* El presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán fue hallado sin vida con huellas de tortura
El empresario y productor de limón Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, fue asesinado este lunes 20 de octubre en Michoacán. De acuerdo con la Fiscalía General del Estado, el cuerpo del líder limonero fue encontrado en la carretera Apatzingán-Presa del Rosario, con visibles huellas de tortura.
Bravo, de 36 años, se había convertido en una de las voces más representativas del sector citrícola en la región de Tierra Caliente, donde los productores enfrentan constantes extorsiones y amenazas del crimen organizado. En meses recientes, había encabezado manifestaciones para exigir mayor seguridad y mejores condiciones para la comercialización del limón.
En febrero de este año, el líder agrícola denunció públicamente que él y otros integrantes del Tianguis Limonero habían recibido amenazas de grupos delictivos, lo que obligó al cierre temporal de las oficinas de la asociación. A pesar de reuniones con autoridades estatales y federales, las extorsiones continuaron afectando la producción y los precios del fruto.
El diputado local Octavio Ocampo lamentó el crimen y calificó a Bravo como “un hombre valiente y defensor incansable de los productores del campo”. Las primeras investigaciones apuntan a que el asesinato habría sido cometido por integrantes del crimen organizado, que operan en la región bajo la presencia de los cárteles Jalisco Nueva Generación y Cárteles Unidos.
En redes sociales, la senadora Lilly Téllez responsabilizó al gobierno federal del clima de violencia en el país, al señalar que “México se ha convertido en un narcoestado”. Su publicación generó debate sobre la seguridad de los líderes del campo y la falta de resultados en las estrategias oficiales contra el crimen.
La Fiscalía estatal informó que continúa con las investigaciones para esclarecer los hechos y dar con los responsables del homicidio. Mientras tanto, organizaciones agrícolas reiteraron el llamado a proteger la vida de quienes defienden los derechos de los productores en una de las zonas más violentas del país.