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Cantinflas / La Feria

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Sr. López

La prima Alicia se casó nomás por lo civil. Sus papás no fueron a la ceremonia y le dejaron muy claro que si se ‘juntaba’ con el tal Manuel, se olvidara de ellos: era divorciado y eso en la familia materno-toluqueña, era un obstáculo insalvable. Y así fue. Alicia tuvo tres hijos y sus papás ni por eso cedieron, no le contestaban el teléfono, no le abrían la puerta. Ni modo. Unos años después, los papás de Alicia por fin olvidaron el agravio y en la familia hubo algunas murmuraciones burlonas porque por pura casualidad, el ‘perdón’ coincidió con que el Manuel se había sacado el premio ‘gordo’ de la Lotería. El que no olvidó fue el tal Manuel. Donde las dan, las toman.

Se supo ayer que alguien del equipo de trabajo de Joe Biden, llamó a la embajada de México en Washington, con la ilusión de conseguir que nuestro Presidente le contestara el teléfono al tal Joe.

No se conocen las exactas palabras de la respuesta de nuestra representación diplomática ante los EUA, pero sí que fue negativa: no le toma la llamada. Punto.

Eso ratifica los sólidos principios no políticos, no diplomáticos, ¡éticos!, que son brújula del gobierno de la república. ¡Mexicanos al grito de guerra…!

Lo lamentable es que don Biden o alguno de los suyos, deben estar al tanto de que el 30 de marzo pasado, nuestro Presidente aclaró en la correspondiente mañanera, que por supuesto el día anterior detuvo la marcha de su camioneta, se bajó y fue a saludar de mano a una señora de la tercera edad, mamá de Joaquín Guzmán, el Chapo, pues le merece todo su respeto independientemente de quién sea su hijo. Y es cierto: ¿qué culpa tiene mami-Chapo de las travesuras de su nene-capo?

Lo que no aclaró el Presidente es quién arregló el encuentro, ni cómo se organizó su seguridad, porque mami-Chapo estaba rodeada de camionetas cuyos pasajeros seguramente no se dedican al reparto de leche y no han de haber llevado al cinto paquetes de confeti y serpentinas. De alguna manera, los responsables de la seguridad de nuestro Presidente, tenían la certeza de que el encuentro en una carretera sinaloense cercana a Badiraguato, no representaba peligro para el Titular del Poder Ejecutivo federal. No sé usted, pero este menda en el lugar del Presidente, desconfiaría de los que se hayan encargado de coordinarse con la gente del Cartel de Sinaloa.

Así las cosas, cualquiera puede imaginar la conversación entre nuestra embajadora y el representante del Biden: -¿Bueno?… -Perdón, con la embajadora de México… -¿De parte?… -Llamo de parte de Joe Biden… -Momentito… -¿Bueno?… -Excelentísima embajadora, le hablo de parte de Joe Biden, para pedirle por favor que nos dé día y hora en que puede llamar por teléfono a su Presidente… -¿De qué cartel me dijo?… -¿Perdón?… -Que a qué cartel del narcotráfico pertenece el señor Biden… -No, señora embajadora, es el virtual presidente electo de los Estados Unidos de América… -¡Ah!, no, lo siento, en apego a los principios diplomáticos mexicanos, no le puede tomar la llamada… -¡Caray!, ¿no habrá manera?, es importante… -Bueno, mire, puede intentarlo a través del Lic. José Luis González Meza… -¿Qué cargo tiene en su gobierno el licenciado?… -No, no, el licenciado representa al Chapo Guzmán en México, él puede ayudarlo… -Bueno, gracias, paso su recado… ¡Chulada de ‘máiz’ prieto!

Y por si algún fifí, enemigo de la 4T, nostálgico de la corrupción, abriga dudas sobre la sólida postura de nuestro gallardo Presidente en asuntos de relaciones exteriores, ayer aclaró paradas, no va a reconocer a Biden porque:

“¿Cómo nos vamos a convertir en juez? (…) ¿cómo de manera irresponsable nos vamos a pronunciar por uno u otro? Eso es intervencionismo, ¿si no reconocemos va a haber represalias? No, porque nos estamos apegando a nuestra política de principios, legalidad, además no somos colonia, el Gobierno de México no es pelele de ningún país” (música de fondo, la Marcha de Zacatecas: “tachún, tachún, tachuuún, tachuuún”… ¡ajúa!)

Nuestro Presidente tendrá sus razones para no reconocer el triunfo de Biden… y para sí reconocer los triunfos en Bolivia y Argentina al día siguiente de los comicios, antes de que fueran oficiales, sin violar la Constitución, ni nuestra tradición diplomática ni sin ser intervencionista. No seamos desconfiados…

La seguridad con que nuestro Presidente afirma que no habrá represalias, parecería candorosa, pero no lo es. Ayer se filtró a la prensa nacional (Reforma, página 2), la siguiente información: 

“Fuentes de la Cancillería indicaron que se mantienen pláticas con el equipo de Biden en tres niveles, el Canciller Marcelo Ebrard, la Embajadora y la dirección general -sic- para América del Norte, a cargo de Roberto Velasco”.

O sea, otra vez como otras veces: puro teatro. Menos mal. Lástima que para la lógica sajona-protestante de los que van a ser gobierno del país más poderoso de la Tierra, resulte molesta esa doble moral. El martes pasado, Andrew Levin, representante demócrata por el noveno distrito de Michigan, uno de los favoritos para ser el próximo secretario del Trabajo con Biden, advirtió que por el capítulo laboral del T-MEC, puede haber roces entre los gobiernos de Biden y López Obrador: “La administración Biden tendrá la oportunidad de darle vida a este nuevo acuerdo y de hacer que México rinda cuentas sobre sus promesas de reforma laboral”. Rendir cuentas, promesas… ¡chin!

Y hay otros que son exaltados, como el representante demócrata por Brownsville, Filemón Vela, quien sobre la postura de nuestro Presidente, declaró: “demuestra la farsa de presidente que es AMLO, igual que la farsa que es la presidencia de Trump. La respuesta de Trump a la elección es totalmente antidemocrática y AMLO, al escoger este camino, demuestra que tampoco cree en la democracia”. Majadero.

Acá, que conocemos el sebo de nuestro ganado, esperemos sonriendo la machincuepa que dará nuestro Presidente, cuando el presidente Biden le ordene ir a presentarse a la Casa Blanca. -¡S’órdenes jefeee! –como decía Cantinflas.

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