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CARTA A MARIANA, CON UNA FOTO / ARENILLA

CARTA A MARIANA, CON UNA FOTO / ARENILLA
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Querida Mariana: te paso copia de una fotografía de los años setenta. Un haz de chicas y chicos comitecos. Ayer me llegó por el celular. Me la envió la poeta Mirtha Luz Pérez Robledo. “¿Es tu Paty?”, me preguntó. Sí, le dije, ¡es mi Paty! Ahí está mi Paty, bien bonita.
¿Cómo llegó la foto a las manos de Mirtha? No lo sé. Ahora, en estos tiempos, una foto que se hace pública llega a miles de celulares. A veces, incluso, las fotos íntimas andan circulando.
En cuanto me llegó al teléfono se la reenvié a mi Paty, en intento de darle una sorpresa. Ah, iluso. Ella me dijo que ya la tenía, alguien de su palomilla se la había enviado.
Mirá pues, antes había el juego del teléfono descompuesto, ahora, por tradición comiteca, existe el juego del teléfono compuesto, estamos pues en la tierra del pan compuesto.
Es una fotografía de los años setenta. Ahí está mi Paty, bien bonita. En ese tiempo ella y yo no nos conocíamos, ella estaba en nuestro Comitán y yo estudiando en la Ciudad de México.
¿En dónde fue tomada la fotografía? Tal vez en el gimnasio de básquetbol.
Chava, amiguísima de mi Paty, identificó a la mayoría de personajes. Eso es maravilloso, porque luego resulta que no sabemos las identidades y esto hace que las personas aparezcan con un insólito “no identificado”. Qué bueno que Chavita sí tiene en su memoria las identidades de sus amigos.
Paso copia de la relación, de izquierda a derecha, como es costumbre (escribo los nombres tal como Chava los envió): en primer lugar, está Reyna Ruiz (destacada basquetbolista, fue integrante del famoso equipo “Prepita”); luego Yoli Aguilar (ella es una gran seguidora de Arenilla, esto lo agradezco mucho); luego mi Paty (¡fanfarrias!); a continuación, mi querido amigo Paco Flores (quien tiene una larga historia en la función pública: fue director de la Biblioteca Pública, de la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez, de la Casa de la Cultura, de Comitán, y varios ajos más); luego está Estela Ortega Chavarría (a quien todos sus amigos le dicen Chava, también integrante del equipo “Prepita”. Ella sigue en activo, por eso se mantiene bien física e intelectualmente, el deporte ayuda a tener una vida activa eficiente).
En la siguiente fila aparece Rebeca Lenkersdorf (hija de los grandes investigadores Carlos y Gudrun, quienes en la zona hicieron un destacado trabajo de la lengua tojolabal. Ellos vivieron en una casa atrás del templo de Yalchivol. Rebeca estudió en algún momento en la secundaria del Colegio Mariano N. Ruiz); luego Francisco Bonifaz (quien es un notable arquitecto); a continuación, Coco Mandujano (quien ahora vive en la Ciudad de México. En Comitán tuvo una tienda de artesanías que estaba casi al lado del Cine Comitán, yo le llevaba unas tablas grabadas en pirograbado que hacía); la pichita es mi cuñada Rocío Alcázar (actualmente radica en Tuxtla Gutiérrez). Y donde hubo cierta duda fue en la primera fila. ¿Quién es el chavo sonriente con chamarra deportiva? Chava se atrevió a decir que puede ser uno de los Vidal, ¿será? Los Vidal son grandes deportistas y excelsos ejecutantes de marimba; y el niño del centro es hermanito de Coco Mandujano. Bueno, la querida Estela se acercó mucho a identificar a la totalidad.
En 2023, mi querida Mirtha me envió una foto de los años setenta. Cuando ella recibió la foto vio las caritas e identificó no sé a cuántas, pero identificó a mi Paty, por eso me la compartió. Para mí fue un deslumbre. Hallar a los afectos en imágenes pasadas es grata impresión, es como si alguien te llevara a bailar una danza donde vos no estuviste, pero que podés disfrutar. En esos años yo estudiaba en la Ciudad de México, mi Paty vivía en el pueblo y disfrutaba su juventud en compañía de su plebe. Años más tarde nos conoceríamos. Con muchas bajas, pero grandes altas, acá seguimos. Ella ha sido muy tolerante con mis desvaríos. Sigue siendo bien bonita.
Posdata: te comparto la fotografía que casi casi (no lo sé bien) anda por cumplir cincuenta años. Ah, el tiempo, la vida, el universo.
¡Tzatz Comitán!

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