Home Columnas Cínicos o tarugos / La Feria

Cínicos o tarugos / La Feria

0
0

Sr. López

 

Tía Lila (Camelia, cómo llegó a Lila es un misterio), era del lado materno toluqueño y cosa rara en esa rama, era una bomba de neutrones de guapa, de taquicardia con hipo. Casada con un señor Lucio de nombre, tenía tres hijas y vivían por arriba de bien, aunque al tío no se le conocía oficio. Llamaba la atención a este menda que a la tía se le viera raramente y no fuera invitada a ningún evento familiar -ni por lo guapota-, y que cuando salía su nombre a colación, se hacía un súbito silencio. Sabiendo que la abuela Virgen (la de los siete embarazos), era la menos avispada, a ella le preguntó y recibió una respuesta críptica: -En esa casa son unos cínicos… no los trates –para esos casos estaba Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, siempre bien informado, quien explicó que la tía mantenía la casa, sus hijas y a su marido, gracias a sus habilidades atléticas (especialidad en gimnasia rítmica en pareja), como querida de un político muy importante al que el tío Lucio le decía compadre y sus hijas, tío. Chin…

 

“Lo peor que le puede ocurrir a México es convertirse en un país de cínicos” (José López Portillo, 1 de septiembre de 1978). Bueno, a riesgo de ofender a algún patriótico tenochca simplex, compañero de peladaje de este tecleador, tal vez resulte ser que somos eso, un país de cínicos. No se enoje, usted, no.

 

Cínico entendido no como lo sostenido por la doctrina de la escuela cínica iniciada en Grecia cuatro siglos antes de Cristo, por Antístenes y Diógenes de Sinope, que criticaba ácidamente los males de la sociedad y practicaban la vida frugal. No, cínico como usamos ahora el término: descaro, impudicia, desvergüenza, abierta obscenidad al practicar, aceptar o defender actos vituperables, despreciando leyes, ética y costumbres. Cínico, al que todo vale igual.        

 

O somos cínicos o somos tontos, usted escoja. Cínicos porque a nadie se nos mueve el copete ante ningún desfiguro de autoridades o gobernantes, conformándonos con echar pestes contra la corrupción pero apresurándonos a aceptar hacernos compadres de cualquier político, así su fortuna provenga de saquear al erario o explotar mensos. Sí, eso es cinismo.

 

Cínicos, porque solo así, hibernando en el límite máximo de permisibilidad, no pasa nada con el encadenamiento de escándalos que no provoca ninguna reacción social, porque así sea flaca la memoria, parece como demasiada indiferencia ante el inagotable desfile esperpéntico de barbaridades que contemplamos a pie firme y sin agruras en el alma. Haga un repaso somero de crímenes, desatinos y mamarrachadas que llegan a nuestros oídos, sin robarle el sueño a los que detentan el poder. Una muestra breve, sin rascarle a nuestra historia:

 

Las masacres de Aguas Blancas, San Fernando y Acteal (entre otras); el Fobaproa (que seguimos pagando y del que no ha habido ni la más tenue revisión de ninguno de los gobiernos siguientes: Fox, Calderón, Peña Nieto, AMLO; a sabiendas de que en la panza de ese monstruo anidan unos fraudes descarados); el Pemexgate (que debió fracturar sin remedio al PRI… y ya ve); el desastre minero en Pasta de Conchos (que no costó una noche de desvelo a don Larrea, total, 65 mineros sepultados vivos); el caso del desafuero de AMLO (que si fue una maniobra política, a don Fox le salió barato; y si no, si sí era correcto juzgarlo por desacato a un Juez, ahí debió terminar la carrera política de quien ahora es Presidente de la república); la desaparición de los 43 normalistas en Iguala (sin consecuencias para el partido y los políticos que postularon o apoyaron a ese alcalde, empezando por el PRD y llegando hasta nuestro Presidente en funciones); los video escándalos del Bejarano, el Señor de las Ligas, entonces perredista Presidente de la Asamblea Legislativa, y de las visitas a las Vegas de don Ponce, entonces secretario de Finanzas de AMLO como Jefe de Gobierno del DF (en cualquier país sensato hubieran sepultado la más remota aspiración política de ese alcalde, hoy Presidente de la república)… y tantos casos más que salpican a tantos: el rutilante caso de la Casa Blanca de la esposa de Peña Nieto (que ni se vendió); el video del ex Niño Verde, Jorge Emilio González, aparentemente negociando un soborno de 2 millones de dólares en Cancún… y más, hasta el hartazgo.

 

¿Qué ha pasado con esos pestilentes asuntos?: nada. Sí, claro, con la Estafa Maestra sí, lo que en esta tierra de impunidad 100% proof, hiede a venganza política contra doña Robles (a) La Alzada (ya no).

 

Y ahora, con lo del Genaro García Luna, los medios de comunicación se llenan con la bonita nota morbosa, sin que nadie mencione que Televisa transmitió la puesta en escena de una falsa detención de secuestradores y liberación de secuestrados; sin recapacitar en que don García pagó con dinero del erario, 118 millones a Televisa para hacer la serie “El Equipo”, exaltando los esfuerzos de la AFI a su cargo; sin que se acuerde nadie que el hoy preso en EUA, tuvo al menos cuatro denuncias penales que se empolvaron en los archiveros de la entonces PGR.

 

No era secreto la calidad de la melcocha marca García Luna: En 2010, Anabel Hernández, en su libroLos Señores del Narco’, lo señaló como colaborar del Chapo y acusó abiertamente que el caballero García la amenazó de muerte. Desde 2012, el afamado narco ‘Barbie’, Édgar Valdez Villarreal, declaró que lo sobornaba. Y la revista Forbes en 2103 lo puso en su lista de los 10 hombres más corruptos de México. Nada pasó. Nuestras autoridades, en la hamaca.

 

No hubo en su momento y oportunamente ninguna reacción de los expresidentes Fox, Calderón ni Peña Nieto. Nadie hizo por aclarar detenciones ilegales, acusaciones falsas, ni denuncias; tampoco el actual gobierno federal que no alcanzó a llegar a su expediente a lo largo de todo un año.

 

Y… no hay una reacción popular de repudio y rabia, no habrá consecuencias para la estructura del poder político ni por un asunto que llega a la antesala presidencial. Lo dicho, somos cínicos o tarugos.

LEAVE YOUR COMMENT

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *