está más cerca del PRI que del PAN.
Pedro Gutiérrez, el presidente formal del tricolor, salió con un iracundo discurso a cerrarle la puerta a toda posibilidad de acuerdos con los ganadores del 1 de julio.
Nadie de sus correligionarios, por supuesto, le hizo caso a Gutiérrez, que se ha quedado como un viejo peleador arriba del ring que por más golpes que tira, las piernas no le responden y se cae solo.
Pero si los priístas están abandonando al otoñal instituto, en el PRD están peor: no solo se quedaron sin gobierno, sino que también adolecen de figuras capaces de hacerlo resurgir.
A pesar de que en las elecciones del 1 de julio logró casi 100 mil votos más que el PRI, lo que es un logro inaudito por el desprestigio del entonces mandatario perredista Arturo Núñez Jiménez, el ex alcalde Gerardo Gaudiano Rovirosa se salió de la arena política, abandonando a sus seguidores de los municipios.
Con el estigma de no cumplir acuerdos, se ve difícil que el nieto de don Leandro Rovirosa Wade pueda emerger como el líder opositor que requiere el Edén para llenar el hueco opositor.
Puede asegurarse desde ahora que entre las figuras de la oposición que habrán de surgir conforme vaya creciendo el desgaste del régimen actual, no estará el ex candidato del PRD, instituto que, en conjunto, se está integrando de manera paulatina a Morena, que se está quedando con todo el espectro de la izquierda.
Para tener una idea de la imagen del sol azteca: Movimiento Ciudadano está armando una estrategia que consiste en sumar a su causa a figuras perredistas que hagan crecer al feudo de Dante Delgado Ranauro en la tierra de AMLO.
Vaya, en organizaciones de poca monta están viendo la oportunidad de crecimiento en tierras tabasqueñas como opción opositora, habida cuenta del deterioro perredista.
Pero dar la pelea a Adán Augusto será una tarea compleja: el gobernador cuenta con el apoyo del presidente López Obrador, ha sumado a su fuente a destacados cuadros priístas, y el repudio al sol azteca por la desastrosa gestión de Núñez permanecerá por lo menos hasta las próximas elecciones.
Dicho de otra manera: nada ni nadie le quita el sueño al mandatario de Tabasco.
