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CARTA A MARIANA, CON UNA FOTOGRAFÍA MARAVILLOSA / ARENILLA

CARTA A MARIANA, CON UNA FOTOGRAFÍA MARAVILLOSA / ARENILLA
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Querida Mariana: mirá qué apareció en el archivo, mirá qué belleza de fotografía. No sé la fecha precisa, pero es del año 1972 o del año 1973, más o menos. Es de una carrera de motocicletas y el motociclista (que obtuvo el primer lugar de la competencia) es mi querido amigo Rafa Morales Serrano, del que te conté algo de nuestra amistad el día de ayer.
Si recordás, ayer dije que él tuvo (pienso) la primer mini moto en el pueblo y me invitaba a treparme en la parte de atrás y subíamos la pendiente de San Sebastián. No sé cómo aguantaba la motito, era, como su nombre lo indica, un mini chunche, pero ahí íbamos los dos, gozando la adolescencia y la vida tranquila del Comitán de esos tiempos.
Rafa era un aficionado al motociclismo, acá lo vemos. Después de tener una mini moto adquirió una moto más grande y participó en las carreras que organizaban los apasionados de esta disciplina en Comitán. Él me ha platicado de las competencias que se efectuaban en la colonia Miguel Alemán, que era un espacio idóneo para ello. Estoy hablando de los años setenta, imaginá la amplitud de las calles de la colonia. La gente se reunía a un lado del parque y ahí estaba la línea de salida y la meta. Colgaban una gran manta con la palabra META y logotipos de los patrocinadores, dentro de los cuales nunca faltaba la BARDHAL, que era la empresa que producía aceites para automotores, no sé si sigue dicha empresa en el comercio nacional, parece que sí.
El juez avisaba el inicio de la carrera y los participantes, con cascos y vestimenta casual, accionaban sus caballos mecánicos y daban vueltas por todo el circuito, en medio de aplausos y porras del público, ávido de emociones, hasta que una bandera (al estilo de la carrera de LeMans) indicaba a los corredores que se aproximaban al final de la carrera. La gente se arremolinaba, los de la segunda fila empujaban a los de adelante, se paraban de puntillas y disfrutaban la llegada de los competidores.
Pero no sólo había competencias en superficies planas y pavimentadas, también efectuaban carreras en terrenos con pendientes. Las carreras se efectuaban en la zona conocida con el nombre de Los Zanjones, donde los niños llegaban a jugar a resbalarse en las pendientes y los trabajadores llegaban a llevar barro para hacer ladrillos y tejas. Esta fotografía corresponde a un instante de ellos. Se aprecian autos estacionados y espectadores presenciando la competencia, y mi amigo Rafa impulsado en una lomita se avienta un salto espectacular.
No hubo concurso de fotografía. ¡Lástima! Porque esta fotografía habría obtenido uno de los primeros lugares, porque quien la tomó (no tenemos el nombre del artista de la lente) captó el preciso momento en que Rafa (con lentes y cabello largo) tiene los músculos tensos, la mirada atenta y se dispone a caer para continuar con la competencia. ¡Qué momento tan glorioso!
Acá hay un momento que da idea del Comitán de esos años. Los automóviles que usaban los chavos que tenían paga y la vestimenta que fue moda en esos años. El chico que está de pie con los brazos cruzados tiene el cabello semi largo, la camisa estampada con motivos sicodélicos, cinturón grueso y el pantalón de terlenka, a rayas, y acampanado. Toda la chaviza de esos años vestimos así.
Cuando pienso en mi amigo Rafa lo veo como en esta foto, siempre decidido, sabiendo que la vida es un riesgo, pero que vale la pena. Rafa siempre actúa fiel a sus convicciones, convicciones que aspiran a una mejor convivencia.
Posdata: la actuación de mi amigo se ve espectacular, sin duda que disfrutó mucho ese instante. Alabo, asimismo, la mirada del fotógrafo que lo captó en el vuelo.
¡Tzatz Comitán!

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