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CARTA A MARIANA, CON HILOS QUE BORDAN HISTORIAS (primera de dos partes) / ARENILLA

CARTA A MARIANA, CON HILOS QUE BORDAN HISTORIAS (primera de dos partes) / ARENILLA
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Querida Mariana: entre todos hacemos todo. La historia de nuestro pueblo se borda con los hilos que cada uno aporta. En el archivo del Colegio Mariano N. Ruiz hay una carta con el siguiente título: “Relato de la hija de un discípulo del Maestro Mariano N. Ruiz”. ¿Mirás la trascendencia? La maestra Josefa Ventura Morales relata lo que su papá le contó, ve lo que dice: “me es muy grato aportar en estas humildes líneas lo que mi memoria conserva como una valiosa herencia de mi muy amado padre q.e.p.d. Don Indalecio Ventura López, oriundo de la ranchería de Canalum”.
Este relato lo escribió la maestra el 5 de octubre del año 2002. Todos los ex alumnos del maestro Mariano ya fallecieron. Acá está el testimonio de una mujer que escuchó las anécdotas que su papá le contó, porque Don Indalecio sí conoció al maestro Mariano.
Copio otro fragmento: “mi padre, nacido el 24 de mayo de 1912, vivió toda su infancia y adolescencia al lado de mis abuelos allá en Canalum y dentro de otras anécdotas maravillosas que nos contaba, figuraba la muy admirable presencia del Maestro Mariano N. Ruiz y su estimado hermano Don Sinforoso Ruiz”.
¿Vos conocés Canalum? En una o dos ocasiones he estado ahí. Recuerdo que está más allá del Polideportivo. Esa carretera, según yo, va a dar al aeropuerto Copalar. Mucho antes hay un desvío a la izquierda que conduce a Canalum. ¿Por qué fui a esa comunidad? Porque ahí hay artesanas que hacen unas hermosísimas ollas de barro. ¿Recordás que hemos platicado que antes, en los patios de las casas había ollas que recibían el agua que vendían los burreros de La Pila? Pues esas ollotas las traían de Canalum.
Sigo pasándote fragmentos del relato de la maestra Josefa: “el muy querido maestro Mariano N. Ruiz era ampliamente conocido por esos rumbos de Canalum; tenía un ranchito en la ranchería de Pamalá que me parece que es municipio de La Trinitaria”.
Sigo dando voz a la maestra Josefa: “mi padre fue un admirador constante de tan ilustre personaje, pues además de que daba muchos consejos valiosos a toda la niñez y juventud, así como sus sabias enseñanzas, era muy generoso y humanitario con todo mundo”.
Acá me meto para resaltar dos conceptos: la generosidad y humanismo del maestro Mariano. Todos los biógrafos del maestro resaltan esas cualidades.
Lo que sigue del relato de la maestra Josefa es muy interesante, porque habla de costumbres que seguía el maestro: “cuando se festejaba el nacimiento del Santo Niño Dios o algún otro santo, o las fechas de Todos Santos o alguna otra fecha religiosa, todo mundo colaboraba con su ayuda personal o sea su trabajo, se celebraba la Santa Misa, se hacían romerías (o entradas de flores), se quemaban cohetes, toritos de petate, palo encebado y tantas diversiones sanas que se practicaban por aquellos benditos tiempos, decía mi padre, sin faltar desde luego las alegres mañanitas, y baile seguido y amenizado por el instrumento que identifica a los chiapanecos: la marimba”.
Ah, bonito relato, ¿verdad? Lo que la maestra nos indica es que el maestro Mariano fomentaba la tradición cultural en fechas religiosas. En este año, el padre Manuelito y los fieles de Santo Domingo renovaron la tradición del toro de petate. Lo que sí ya no se ha visto con frecuencia es la alegría del palo encebado.
Posdata: querida mía, el relato continúa, pero el espacio de la carta ya se agotó. ¿Cómo lo mirás si otro día seguimos con este testimonio que nos regaló la maestra Josefa?
¡Tzatz Comitán!

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