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¡Ay, Cuco! / La Feria

¡Ay, Cuco! / La Feria
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Sr. López

En aquellos tiempos en los que no se divorciaba la gente, tío Rubén decía que tía Pepa lo había dejado porque le pidió que calentara su café. Y era cierto, pero no decía que 37 años le dio órdenes como ametralladora y que esa mañana la había hecho planchar tres veces la camisa “hasta que quedó bien”. La tía no calentó el café y sin decir palabra se fue a vivir, muy bienvenida, a casa de José, su hijo mayor. Hay una gota que derrama el vaso, pero en la vida nose sabe cuál es esa gota.

Los movimientos sociales legítimos o torcidos si songeneralizados, hacen tambalear gobiernos o los derrocan. Un ejemplo: la Revolución Francesa,extendió su certificado de defunción al feudalismo y a la monarquía absolutista (y le alteró el pulso a toda Europa).

También es cierto que por masivo que sea un movimiento social opositor a un régimen, se le puede ahogar en sangre. Otro ejemplo muy sabido: la Jacquerie (algo así como la Jacobada, traducido amarro), que fue un sangriento alzamiento campesinode 1358 en Francia, por aumentos de impuestos y abusos misceláneos de la nobleza en su contra.

La Jacquerie creció tanto que puso contra la pared al delfín Carlos que la hacía como de interino (regente), mientras su papi, el rey Juan II estaba capturado por los ingleses por un asunto que aquí no importa; así, con París sitiado, al grito de ¡qué tanto es tantito!, el Rey mandó arrasar con la masa campesina yliteralmente, los ahogaron en sangre, ejecutaron a sus líderes y… ¡listo!

Hay más ejemplos de movimientos muy populares quesi el gobierno no le hace ascos a la sangre, los acaban. No tiene mucha ciencia, nadie tiene recursos para oponerse al Estado cuando se pone en ese plan, nada más recuerde cómo la URSS puso fin a la Primavera de Praga en 1968, cuando por temor a que Checoslovaquia se saliera del huacal, mandó 750 mil soldados, 6 mil tanques y 700 aviones de combate… no pues así, mejor dejaron para mejor ocasión recobrar su soberanía, total.

Un caso hubo en México, el 8 de junio de 1692, cuando el peladaje chilango, enrabietado contra el gobierno por una grave escasez de maíz (y trigo, pero por eso, menos), y el feo chisme de que la autoridad lo acumulaba para venderlo caro, tuvieron a bien ir a apedrear  el Palacio de los Virreyes (hoy, casa de doña Sheinbaum, también conocido como Palacio Nacional), que incendiaron junto con el Ayuntamiento y el Parián (el mercado); por cierto, hubo saqueo por si le interesa saber cuándo empezó esa mexicana tradición.

Iniciaron esos grandes desórdenes las mujeres, detallito, ya luego se les unieron los señores, tan machos. Como sea, el Virrey mandó sofocar la cosa “por todos los medios” y el capitán que tomó el encargo, reportó que penetraron en la plaza “a riesgo de sus vidas” y (agárrese):

“(…) dieron el castigo que merecían matando a todos los que se pudo (…)”; ¡a los que se pudo!, y no fueron pocos, a otros los apresaron y nada más los azotaron, ¡qué delicadeza! (no está inventando este su menda, consta en el Archivo del ex-Ayuntamiento, Historia en General, Volumen I, Expediente 1, fojas 15 a 16); o léase ‘Alboroto y motín de México’, escrito por un testigo presencial: Carlos de Sigüenza y Góngora por si le parece de fiar (aunque don Carlos se tragó lo de la matazón, digo, muy neutral, tampoco).

Se advierte a usted que ese alzamiento popular de 1692 no brotó de la nada, ya antes los había habido, en protesta por malos tratos y abusos, pero no pocas veces por situaciones económicas, como en Yucatán en 1639; Oaxaca en 1660; Tehuantepec, 1661 y otros (se acaba el espacio).

Como se podrá usted imaginar, esta larga introducción es por los bloqueos carreteros que campesinos y transportistas, realizaron ayer en once estados del país: Sonora,  Durango, Guanajuato, Sinaloa, Tlaxcala, San Luis Potosí, Michoacán, Querétaro, Hidalgo, Aguascalientes y Puebla; y en las aduanas de Ciudad Juárez y Nogales. 

Los transportistas piden seguridad en las carreteras(en lo que va de este año se registran más de 16 mil robos en carreteras al transporte público), y fin a las extorsiones que también les hacen autoridades.

Los campesinos piden precios, condiciones mejores para el campo y rechazan la Ley de Aguas Nacionalesque cocina el Congreso, afectando muy seriamente sus legítimos intereses poniéndolos en riesgo de ir a la cárcel, de plano, si se retrasan en renovar su concesión, si no respetan la reducción de volumen que el gobierno rebaje a su real saber y entender o si en cualquier trámite se retrasa el agricultor: cárcel y punto.

La refractaria presidenta Sheinbaum, ante este bloqueo nacional, afirmó que “parte de los bloqueos carreteros” responde a “intereses políticos no legítimos, no a una defensa genuina del campo”; y que ocurren “pese a que hay diálogo”. O sea, de mala intención y a lo puro maje. Buena estrategia señora, si quiere que se encabriten más.

La secretaria de Gobernación, la tal Rosa Icela Rodríguez, dijo lo mismo, pero señaló directamente al PRI, al PAN y al PRD, de estar manipulando el asunto (¿no estaba muerta la oposición?), y le agregó que esos bloqueos son delito. ¡Muy bien, doñita!, tan delito como las tomas de pozos petroleros y de la avenida Reforma de su verdadero jefe, el que no está en Palenque.

Algo anda muy mal. El gobierno cree que con babas minimizará el descontento creciente. Las marchas del 15 de noviembre, convocadas por la generación Z, fueron en decenas de ciudades del país; las marchas de médicos, maestros, madres buscadoras, organizaciones de la sociedad civil, colectivos feministas y muchas más, sumadas a este bloqueo nacional, no anuncian fiesta, no, resaltan que este gobierno del segundo piso, no tiene respuestas a los reclamos de la gente y siguiendo los pasos del anterior aplica su recetario de frases hechas, como si fueran mágicas y desaparecieran los problemas.

Señora Presidenta, ya tiene que resolver algo, recuerde: “a ti te había tocado nomás la de ganar; pero hoy tu buena suerte la espalda te ha volteado”… ¡ay, Cuco!

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