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Chiapas: ¿Cuáles son las prioridades? / A Estribor

Chiapas: ¿Cuáles son las prioridades? / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Si en algo coincidimos todos los chiapanecos es que el bien más preciado en estos momentos es la seguridad. En ello se finca la enorme esperanza que ha generado el arribo al gobierno de Eduardo Ramírez. Un eje central de su oferta política ha sido precisamente lograr la paz. Los históricos conflictos sociales se han quedado chiquitos a lado del clima de terror que ha impuesto la delincuencia organizada. No es entonces de paz de lo que debemos hablar sino del estado de derecho. De un estado que garantice -como es su deber- el libre tránsito, las actividades económicas, la seguridad de las personas para no ser secuestradas, asaltadas, robadas, amenazadas o asesinadas.

EL IMPERIO DE LA LEY Y EL MONOPOLIO DE LA FUERZA

Si hay una obligación primaria del estado (hablando de los órganos constitucionales de gobierno) y a la que no puede abdicar, es precisamente esa. En palabras de Max Weber, corresponde al estado el monopolio de la violencia legítima. Es así porque nadie -que no sea el estado- puede hacerse justicia, sería la anarquía. Hay entonces que reconocer, aunque no se pueda decir abiertamente para no herir susceptibilidades, que la política de los abrazos y no balazos ha sido un fracaso. Que atender las causas, como ha pretendido el aún presidente, no ha sido una solución. Los jóvenes ahora aspiran también a vivir de los lujos que prodiga ser parte de la delincuencia organizada.

QUE NOS DEJEN VIVIR EN PAZ

Lo que se necesita de pronto es poner en orden a los carteles de la droga que se disputan encarnizadamente el territorio chiapaneco. En ausencia de un estado que de verdad los persiga y castigue; que no se metan con la sociedad civil, que no generen ingobernabilidad, que se dediquen a lo suyo y nos dejen vivir en paz. Y es que es un secreto a voces que el trasiego de drogas ha sido desde siempre -desde gobiernos atrás y más ahora- tolerado. No imaginamos cómo sería y quién lo podría hacer, pero es un hecho que, por tratarse de delitos del fuero federal, la tarea no puede hacerse sin la concurrencia de las distintas autoridades. No es fácil, la verdad, pero esa será la primera prueba de fuego del nuevo gobierno. ¿Logrará Eduardo pacificar el estado?

EL GABINETE

Por lo pronto el nombre del juego se llama El Gabinete. La expectativa y las especulaciones están a la orden del día. El poder como se ejerce en muchos estados y Chiapas está lejos de ser la excepción, es el núcleo que irradia los privilegios, reparte las canonjías, las chambas, la riqueza. Define el ejercicio del poder en las regiones y los municipios donde se fincan arraigados caciquismos que a cambio controlan a los votantes siempre útiles para legitimar las elecciones. Un simulacro que valida el ejercicio de gobierno y resulta malamente necesario.

COMPROMISOS

Nombres van y nombres vienen, pero lo cierto es que Eduardo tiene de sobra compromisos con quienes se la jugaron desde antes con él. No habrá medias tintas, ni cuotas, porque no hubo pactos. No con los que ahora resultaron más eduardistas que nadie. No parece alcanzar para consideraciones que privilegien la pluralidad y la experiencia como lo ha esbozado. Así es como paga la política en está ruleta en que cada periodo gubernamental parte y reparte los cargos que luego se ejercen de forma omnímoda. Todos buscan a los posibles palomeados, a los ganones, se acuclillan ante ellos buscando cobijo. Aspiran por lo menos a una chambita y muchos más ilusos a una chambota. Al final lo que caiga es bueno.

¿QUIÉN POR CHIAPAS?

Nadie escapa a la influencia del gobierno. Ni siquiera los empresarios cuyos intereses se cobijan desde siempre en torno a los favores que el poder prodiga, monopoliza y luego reparte. También están los gremios: el magisterio, los transportistas, los caciques del comercio informal, las cámaras, colegios y organizaciones civiles cuyas dirigencias trafican siempre su respaldo a cambio de favores y contratos. Burgueses y plebeyos, todos quemando incienso al poder en turno. Pocos o casi nadie está pensando en que le vaya bien a todo el conjunto que es Chiapas. ¿Quién por salvarnos del ecocidio o de la rapiña? ¿Quién por el desarrollo económico y por ende el social que mejore nuestras condiciones de vida? ¿Quién por hacer de Chiapas un estado próspero que evite el éxodo de nuestros hijos en busca de mejores oportunidades?

DIALOGO

Por ello se convocó a los llamados foros, el gran diálogo que generó propuestas de toda índole. Por ello se supone que se está integrando una plan de gobierno que priorice inteligentemente el gasto para no dilapidarlo en ocurrencias sin resultados tangibles como ha venido sucediendo en torno a la frivolidad de nuestros gobernantes. ¿Podemos esperar algo diferente? Se supone que sí. Que Eduardo quiere hacer historia, trascender, ser diferente o por qué no, mejor. ¿De verdad lo logrará? Hay que dar tiempo al tiempo. No queda más que creer y confiar en que así será.

PRIORIDADES

Hay de verdad prioridades. El gasto público no puede ejercerse para pensar y ejecutar obras con la sola idea de meterles el diente. A ello se dedican la mayoría de los munícipes. Salvo Tuxtla, las demás ciudades importantes crecen anárquicamente en medio del desorden. Debe evaluarse entonces el costo beneficio, eficientar la inversión pública, incentivar y generar condiciones favorables para la inversión privada. No es posible que una ciudad como San Cristóbal de las Casas a punto de cumplir 500 años, no tenga un relleno sanitario. Que sus ríos sean cloacas a cielo abierto, que no haya agua potable suficiente y proliferen las enfermedades gastrointestinales, que no se tenga un centro de convenciones digno para albergar grandes eventos con toda la oferta turística que Chiapas ofrece.

PREGUNTAS SIN RESPUESTA

Lo mismo pasa con Palenque incluso Comitán. Ya quisieran en otros estados tener lo que Chiapas ofrece. No es posible que tengamos un aeropuerto internacional en Palenque que desde su inauguración no ha tenido un solo vuelo internacional. ¿Para qué entonces el tren Maya? ¿Qué se ha anunciado al respecto? Ciudades con una oferta de servicios que han crecido gracias a la inversión privada -la mano invisible- solo que sin planeación. 500 hectáreas desperdiciadas en torno a Puerto Chiapas que tampoco sirven para mayor cosa. ¿Cómo nos insertaremos en los beneficios que conlleva la ruta del tren transístmico? ¿Cómo generar industria y darles valor agregado a nuestros productos? ¿Quién está hablando de eso? Si acaso unos cuantos empresarios que todavía quieren y pueden invertir en Chiapas. ¿Cómo brindarles seguridad, incentivos, para que no se vayan a otros estados? Son tantas las preguntas y pocas las respuestas.

Por lo pronto hay que entretenernos con eso de la chiapanequidad. Presumir lo que valemos con nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestra gastronomía, nuestras ciudades coloniales, nuestros sitios arqueológicos o nuestras maravillas naturales, en una palabra, nuestra identidad. El amor propio que no sabe por ahora a donde apuntar en busca de destinatarios…

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