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Alvarado, los diciembre del pasado

Alvarado, los diciembre del pasado
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+ La alegría de los portalitos y las ramas… 
+ Los buñuelos de Mela, Julia y mi tía Chabelita…
+ “El Jimbo”, Chema Ferrer y Enrique el Abonero…
+ Toño Camacho, trascendió con el “Pobre Viejo”…

Ruperto Portela Alvarado

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Jueves 14 de Noviembre de 2019.- Es cierto, Alvarado es la capital del jelengue; las fiestas se dejan venir unas con otras en el calendario regular y no hay momento de sosiego entre los alvaradeños, que si para algo nacieron, es para gozar de la vida y estar en la rebambaramba de la alegría todo el tiempo.
De esas múltiples fechas de celebraciones con su costumbre de estrenar vestimenta, desde camisas, pantalones, trusas, calcetines y hasta zapatos cada vez que hay fiesta en el pueblo, ya he comentado en veces anteriores. Pero después del “Día de Muertos” y el festejo de la Revolución Mexicana el 20 de noviembre, nos acecha la bien llamada ruta de los días de “Guadalupe Reyes” –del 12 de diciembre al 6 de enero– y todo lo que se junte en esos días.
Ya vemos el día 12 de diciembre a las mamás y papás jalando de la mano a los niños vestidos de inditos que antes semejaban a Juan Diego y hoy canonizado, es “San Juan Diego”, con bigotes y patillas pintadas con tizne, su cabeza tapada con el tradicional paliacate y su vestimenta de manta y pies enhuarachados.
Ese “Día de la Virgen de Guadalupe”, dan inicio las salidas de “los portalitos”, que son una réplica del pesebre donde nació “El Niño Dios” y que con ellos cargando, los niños y otros no tanto van cantando de casa en casa. El día 16 de este último mes del año, empiezan los recorridos de las “ramas y limas” que son una tradición veracruzana que se consolidó en Alvarado con gentes de ataño de los barrios de la Fuente, Paso Nacional, La Trocha y otros grupos que venían de las rancherías a cantar los villancicos con versos de literaria y excepcional estructura. Empiezan también las “Posadas” recordando el recorrido de José y María (embarazada) pidiendo alojamiento de casa en casa. “Os pido posada…”
Ya después del “Nacimiento del Niño Dios” la noche del 24 de diciembre, empezaban las “parrandas” de los adultos cantando “la rama” con visitas programadas a determinados domicilios donde les daban la bienvenida con comida, refrescos y muchas veces “aguas ardientes” que llevaban hasta la madrugada el festejo.
En ese marco, me viene al recuerdo todo eso que quedó vivo en mi pensamiento, como era la tradición de los buñuelos que preparaban en el patio de la casa de Doña Mello sus hijas, Mela, Julia y Chabelita, esposa de mi tío Nabor y que yo, en una canasta bien tapada para que no se enfriaran, salía a vender por las calles.
No recuerdo bien si Teresita, Vicenta y Lola Ochoa, también preparaban estos deliciosos buñuelos, pero sí que por las noches vendían antojitos, como tacos fritos, raspados y tamales de masa y elote en las afueras de su domicilio en la calle Madero, cuyo estand se llamaba “El Manguito”.
La noche de Navidad en Alvarado es singular. Se festeja en reunión familiar con invitación a amigos y muchas veces desconocidos que llegan al pueblo –visitantes, turistas– a los que se les convida a la mesa y comer lo que se ha preparado para la cena de esa media noche y celebrar el nacimiento de “Jesús Cristo”, “Niño Dios”.
El 24 de diciembre se llena de alegoría desde la celebración de la “Misa de Gallo” por el nacimiento del Mesías. En toda la ciudad hay jolgorio; bailes en diversos barrios y calles donde los alvaradeños sacan a relucir toda su enjundia y alegría de veracruzanos. Fue tradición el baile en la Calle Rayón y luego en Joaquín Martínez que se vuelve a repetir con el festejo de la llegada del “Año Nuevo”, con la reunión, después de la media noche, en el zócalo “15 de Octubre”, donde regularmente el Ayuntamiento ofrece un ágape con música y baile popular.
Ya para mediados de diciembre, era una tradición ver a los “Reyes Magos” ir por las calles vendiendo en efectivo o a crédito, los juguetes que les llegarían a los niños el día de los “Santos Reyes” el 6 de enero. No se me va a olvidar nunca la figura alta y robusta –o cuando menos así lo veía como niño—de don Manuel Vidaña Lara, mejor conocido como “El Jimbo”, quien engalanaba una muñeca de casi tamaño normal con atuendo de lujo, así como con un reloj, cadenas, pulseras –de oro, por supuesto– y a veces hasta zapatillas que rifaba el último día del año.
José María “Chema” Ferrer, el que fue un gran pitcher del equipo Alvarado de los años 60s, –como su hermano Nicolás y “El Bobo” Emilio “Millo” Ferrer– también anduvo con su cargamento de juguetes ofreciendo “en abonos” los juguetes para el día de reyes. Y como diría el “Poeta Mayor”, Jaime Sabines, “lo sé de cierto”, porque yo también anduve de ayudante cargando pelotas, muñecas, carritos de madera, caballitos de palo, patines y pistolas –de fierro colado—truena chirramplines.
El día y la noche anterior al de los Santos Reyes –6 de enero—todo el boulevard Juan Soto se llenaba de puestos de juguetes y colaciones. Era una algarabía para los padres ir a comprar los regalos que los “Tres Reyes Magos” les traerían a sus hijos en la mañana siguiente.
Ahí, en una esquina a las afueras del mercado “20 de Noviembre”, donde ahora está una farmacia, tenía un puesto de ropa un señor conocido como Chón, local que le heredó su papá y donde vendía juguetes todo el año, pero en especial algunos en la noche previa al de los “Santos Reyes”.
Claro que no eran los únicos pues también Enrique “El Abonero”, del que nunca supe su apellido, además de vender todo el año colchas, ropa para dama y caballeros, en el mes de diciembre ofrecía “en abonos” juguetes que con anticipación la gente alvaradeña le encargaba para el mero “Día de los Reyes”. Cómo no recordarlo si cuando llegaba a una casa a cobrar, tocando la puerta gritaba: “me vooooy”.
Lo que remata el mes de diciembre es la fiesta del “Pobre Viejo”, un muñeco hecho de pantalón y camisa relleno de aserrín con cohetes; su sombrero o paliacate y su puro, representa el año que termina, para ser quemado cuando el reloj marque el último minuto del año. Los versos son tradicionales como aquellos de: “una limosna para este pobre viejo, que ha dejado hijos, que ha dejado hijos, para el año nuevo”. Pero el que nunca se va a olvidar es el que le dedicaron al “Médico del Pueblo”, Antonio “Toño” Camacho que lo identifica: “dice el doctor que tiene sarampión, pero lo que tiene, pero lo que tiene, ataque al corazón”. Y remata después de varios versos: “dice Camacho que tiene el ojo gacho, pero lo que tiene, pero lo que tiene, que anda bien borracho”.
Y la fiesta nunca termina, porque, quemando el “Pobre Viejo”, esperamos la cruda del “Año Nuevo” y luego el “Día de los Santos Reyes”, que es el inicio formal de un nuevo año de fiestas, jelengue y jolgorio para los alvaradeños…
Con un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya…
Para contactarme: rupertoportela@gmail.com

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