+ El Güero la Rubia, todo un personaje…
+ Un grupo de excelentes cocineros…
+ La porra del pipiripiripí, pipiripiripí…
Ruperto Portela Alvarado.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. A 21 de Julio de 2018.- A veces es necesario recordar para hacer un reconocimiento a quienes un día fueron atentos conmigo y mi familia. Lo digo por mí y por las atenciones que siempre tuvimos de mis primos, los Figueroa Alvarado, que pareciendo ser tan lejanos familiares, eran en primer grado, hijos de Rosa Luz Alvarado Valerio, hermana de mi madre Gregoria.
Eran los tiempos aquellos en que las carencias nos alcanzaban por todas partes y por la afinidad familiar nos acercábamos a la familia Figueroa Alvarado que vivían en la calle Rayón y nos invitaban a sus jolgorios. Fueron días en que podíamos saborear y degustar exquisitos menús que preparaba Rafael, a quien muchos conocieron como “La Rubia”, pero como todos los alvaradeños, también habían heredado el sobre nombre de su padre Francisco Figueroa Mora, mejor conocido como “Chico Goyo”.
Hago esta remembranza en recuerdo a mi primo Rafael Figueroa Alvarado –fallecido recientemente– quien inventó las deliciosas “Tortas Rubia” que hizo famosas desde su expendio de muchas décadas, instalado frente al Cine Juárez, que sus hermanos y otros descendientes putativos, siguieron la tradición de la receta y el toque sabrosón de la carne mechada y sus condimentos.
Como buen “Ciudadano del Mundo”, o sea, un vago cualquiera, también fui cercano a ellos porque en la misma casa de la calle Rayón vivía mi prima María Elena Figueroa Alvarado, quien se destacó por preparar unos flanes congelados que yo vendía a 20 centavos en la entrada del mercado viejo y después en el nuevo, en aquellos años de inicio de la década de los sesentas. Por cierto en esa misma casa vivía una viejecita que siempre la conocimos como “Mina” y que ahora me dice mi hermana Aída Luz que se llamaba Rosa Albina Figueroa, hermana de Chico Goyo. La recuerdo porque siempre nos andaba tapando el pecho para que no fuéramos a resfriar.
Las fiestas de navidad y año nuevo eran una alegría enorme para mis hermanos y yo, porque mi mamá nos llevaba a la casa de Rafael el “Güero Chico Goyo” a disfrutar de una gran comilona. Me acuerdo mucho de mi primo Carlos Figueroa Alvarado, el que siempre andaba por toda la república trabajando y cuando llegaba a Alvarado, era muy generoso con nosotros, regalándonos ¡hasta un peso!, de aquellos tiempos. Él murió finalmente en Alvarado, lo recuerdo bien, un 4 de diciembre de 1970, siendo yo estudiante de Contador Público en la ciudad de Xalapa, Veracruz.
De todos guardo un buen recuerdo. De Rosa Elvira Figueroa Alvarado que ya casada con Juan Bonino, nos mandaba cajas de aguacate desde Tapachula, que teníamos que ir a recoger a la parada del tren en Paso del Toro –entre Veracruz y Alvarado–, mismos que vendíamos, como buenos comerciantes que fuimos la familia Portela Alvarado, por necesidad y sustento.
Julio “El Graduado”; Elsy Aurora, “La Güera y Fredy, completan esta estirpe de los Figueroa Alvarado, que se distinguieron como excelentes cocineros, dulceros y reposteros. Inclusive “El Güero La Rubia”—como le decían algunos a Rafael, trabajó muchos años de cocinero en la Escuela Práctica de Pesca, donde a los alumnos les decían “Los Come Papa”, porque me cuentan, que eso era lo que más les daban de comer a los internos, combinado con otros alimentos.
Esa generación de jóvenes de los años 60s, fue muy creativa primero por su afición a la cocina y excelentes cocineros. Rafael “La Rubia” y Fito “La Malagoitia” (qué no sé exactamente cómo se llamaba) encabezaban el grupo a la par con mi primo hermano Angelito Portela Chávez “El Auténtico”. Ahí nomás se daban un “quien vive” para ver quién era el más “chingón” guisando una pierna mechada; un pavo relleno al horno; un espagueti, una lasagña. Toda una proeza de sabor y exquisitez para el paladar.
Y a todo eso se debe anotar que el grupo era muy alegre. Les gustaban las fiestas, el jelengue y el trago. A este “equipo pesado” que encabezaban el “Güero La Rubia”, Angelito Portela Chávez “El Auténtico” y “Fito La Malagoitia”, se sumaban: Luis Figueroa Martínez, “Güicho Cacurino”; Rubén Ruiz, “Farina”; Ricardo Silva, “Kori”; Francisco Reyes, “Lefú”; Agustín García, “Tinche”; Pablo Hernández Morales, “Cleto”; Gerónimo Hernández Morales, “Ero”, entre otros de los que no recuerdo sus nombres.
No debemos olvidar que ellos fueron los creadores de la porra del “pipiripiripí, pipiripiripí, eeeh; pipiripiripipiripí eeeh; pipiripiripipiripí, eeeh, eeeh, eeeh” que se ha vuelto popular, nacional e internacional, sin que se les dé su derecho de autor. Cuando menos en las fiestas de la Portelada que vive en Alvarado y los que radicamos en Tuxtla Gutiérrez ya la adoptamos y la ponemos en práctica; no puede faltar esta singular porra. De la misma manera, en la campaña de la amiga Arlett Aguilar Molina a la diputación local de Chiapas, en la elección del 2012, el “pipiripiripí, pipiripiripí” fue parte de la música y letra de su promoción política.
Y así, en algunas radiodifusoras de esta capital chiapaneca se ha hecho oír en repetidas ocasiones sin que muchos sepan su origen y quiénes son sus creadores. Pero ya le estoy poniendo “derecho de autor” para que sepa el mundo quienes son los que hicieron esta porra que ya ha trascendido los límites de los alvaradeños.
Desde aquí un homenaje a aquellos que nos antecedieron en la pachanga, la rumba, el jelengue y el jolgorio, como no pudieran faltar Angelito Portela Chávez, “El Auténtico”; “Fito La Malagoitia” y sobre todo, mi primo hermano, Rafael Figueroa Alvarado, el siempre dilecto y admirado, “Güero La Rubia” o como otros le decían, “El Güero Chico Goyo”, en recuerdo a su padre, Francisco Figueroa Mora. Descanse en paz y todo nuestro reconocimiento. RP@…
Con un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya…
Para contactarme: rupertoportela@gmail.com