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Carta a Mariana, con un abrazo / Arenilla

Carta a Mariana, con un abrazo / Arenilla
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Alejandro Molinari Torres

Querida Mariana: Arcadio Acevedo está malito, el Doctor Besares dijo que está hospitalizado en su tierra natal. ¡Ah, qué pena! El entorno natural del gran artista Arcadio es la mesa de la cantina, la del café, el espacio que le permitía compartir la vida con los cercanos, que tiene muchos en Chiapas, donde se brindaba con generosidad, con plática sabrosa e inteligente.
Arcadio llegó a Chiapas un día y acá se quedó, acá compartió su talento con todos nosotros. Los cercanos siempre hemos reconocido su profunda capacidad renacentista, porque es un artista que dibuja, pinta, hace caricatura, escribe novela (tengo en el librero su novela “El postigo”), publica colaboraciones periodísticas y ensayo (he dicho que su libro “Romeo Anaya, guerrero auténtiKo” es una obra magnífica, retrata con precisión y galanura la vida de este campeón del boxeo chiapaneco).

Un día, Arcadio sintió la necesidad de regresar (como un auténtico Odiseo) a su tierra de origen. ¿Alguna Penélope lo esperaba allá? No lo sé, lo que sí sé es que en Chiapas dejó a algunas chicas que lo han amado, porque Arcadio siempre se ha dado a querer. Ahora, dice Marco Antonio Besares, está hospitalizado. ¡Qué pena! Él ha sido un espíritu alegre, desmadrosón, un alma dispuesta a volar en el aire (porque también fue director, en una época, del Canal 10 de la televisión chiapaneca y todas las mañanas salía “al aire”). Siempre ha bebido el aire puro, la copa de licor, el vaso de la creación, la taza de la amistad.

Comparto contigo una foto que, durante mucho tiempo, tuvo como fotografía de perfil en su muro de Facebook. Es la fotografía del recuerdo de la vez que estuvo con nosotros, impartiendo un taller en el Centro Comiteco de Creación Literaria, que fundamos gracias al apoyo de la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar y de quien era el presidente municipal de Comitán en ese entonces, el Contador José Antonio Aguilar Meza, un hombre de gran sensibilidad política; y que continuó el apoyo en el periodo de mi querido licenciado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez.

Acá está Arcadio (él se debe acordar muy bien de esa tarde), está sentado en el centro, con lentes oscuros, al lado del gran Nuka. Por ahí identificarás a caritas conocidas. Sí, tenés razón, ahí está Paty, la de Cajcam; la poeta Mirtha Luz Pérez; el cronista Álex Hiram; el gran maestro Temo Alcázar; Carlos Augusto Gómez Aguilar; Samy, Pedrito, Sofía, Fabio, Don Porfi; Pablo Tapia.

Este es el espacio natural de Arcadio, acá se ve pleno, es fotografía de hace diez años, de 2014. Llegó a Comitán e impartió el taller con la sencillez que le caracteriza y con el talento que le es propio, llegó a dar a manos abiertas. Nosotros sólo le entregamos nuestro cariño y agradecimiento, claro, con la paguita que el Ayuntamiento les destinaba a los creadores y creadoras que llegaron a Comitán a dar a manos llenas. Cuando hay autoridades sensibles se puede hacer patria de buena manera.

Como siempre sucede, gracias a este encuentro, Arcadio se llevó paguita en la bolsa y amigos en el corazón.

Una de las palabras más queridas de Arcadio es “postigo”. Hasta que me topé con la palabreja en su novela supe de qué se trataba. Consulté el diccionario y hallé que es “una puerta pequeña que se abre en otra mayor”, imaginé una ventana y pensé en las puertitas que se abren en ella (en Comitán hay varios ejemplos). ¿Por qué le gusta tanto la palabreja a Arcadio? No lo sé. Nunca le pregunté y ahora sería una imprudencia hacerlo. ¡Vida mierda! Arcadio debería estar sentado ante una mesa de café o de cantina, compartiendo la hermosa vida con sus cuates. Arcadio es una ventana y ahora Besares dice que el postigo de su espacio está cerrándose. La vida es cabrona. Lo que importa es decir que Arcadio siempre ha dado de más, ha sido generoso, no podía ser de otra manera, por eso se prodigó en tantas ramas del árbol de la creación: dibujó toneladas de cartones con monitos, pintó fanegas de cuadros, escribió kilómetros de textos irónicos y jodones. Ahora, ya no puede hacer algo de esto, lo que le daba vida, con los que nos otorgó vida, mucha vida.

Sus amigos lamentan la noticia, le mandan muchos abrazos hasta donde está, mi abrazo se agrega al de sus afectos, lo hago con emoción, viendo esta fotografía que te comparto. Antes que se enfermara, Arcadio subió una foto en su muro de Facebook como constancia de la celebración de su cumpleaños más reciente, escribió esto: “Con Pedro y ocho amigos más, todos cascaritas, en la flor de la decrepitud, celebré mi cumple con café y agua (¡argh!). La conversación debió ser muy interesante, supongo, pero mi memoria a saltos andaba en Chiapas, más concretamente en el regazo de una damita de bellos ojazos y voz canora. Ah, si tuviera 89 años menos, otro cenzontle nos cantaría. Pero no”. Su cuerpo andaba en Michoacán, pero su mente en Chiapas, su Chiapas, desde donde le envío un abrazo.
Posdata: ahora que escribí la palabra “posdata” pensé que inicia igual que “postigo”, acá está el pos que precede el final de la carta.

¡Tzatz Comitán!

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