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Complot contra Muñoz Ledo / A Estribor

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Juan Carlos Cal y Mayor

El sedicente presidente acaba de regañar a los líderes de Morena: “No están a la altura del pueblo” les dijo, por su incapacidad para dirimir su proceso de renovación en la dirigencia nacional. No quiere meterse en esa disyuntiva. Así lo ha hecho desde que dirigía ese partido para evitar tomar decisiones que quebrantarían la lealtad a su inmaculada figura.

Por eso se eligieron candidatos en la elección del 2018 casi al azar, cuando no de relleno, aprovechando el clímax de su popularidad que llevó al triunfo a muchos que ni remotamente podrían ganar una elección por si solos. Les pidió a sus seguidores votar por el famoso 6 de 6 y no dudaron en hacerlo cuando en muchos casos ni siquiera conocían a varios de los nombres que aparecían en la boleta.

Las consecuencias están a la vista. Muchos de los actuales alcaldes no están “a la altura” de las circunstancias y están quedando a deber buenos resultados dada su falta de experiencia administrativa, sensibilidad y capacidad política. Por si había que abonar a los magros resultados, los dejó sin recursos públicos adicionales cuando decidió acabar con los “moches” en la cámara de diputados y acaparar todo el presupuesto. Antes los alcaldes y diputados, cabildeaban en el congreso para etiquetar recursos en obras y proyectos que los ingresos municipales jamás alcanzarían a cubrir. Con trabajos permiten solventar las engrosadas nóminas, los pasivos, los laudos laborales o las deudas a la CFE.

Lo mismo sucede en el congreso. Muchos candidatos se decidieron mediante una tómbola, práctica a la que ya venía recurriendo López Obrador. No es novedoso ese mecanismo. En la antigua Venecia, cuando era una ciudad estado se utilizaba la práctica de Ballotage que era un sorteo para elegir entre los más notables a quienes gobernaran. Solo que en este caso el “pueblo” no admite ese tipo de distinciones “clasistas”. Por eso vemos a cada espécimen haciendo barbaridad y media en el congreso.

López Obrador utilizó la dirigencia por varios años para poder hacer campaña en calidad de dirigente por la alta exposición mediática que eso le representaba. Al dejar el cargo Yeidckol Polevnsky asumió la dirigencia. Al acercarse el plazo estatutario para su renovación dejó el cargo para candidatearse. Allí empezaron los conflictos para Morena porque muchas de sus asambleas terminaron en violencia. Vinieron con ello una lluvia de impugnaciones al grado que el TRIFE terminó resolviendo que se recurriera a encuestas organizadas por el INE. De ahí saltaron a la palestra un sinfín de aspirantes, 51 para dirigencia y 54 para la secretaria general. Desde completos desconocidos y sin mayor mérito, quizás para ir por la repepena, hasta figuras que apostaron a su exposición mediática como el diputado Mario Delgado y sorpresivamente el viejo veterano de la política, Porfirio Muñoz Ledo.

Para sorpresa de todos, quedaron fuera en la primera ronda de encuestas varios que ya se hacían con posibilidades reales. Ni chance de patalear. Surgieron en ese transito una guerra de encuestas, pero ninguna con valor ante el INE que finalmente dio a conocer la suya. Hubo fuego cruzado y acusaciones de uso y despliegue de recursos de Mario Delgado que ya se apuntaba para ser el nuevo líder.

Sin recorrer el país, dada su avanzada edad, a Muñoz Ledo le bastaron unas cuantas declaraciones y entrevistas para salir por mucho encabezando las encuestas. 41% contra un 27% de Mario Delgado como segundo competidor según la primera encuesta del INE. En mi opinión ahí empezó a cocinarse la manera de evitar que llegue Muñoz Ledo. Aunque no lo diga López Obrador, no es precisamente de su agrado porque se conduciría con una distancia nada obsequiosa con un presidente que está acostumbrado a que nadie lo contradiga.

Ahora se analiza un nuevo proyecto del TRIFE por “inconsistencias, errores y omisiones que violan el principio de certeza” y que dejaría sin efectos la encuesta del INE permitiendo que el actual dirigente Alfonso Ramírez Cuellar se prolongue hasta las elecciones del 21. Hay por ello un presunto malestar manifiesto de las bases en Morena, pero sospecho que se trata de pirotecnia política para chamaquear a Muñoz Ledo. El amarre ya está hecho y ordenado. Vaya lio que se viene… hagan sus apuestas.

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