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Cienfuegos, mil incendios / A Estribor

Cienfuegos, mil incendios / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

En su vorágine revanchista, el presidente y sus huestes, así como la turba que todo lo aplaude, se apresuraron al linchamiento mediático del General Salvador Cienfuegos luego de su detención por parte de la DEA en los Estados Unidos. Lo que debiera considerarse, de entrada, una afrenta al estado mexicano, se quizo enmarcar en el combate a la corrupción de la 4t como si se tratara de un operativo coordinado por el gobierno mexicano en colaboración con las autoridades norteamericanas.

UN GENERAL DE CUATRO ESTRELLAS
Partiendo de la presunción de inocencia, un general de cuatro estrellas, un soldado de la patria, no merece ese trato por parte de un país con el que tenemos, se supone, una relación de buena vecindad. Ya parece que México o cualquier otro país se atrevería a detener y acusar a un exministro de la defensa de los Estados Unidos sin generar un conflicto de mayores proporciones. Nos han dado trato de republica bananera. Juzgar a un militar del más alto rango de cualquier país es un asunto de estado, un tema que podría poner en riesgo su soberanía.

DAÑO A LAS INSTITUCIONES
Ahora que la Santa Inquisición obradorista expone a presuntos culpables ante la plaza pública para que clame por castigarlos se ha erigido en jurado popular porque así los ha acicateado el lenguaraz de palacio. La justicia no se consulta, ni aquí ni en ningún país del mundo que se precie de tener un estado de derecho. Esa es la narrativa que se ha encriptado en los vocingleros que fomentan y lucran con el odio, el resentimiento y la venganza. Le están inflingiendo un daño terrible a las instituciones de nuestro país comenzando con la propia investidura presidencial.

JUICIO JUSTO
El activista, radical de izquierda y oriundo de los Estados Unidos, John Ackerman, se apresuró a decir que el presidente sabía con 15 días de anticipación lo que iba a suceder. Una afirmación delicada proviniendo de alguien tan cercano a los círculos del poder. Después de casi celebrar la aprehensión del General, el presidente borró con el codo lo que había escrito con la mano y pidió no juzgar al ejército por el comportamiento de uno de sus integrantes. Se quedó corto, el gobierno mexicano debió asistir legalmente al general y exigir un juicio justo. Ebrard, con otra cultura informó que la SRE habría ofrecido la protección consular.

EU NOS TIENE EN SUS MANOS
Ahora las autoridades de los Estados Unidos tienen literalmente secuestrado a un alto mando poseedor de secretos de estado exponiendo la soberanía nacional. Recuérdese cuando Ebrard pidió extraditar al asesino racista de El Paso Texas quien acribilló a 22 personas algunas de origen mexicano. Bajo está lógica el gobierno mexicano debiera ser quien juzgue al General solicitando su extradición y conforme además al fuero militar, juzgarlo con nuestras leyes e instituciones.

EL OPERATIVO FALLIDO
Apenas hace un año, el ejército realizó un operativo para aprehender con una orden extradición, al hijo del Chapo en Culiacán, Sinaloa. En esa ocasión quedó en evidencia la falta de coordinación con Alfonso Durazo como “jefe” de la Guardia Nacional, poniendo en ridículo a las fuerzas armadas que lo capturaron. Peor aún fue la afirmación del presidente al reconocer que ordenó la liberación de “El Chapito” hincando a nuestras fuerzas de seguridad ante las amenazas del narco.

“NO ESTUDIAMOS PARA PERSEGUIR DELINCUENTES”
La detención de Cienfuegos más allá de erosionar al sexenio de Enrique Peña Nieto, significa un torpedo en la línea de flotación del Ejército mexicano. En vano fueron los llamados del General Cienfuegos al Congreso en 2016 para no comprometer al ejército. “No estudiamos para perseguir delincuentes” afirmaría, quizás convencido de que podría corroer las entrañas de esa institución. Si alguien conoce el mapa de la delincuencia y la operación de los cárteles, es el ejército. Es altamente probable que sepan incluso la ubicación exacta de domicilios y refugios de los capos. Solo que el ejército no se manda solo. Ni con Peña Nieto ni ahora.

MIL INCENDIOS
Por eso la detención de Cienfuegos se puede convertir en mil incendios. Un militar tan respetado por sus soldados y todos los que fueron sus subordinados, puesto contra la pared y expuesto al patíbulo, puede desatar los demonios por salvaguardar su honor. Es una pena por eso, que se le juzgue en otro país y que en México no se haga nada para evitar ese innecesario escarnio que puede poner en riesgo la lealtad de la institución más respetada en nuestro país.

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