*La propuesta de revisar su contenido, tiene varias ventajas.
Marco Antonio Besares Escobar
El análisis y posible modificación del escudo de Chiapas es un tema que invita a reflexionar sobre la representación histórica y cultural de nuestra identidad. El escudo actual, cuya base proviene del otorgado en 1535 por Carlos I de España, ha sido adaptado con elementos locales en 1950, pero conserva una fuerte carga simbólica ligada a la visión de los vencedores de procesos históricos pasados. Este símbolo no solo refleja una época específica, sino también las complejidades sociales y culturales que han moldeado al estado.
Es importante considerar que la revisión de un emblema como este no debe ser vista como una amenaza, sino como una oportunidad para integrar la evolución histórica y las múltiples identidades que conforman Chiapas hoy. Diego Rivera, por ejemplo, ofreció una interpretación artística del escudo en 1922, lo que demuestra que este símbolo puede ser reinterpretado desde distintas perspectivas.
El debate sobre su contenido y posible modificación es legítimo y enriquecedor. Más allá de ser un distractor, es una oportunidad para profundizar en nuestra historia y cuestionar qué mensaje queremos proyectar como sociedad. La identidad no es estática, y el escudo puede evolucionar para representar mejor la diversidad y riqueza cultural de Chiapas en el siglo XXI.
