Enrique Alfaro
En ocasiones me encontraba en las calles de la Roma a Gerardo Unzueta Lorenzana y caminábamos juntos a las oficinas del semanario “La Unidad”, que se ubicaban en la misma colonia.
Yo era un joven de 21 años y él ya era un hombre mayor, y toda una institución de la izquierda mexicana. Al toparlo, disminuía el paso para ir al ritmo lento de director del órgano de difusión del Partido Mexicano Socialista, quien caminaba con la ayuda de un bastón.
Seguramente él venía de Monterrey 50, que habían sido oficinas centrales del Partido Comunista Mexicano, posteriormente del Partido Socialista Unificado de México y, entonces, del PMS. Por mi parte, yo venía de la calle Chiapas, donde se encontraban las instalaciones de la empresa Gráfica General, lugar donde laboraba.
A propósito de este recuerdo, busqué afanosamente en internet imágenes del semanario referido donde colaboré durante mi breve estancia en la Ciudad de México, compartiendo páginas con grandes vacas sagradas de la caricatura como Rogelio Naranjo y otros.
No encontré ninguna portada, solo tres imágenes de páginas interiores. En dos de ellas publican entrevistas a Enrique González Rojo y a Ifigenia Martínez, la ahora presidenta del Congreso de la Unión que debió imponerle la banda presidencial a Claudia Sheinbaum y no le fue posible por su delicado estado de salud, pese a que lo intentó con ayuda de otros legisladores.
En la tercera, publican una interesante entrevista que Gerardo Unzueta le realizó a Ernesto “Ché” Guevara, mítico dirigente de la revolución cubana. Ése mismo “Che” que, se asegura, radicó brevemente en la finca “El Triunfo”, ubicaba en la sierra de Huixtla rumbo al ejido Belisario Domínguez, y que era propiedad del doctor Alberto Cancino.
Sentí nostalgia por la vida del novel caricaturista que iniciaba a publicar con las vacas sagradas a las que admiraba, de la emoción de conocer a Heberto Castillo, Eduardo Valle, Gilberto Rincón Gallardo, Gustavo Hirales y al propio Gerardo Unzueta, entre otros.
Recordé mi colección de ejemplares de “La Unidad”, donde publiqué, como ya dije, con destacados caricaturistas y que se perdió luego de que mi hermano mayor la depositara en una bodega improvisada en el techo del edificio que había construido para que viviera mi madre, mi abuela y él mismo. Las lluvias torrenciales humedecieron completamente las cajas y se pegaron completamente las hojas de los periódicos que registraban los primeros años de mi actividad como ilustrador en publicaciones nacionales.
En aquel entonces, y ahora, estuve a punto de soltar las lágrimas por la pérdida del registro de mi historia personal. Me consuelo al ver las colecciones que conservo de los semanarios “Este Sur” y “Páginas”, que dirigieron Pepe López Arévalo y Juan Balboa, en los que colaboré decadas después.
Hoy recuerdo a mi director, Gerardo Unzueta, quien fuedirigente social y político, periodista, ensayista y novelista político. Estudió abogacía y artes plásticas. Participó en varios movimientos sindicales como el agrario de los años setenta, además de ser preso durante el Movimiento estudiantil en México de 1968.
Dirigió “La Voz de México”, “Oposición”, “Así es”, “La Unidad” y “6 de Julio”, órganos de difusión del Partido Comunista Mexicano, el Partido Socialista Unificado de México, el Partido Mexicano Socialista y del Partido de la Revolución Democrática, respectivamente.
Fue fundador del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM). Fue miembro de los sindicatos de Redactores de la Prensa, de la Asociación Mexicana de Periodistas y de la Unión de Periodistas Democráticos. Es autor de “La grande y el diablo”, novela histórica sobre la Independencia, la Reforma, el Porfiriato y el siglo XX, hasta el movimiento estudiantil de 1968; al mismo tiempo narra hechos de reivindicación obrera en los que participó.
Sus ensayos abordan temas como los movimientos estudiantiles y sindicales, la sucesión presidencial, la organización del Partido Comunista Mexicano, aspectos ideológicos como la teoría marxista del estado y el marxismo-leninismo de Vicente Lombardo Toledano.
En las fotos que acompaña al presente texto, se le puede ver con Arnoldo Martínez y Valentín Campa, además de saludándose respetuosamente con don Julio Scherer, entonces director de la revista “Proceso”. Yo tenía idea deque era grande, pero el chamaco que era no dimensionaba la verdadera importancia de Gerardo.