Querida Mariana: acá está el centro de tu pueblo. Se aprecia un portal de la manzana ya inexistente y cacho del parque central.
En buen blanco y negro se aprecian luces y sombras. Las sombras asoman cuando hay un punto que irradia luz. La luz y la sombra son indisolubles, una no puede existir sin la otra.
¿Ya viste que la fotografía está remendada? Fijate en la mera esquina del portal. El pretil tiene un salto que se comprueba en el toldo del auto que circula en la parte inferior.
Casi puedo asegurar que la fotografía corresponde a los años setenta del siglo XX. ¿En qué baso mi atrevimiento? Si ves al fondo de la calle mirarás una serie de sombrillas. Esas sombrillas eran parte del café “La pantera rosa” (¿Rocío Domínguez era la propietaria?). Las personas se sentaban en ese café al aire libre y, como en muchas ciudades europeas, disfrutaban un café, un refresco o una cerveza. Este maravilloso atrevimiento logró que la calle fuera peatonal. ¿Mirás cómo la gente camina plácidamente? Parece que hubo un tiempo que nuestro pueblo fue más civilizado.
Las sombrillas de la cafetería servían para cubrirse del sol. Los expertos podrán decir la hora en que fue tomada esta fotografía. Sin ser experto me atrevo a decir que fue un poco después del mediodía, porque el sol sale detrás de la torre de Santo Domingo y se oculta en el lado opuesto; es decir, la chica que camina al lado del puesto ambulante tiene una sombra como de la una de la tarde.
Sorprende que esté llena la fila de bancas del parque. Se ve algunas personas con sombreros, pero otras están sin cubrirse. La fila de bancas del lado opuesto se protegía con la sombra de los árboles. Si esta fila de bancas expuesta al sol está llena quiere decir que también están ocupadas las bancas con sombra.
Esta imagen soberbia sólo puede entenderse por el clima que Comitán tenía en los años setenta. A la hora que fue tomada la fotografía (la una de la tarde, más o menos) la temperatura imperante era de veintidós o veintitrés grados.
Dios mío, en este 2023, el clima a la una de la tarde oscila entre treinta y dos y treinta y tres grados. ¡Diez grados más! Comitán sigue ostentando el clima más agradable de las ciudades chiapanecas. Como dicen los clásicos: si Comitán es un infierno, ¿cómo estará Tuxtla?
La fotografía está remendada. El edificio de mi papá (conocido como Casa Yanini) también se muestra remendado. El edificio pulcro de dos plantas se fue transformando, le agregaron un piso que borró su anterior belleza. Los remiendos no son materia ajena del pueblo. Nuestro pueblo es un pueblo remendado. Ya comentamos que un presidente municipal (no tengo el nombre) dio la siguiente orden: cuando un propietario hiciera una modificación de su residencia debería meterse uno o dos metros, para que al final de los tiempos la calle se ampliara. Esto provocó la imagen urbana que hoy tenemos: una serie de remetidos y salidos. Se tiraron fachadas bellas e importantes. Hoy, caminás por una calle y encontrás un zigzag alucinante.
¿Cuál es el principio del llamado Reloj de Sol? ¡La sombra! ¿Mirás? La sombra da la hora. El Reloj de Sol pierde su esencia cuando se oculta. ¿Hay Reloj de Luna? Los pueblos y las personas siguen el mismo principio del día: tenemos luces y sombras. Nuestro Comitán, en los años setenta, tuvo un buen equilibrio entre ambas esencias. ¿Cómo anda en este 2023?
Los anuncios más visibles son tres: el del doctor Armando Gordillo, cirujano dentista, egresado de la gloriosa UNAM. Hoy, es difícil ver letreros de jóvenes dentistas egresados de la UNAM. El otro letrero visible en esta fotografía es el de ARA, local cuyo propietario era Don Arturo Rivera Alfaro (ARA); y al fondo, en lo alto, el letrero de Farmacia Regina.
Posdata: en los años setenta, Comitán tenía la armonía que acá se ve. Las luces y las sombras mostraban un genial equilibrio. ¿Cómo estamos el día de hoy? Si vas al parque central hallás a un grupo de chicas bien chambeadoras, desde temprano ofrecen sus cuerpos. Lo digo en serio, querida mía, más de cinco putas, más, tienen su oficina ambulante. Digo pues que los pueblos, como las personas, como los dirigentes, estamos llenos de luces y sombras. Los espíritus grandes son los que irradian luz, la mayoría de mortales tenemos un cierto equilibrio, los malévolos son los que sólo reflejan sombras.
¡Tzatz Comitán!
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