Querida Mariana: me invitaron a la Feria del Libro en la UVG. Fui, con gusto. Preparé unas imágenes con diversos chunches. En mi plática llevé a la audiencia en un recorrido de objetos, desde una silla hasta el libro.
¿Cuál fue mi intención? Decir que todos los objetos fueron creados para satisfacer una necesidad. La silla es un chunche que sirve para descansar, pero, también, es usado para el juego: el famoso juego de las sillas, donde un grupo de participantes se disputa las sillas ofrecidas, siempre hay una silla faltante. El que se queda sin silla sale del juego. Es muy divertido.
Así, los seres humanos usan todos los objetos para jugar, desde juegos sencillos hasta perversos. La imaginación de las personas es infinita. Los niños usan piedras para simular porterías en las cascaritas de fútbol. Acá se dan las grandes discusiones, porque no existe el poste donde rebote la pelota.
¿Dije pelota? Sí, la pelota es un chunche que fue inventado para el juego. La pelota se usa en muchísimos deportes: fut, básquet, vóley, golf, beis, tenis. ¿Quién imaginaría que a alguien se le ocurriría inventar una pelota que no fuera redonda? Pues a alguien se le ocurrió, hizo una pelota con puntas (que no sirve para que se deslice) e inventó el fútbol americano, deporte que seduce a millones en todo el mundo. ¿La pelota también se usa para otros juegos? Sí, lo mismo que los demás objetos, se puede usar para juegos más sencillos y para juegos más perversos.
Pero ya dije que el objetivo de la plática fue hablar con los chicos y chicas de un objeto cultural maravilloso: el libro. Al final copié la famosa frase de Borges: “La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”.
El libro es uno de los más prodigiosos chunches, es un vehículo maravilloso que democratizó el conocimiento; pero, además, es el chunche que divierte a millones de lectores.
Así como hay millones de personas que aman el fútbol, hay millones de personas que aman la lectura. Por esto el mundo organiza ferias de objetos donde se reúnen los apasionados de esos chunches, desde ferias de videojuegos hasta ferias de libros.
En México tenemos la feria del libro más importante de Hispanoamérica. ¿Mirás? La famosa FIL (Feria Internacional del Libro, de Guadalajara). Los expertos dicen que sólo la Feria del Libro de Frankfurt, en Alemania, es más importante a nivel mundial. ¿Cuántas personas acuden cada año a la FIL? Las estadísticas reportan más de ochocientos mil lectores. Pucha, cinco veces la población de Comitán, es un mundo de lectores. Esto en forma presencial, porque muchas de las actividades programadas se transmiten a través de las redes sociales, de esta manera, muchos miles más se integran a celebrar ese chunche sensacional.
Borges tiene razón, el libro debe ser (es) una de las formas de la felicidad. Quienes somos lectores reconocemos esto y agradecemos al libro las horas de placer que nos prodiga. He sido un lector durante más de cincuenta y cinco años y durante todo este lapso ¡he sido feliz! Por eso soy un fiel practicante de la lectura y siempre que puedo comparto mi gusto con chicos y chicas, contando mi experiencia, dejando abierta la puerta para que ellos, si así lo desean, se asomen. Puede ser que por ahí encuentren un libro que los seduzca, que los jale y su vida se enriquezca con las historias que cuentan las novelas y los cuentos, o (ventana sensacional) descubran la belleza de la palabra cincelada en la nube de la poesía.
Posdata: fui a la UVG y compartí con alumnas y alumnos universitarios el enorme goce de la lectura. Aproveché a leerles fragmentos de dos poemas de Jaime Sabines (enormísimo poeta), el poema “La luna” y “Los amorosos”. Como no soy mal lector pienso que alguien puede disfrutar la lectura y hallar la armonía del acomodo de las palabras, palabras comunes que, gracias a la sensibilidad del poeta, logran abrir una ventana en el aire.
Todo objeto fue creado con un fin específico, pero todo chunche puede servir para jugar. En la plática hablé de los juguetes sexuales que tienen un uso determinado. No obstante, una tarde en casa de Julián y su esposa, vi que la mamá del niño dejó la cafetera en la mesa y corrió detrás de su hijo, regañándolo, exigiendo que le diera el chunche que llevaba en la mano, era un dildo y el niño lo usaba como un cohete espacial. Pucha. Casi estoy seguro que esa noche, Julián jugó a que el dildo era un cohetito en busca del lado oscuro de la luna.
¡Tzatz Comitán!
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