* Este tipo de contrabando representa cerca del 30 por ciento del mercado nacional de combustibles y afecta a toda la cadena legal de distribución.
El contrabando técnico de gasolinas y diésel en México ha generado un boquete fiscal estimado en 177 mil millones de pesos anuales, equivalente a más de 9 mil millones de dólares, según cálculos de la consultora Petro Intelligence. Esta modalidad de huachicol, conocida como huachicol fiscal, consiste en la importación de combustibles con documentos falsos o bajo fracciones arancelarias distintas para evadir el pago del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
El 19 de marzo pasado, un buque cisterna con bandera de Singapur fue asegurado en el puerto de Tampico con más de 10 millones de litros de diésel de contrabando. El cargamento, que ingresó desde Texas, fue declarado como aditivos para aceites lubricantes, una fracción exenta de IEPS. Las autoridades mexicanas calificaron este decomiso como un golpe significativo contra el contrabando de combustibles, aunque admiten que este delito persiste y se ha sofisticado.
Este tipo de contrabando representa cerca del 30 por ciento del mercado nacional de combustibles y afecta a toda la cadena legal de distribución, desde Pemex hasta gasolineras autorizadas. Alejandro Montufar, director de Petro Intelligence, advierte que solo el 5 por ciento de las importaciones son revisadas físicamente en las aduanas y que muchas de estas no cuentan con tecnología para realizar análisis químicos.
Además del impacto económico, el huachicol fiscal se ha convertido en un nuevo frente de operación para el crimen organizado. La DEA y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos han vinculado a grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Sinaloa y la Familia Michoacana con redes de contrabando de gasolinas a través de la frontera, como parte de un esquema más amplio de lavado de dinero mediante el comercio.
Pese a los esfuerzos por reducir las importaciones y aumentar la producción interna de combustibles, México sigue dependiendo del extranjero para abastecer su mercado. En mayo, la producción nacional fue de 306 mil barriles diarios, frente a una demanda de 762 mil. Esta diferencia se cubre con importaciones, que en muchos casos terminan alimentando el mercado ilegal.
Expertos como Fluvio Ruiz, exconsejero de Pemex, señalan que el incentivo para el contrabando radica en la diferencia de precios generada por el IEPS. Ruiz sugiere modificar el punto de integración del impuesto y reforzar la supervisión en aduanas para frenar esta práctica. Mientras tanto, las pérdidas fiscales continúan y el contrabando de combustibles se mantiene como una de las principales amenazas para el sistema energético mexicano.