* La situación escaló después de que, en agosto de 2024, varios habitantes se negaron a participar en bloqueos organizados para evitar la entrada del Ejército.
Redacción / Alfaro Noticias
En la región cafetalera de la Sierra Madre, al menos tres fincas productoras de café han quedado bajo el control de uno de los cárteles del crimen organizado de la región. Este grupo criminal ha comenzado a obligar a los pobladores de la zona a trabajar en la cosecha del grano, utilizando la amenaza de violencia para forzarlos a colaborar. La situación escaló después de que, en agosto de 2024, varios habitantes se negaron a participar en bloqueos organizados para evitar la entrada del Ejército en medio de los enfrentamientos entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Desde que los narcotraficantes tomaron el control de las fincas, los campesinos se han visto forzados a cosechar el café a cambio de no ser asesinados o despojados de sus propiedades. Las amenazas han aumentado, con los miembros de los grupos armados advirtiendo que aquellos que no se presenten a trabajar serán castigados.
En octubre de 2024, varios trabajadores y dueños de fincas fueron secuestrados como medida de presión para obligar a la población a colaborar con el Cártel. Uno de los casos más llamativos fue el de Hiclear Tomás Calderón, un hombre de 37 años, que actualmente está desaparecido tras ser levantado por los miembros de la facción criminal. Los secuestros y las desapariciones se han convertido en una táctica recurrente para imponer el control sobre las fincas cafetaleras.
Los caficultores destacaron que no solo enfrentan la explotación laboral. El Cártel también ha comenzado a imponer restricciones económicas, prohibiendo actividades como la apertura de negocios o el acceso a concesiones de transporte a quienes no colaboren. Los habitantes de la zona también han denunciado que han bloqueado el ingreso de jornaleros extranjeros, principalmente guatemaltecos, lo que ha obligado a los ejidatarios a negociar directamente con los criminales para poder contar con mano de obra para la cosecha.
El control del Cártel sobre la producción de café en la región ha afectado los precios del grano, que en los últimos meses han aumentado de manera considerable, alcanzando más de 100 pesos por kilogramo, el doble del precio que se pagaba el año pasado. Este aumento está directamente vinculado con la intervención del crimen organizado en la cadena productiva, lo que ha permitido que los narcotraficantes obtengan grandes ganancias a costa del trabajo forzado de los campesinos. Con información de Milenio.