Cártel de Sinaloa controla paso de la Frontera Sur; exigen entre 800 y 2 mil pesos por cruzar
* En Talismán, Tuxtla Chico, ciudadanos y comerciantes han denunciado que se ha establecido un punto de control a solo metros de la Guardia Nacional, cobrando por cruzar hacia Guatemala.
Redacción / Alfaro Noticias
En la frontera sur de México, en el municipio de Tuxtla Chico, el Cártel de Sinaloa ha establecido un control a tan solo 50 metros de un puesto de la Guardia Nacional, imponiendo su ley a quienes cruzan entre Chiapas y Guatemala. Los sicarios, sin ocultar sus rostros y armados con pistolas y armas largas, cobran entre 800 y 2 mil pesos por el derecho de paso, afectando a migrantes, comerciantes y locales no residentes. Los habitantes de El Carmen, Guatemala, son los únicos exentos de este “impuesto”.
Un comerciante que cruza frecuentemente la frontera relató su experiencia en una entrevista con Los Ángeles Press, confirmando las extorsiones. “Cuando estaba acomodando mis cajas, me dijeron que debía pagar 800 pesos para pasar sin problemas. Me enseñaron una pistola en la cintura”, señaló el afectado, quien pidió no ser identificado. Otro testimonio reveló cómo un ciudadano fue intimidado con un arma y forzado a entregar todo el dinero que llevaba.
La economía local de Talismán, principal localidad del municipio de Tuxtla Chico, ha sufrido considerablemente debido a estas extorsiones. Comerciantes y trabajadores agrícolas se encuentran en una situación de vulnerabilidad, con muchos optando por dejar de cruzar la frontera por miedo a represalias. La presencia del cártel ha mermado el flujo comercial y afectado negativamente a los municipios cercanos, como Cacahoatán y Tapachula.
Las autoridades locales y federales han mostrado una preocupante falta de respuesta ante esta situación según denunciaron los habitantes. A pesar de la evidente presencia de hombres armados en la zona, las camionetas y motocicletas de los sicarios operan sin restricciones. La soberanía mexicana se ve comprometida en Talismán, donde los delitos se cometen a diario a la vista de todos, incluyendo las autoridades.
Chiapas, un estado que ya enfrentaba una crisis de inseguridad, se ha convertido en un territorio disputado por el crimen organizado. El Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que opera en la región bajo el nombre de Cártel de Chiapas-Guatemala, se enfrentan violentamente, reclutando jóvenes a la fuerza y obligando a muchas familias a abandonar sus hogares.
En algunos municipios, la percepción de inseguridad ha alcanzado niveles críticos. Por ejemplo, en Tapachula, el 84.7 por ciento de los habitantes se siente inseguro, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (Ensu).
A pesar de reconocer el problema, el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha implementado una estrategia efectiva para reforzar la seguridad en la región. La constante llegada de migrantes, con más de 1.4 millones interceptados entre enero y mayo, agrava aún más la situación. Chiapas, con su ubicación estratégica en la frontera con Guatemala, se enfrenta a una tormenta de violencia y crimen organizado.