Juan Carlos Cal y Mayor
Contrario a lo que muchos pensábamos o, más bien, deseábamos, eso de que la presidenta Claudia Sheinbaum iniciara con el pie derecho, inaugurando un nuevo estilo de gobernar, alejado de la polarización y en busca de unidad y entendimiento por el bien del país, está resultando todo lo contrario, y eso que el horno no está para bollos. No cabe duda de que las fuerzas políticas del país y los opositores al régimen habrían accedido a un diálogo constructivo con la nueva presidenta para sumar esfuerzos y sacar adelante al país. Es más lo que se gana que lo que se pierde, pero no. Hay personas empecinadas en mantener esa dinámica de confrontación porque creen que ganan con ella. Se trata de consumar venganzas, saciar resentimientos y crear una coraza para que nada arrebate los privilegios de la nueva clase política.
Bienvenida
Claudia no recibe al país en las mejores condiciones que hubiera deseado. Existe un enorme déficit en las finanzas públicas, por lo que tuvo que comenzar su gobierno con una deuda de 18 mil millones de dólares, unos 324 mil millones de pesos. El crimen organizado está desatado. En menos de tres semanas, se ha desencadenado una serie de asesinatos e, incluso, atentados de corte terrorista, como los coches bomba en Acámbaro y Jerécuaro, Guanajuato; el joven alcalde decapitado en Chilpancingo, Guerrero; y la ejecución del párroco Marcelo Pérez en San Cristóbal de las Casas. En Culiacán, Sinaloa, la guerra entre cárteles continúa y ya lleva semanas. Más de 1,300 personas han sido víctimas de homicidio doloso en los días que lleva el nuevo gobierno, de acuerdo con cifras reportadas en el Informe de Seguridad de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Pleitos heredados
En vez de subsanar la problemática política exterior que le heredó su predecesor, quien nos confrontó innecesariamente con varios países como Ecuador, Bolivia, Perú, Argentina y España, Claudia cometió la descortesía diplomática de no invitar a Felipe VI, jefe de Estado español, alegando que había dejado una carta sin contestar desde hace cinco años debido a una solicitud de disculpa, bastante discutible, que el presidente Obrador hizo a España por mero capricho. No tuvo empacho, eso sí, en invitar a Nicolás Maduro, quien no acudió, pero que ostenta el poder tras elecciones en Venezuela sin el beneplácito de otros mandatarios de izquierda como Lula (Brasil) o Boric (Chile) y buena parte de la comunidad internacional.
El PRIAN
Claudia sigue hablando del PRIAN y de los gobiernos neoliberales como si aún quedara rastro de ellos, más ahora que Morena se ha convertido en el refugio de muchos prianistas y que la oposición es un pequeño reducto incapaz de hacerse oír en defensa del país. Repite el argumento de que Claudio X -a quien ha apodado “el junior”- es el gran orquestador de la oposición, provocando una discusión estéril que en nada le sirve al país. A menos que sea un buen distractor que quieren seguir utilizando, en realidad hay asuntos más serios que requieren la atención de la presidenta.
El T-MEC en riesgo
Suscribir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte requirió reformas institucionales y legales en México para considerarnos socios confiables en un acuerdo que ha generado enormes beneficios. Sin este tratado, nuestra economía se vería gravemente afectada. El gobierno de México adoptó medidas para garantizar el cumplimiento de los acuerdos, pero en caso de que Trump gane, la amenaza arancelaria podría concretarse, poniendo en riesgo las exportaciones e importaciones que representan más del 80% de nuestro comercio, incluso superando a China. La renegociación del T-MEC será difícil bajo las condiciones actuales. Más aún, con la intención de implementar un jurado popular en el poder judicial y la supremacía presidencial por encima de la constitucional, lo cual perjudicaría los derechos ciudadanos.
Caquistocracia
La retórica de que “el pueblo los ha mandatado” sirve de pretexto para hacer lo que deseen con la Constitución y desacatar abiertamente los mandatos de la Corte. Se trata de un paso hacia la dictadura en manos de una secta que obedece los lineamientos de López Obrador. No hay argumento legal ni racional que los detenga. Permiten que la oposición hable como un mero trámite, solo para luego avanzar en el reparto de cargos a través de catafixias y fast track, repartiendo curules y puestos de jueces. Es la caquistocracia en su apogeo.
Si gana Trump
No será la oposición quien pueda frenar estos abusos. Las elecciones de Estados Unidos probablemente definirán el futuro de México. Si gana Trump, irá contra México para frenar a los grupos criminales que han inundado a su país con fentanilo. Deportará migrantes en gran número y exigirá que México deje de facilitar la inmigración ilegal, alimentada por el “efecto llamada” que ha provocado la ambigüedad en nuestro trato a los migrantes. Esto también es parte del negocio de la delincuencia organizada, que se ha adueñado de varios países en América Latina, ya sea por complicidad o incapacidad de sus gobiernos.
Ojalá
La renegociación del tratado en 2025 estará llena de obstáculos. Hay muchas razones para cuestionar a México por políticas que desfavorecen la libre competencia. No seguirán tolerando que seamos alcahuetes de los regímenes autoritarios y dictatoriales de izquierda que van en contra de sus intereses. Kamala Harris tampoco sería una alternativa favorable para México en caso de ganar. La relación ya está en tensión, especialmente con el embajador Ken Salazar, a quien Claudia ha expresado que no tiene intenciones de dialogar, a diferencia de AMLO. Ojalá no se cumpla el pronóstico de que Claudia resulte más radical que López Obrador.