* Colectivos de búsqueda denunciaron la manipulación de la escena, acusando a las autoridades de haber “pintado y arreglado” el lugar antes de su llegada. Una de las madres, calificó el sitio como un “museo”.
El rancho Izaguirre, ubicado en las afueras de esta comunidad, fue escenario de una tensa confrontación el pasado jueves cuando cientos de integrantes de colectivos de búsqueda de personas desaparecidas decidieron ingresar por la fuerza, tras ser impedidos por las autoridades. El lugar, vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y usado como campo de adiestramiento y exterminio, se encuentra bajo investigación por posibles evidencias relacionadas con jóvenes desaparecidos y reclutados por la organización criminal.
A pesar de la presencia de policías y elementos de la Guardia Nacional, los familiares de los desaparecidos, provenientes de Jalisco y Nayarit, rompieron el cerco de seguridad e ingresaron al terreno. Las autoridades intentaron limitar el acceso, permitiendo solo grupos pequeños, pero la indignación de los buscadores fue evidente. Gritando “¡Queremos entrar!”, los familiares decidieron avanzar por el terreno de terracería hacia el rancho, en busca de cualquier pista sobre el paradero de sus seres queridos.
Una vez en el rancho, los buscadores se enfrentaron a un escenario desolador. Aunque esperaban encontrar restos humanos o más objetos personales de las víctimas, la mayoría de los indicios ya habían sido recogidos. Entre los objetos hallados, se encontraban algunos zapatos y prendas de ropa, pero los zapatos, que habían alarmado a la opinión pública, ya no estaban. A su llegada, las autoridades de la Fiscalía General de Jalisco habían asegurado que todo lo encontrado se encontraba bajo custodia, tras meses de abandono.
La manipulación de la escena fue una de las principales quejas de los colectivos de búsqueda. Patricia Sotelo, madre de una joven desaparecida, denunció que el rancho había sido “pintado, arreglado y barrido” por las autoridades ministeriales antes de su llegada. Según ella, el lugar parecía más un “museo” que un sitio de investigación. “Esto es un circo, una burla para nuestro dolor”, comentó Sotelo, visiblemente frustrada por lo que consideró una simulación de las investigaciones.
El rancho Izaguirre fue asegurado en septiembre de 2024 tras un operativo en el que se detuvieron a diez miembros del CJNG. Desde entonces, las autoridades han comenzado las investigaciones en la zona, pero los colectivos denuncian que no se ha dado el seguimiento adecuado. Los primeros testimonios de sobrevivientes y la presencia de objetos personales en el lugar apuntan a que el rancho fue utilizado como campo de adiestramiento y exterminio de jóvenes forzados a unirse al crimen organizado.
La falta de avances concretos ha aumentado la desesperación de los familiares de los desaparecidos, quienes han acusado a las autoridades de desorganización y falta de transparencia. En medio de las críticas, la presidenta Claudia Sheinbaum ha prometido mejorar la coordinación entre las fiscalías y los servicios forenses, pero la reciente visita al rancho Izaguirre y la ausencia de los fiscales estatal y federal ha intensificado la sensación de impunidad. Los colectivos de búsqueda siguen exigiendo justicia y respuestas ante la tragedia de los desaparecidos en México.
