+ Los condiscípulos de la Primaria…
+ Otros de mi juventud y ahora…
+ Cómo los recuerdo y añoro verlos…
+ Se nos adelantaron en el camino…
Ruperto Portela Alvarado.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Domingo 14 de Junio de 2020.- “Dónde andarán, los amigos de ayer// la novia fiel, que siempre dije amar// Dónde andarán mi casa y su lugar; mi carro de jugar, mi calle de correr. //Dónde andarán, la prima que me amó// mis secretos de ayer”, como dice en su canción Pablo Milanés. Ahora yo aquí sigo, en otro lugar y con otras gentes.
Es el lujo del ser humano, poder recordar y vivir de nuevo aquellos tiempos de felicidad que en la niñez son perdurables y que, al correr de la vida, nos satisface volver a vivirlos. El placer de ser y de conocer el tiempo, diría el maestro Renato Leduc.
Pero, “cuánto gané, cuánto perdí// cuánto de niño perdí; cuánto de grande logré.// Qué es lo que me ha hecho feliz// qué cosa me ha de doler”. Y lo reafirma el propio Milanés en su hermosa canción poesía: “Si era vivir la infancia, con el ansia de todo saber// pues el saberlo todo y con nostalgia// ver lo que se fue”.
Pregunto por mis amigos del ayer, aquellos que me acompañaron en el camino de la escuela primaria “Benito Juárez”, generación 1957-63. “dónde estarán, a un lado de mi piel.// Los guardo bien, y a veces brotarán// y endulzarán un brusco acontecer// llenándome de miel, que muchos libarán”. Hoy me acuerdo de ellos y los extraño con nostalgia de los tiempos idos. “Me lanzarán al viento// y a mi tiempo me retornarán.// Vendré feliz y fresco// para siempre sé dónde estarán”…
Con estas notas de Pablo Milanés, busco en los recuerdos la imagen de aquellos niños que fueron mis compañeros en la escuela primaria Benito Juárez. Sé de algunos de ellos: Carlos Reyes Hernández, “Colita”, con quien la amistad fue siempre sincera; Rafael Figueroa Zamorano, “La Pulga”, mi entrañable amigo y hermano de la vidas; Joaquín Sena, uno de los compañeros del tiempo; mi compadre Manuel Rascón Arano, “La Burra”, quien es parte de esa historia que juntos escribimos a la par con José Sotero Silva Herrera y Aurelio “Lelo” Triana, entre otros muchos. De ellos que se me fueron en el tiempo y “no sé donde estarán”.
Con mi amigo “Carlos Colita”, hacíamos las tareas de Secundaria en su casa de la calle Llave y nos atendía su mamá “Doña Necha”,volvimos a la memoria para acordarnos de los compañeros aquellos que venían desde Buen País a la “Escuela Benito Juárez”: Nazario y Eva Luz (que no recuerdo sus apellidos) y de los que hace muchos años no sabemos de ellos, como tampoco he encontrado a la muchacha alegre que conocí de adolescente, Rosario Ruiz que le llamábamos “Charo-Charo”. Otra la amiga que fue también compañera de Primaria y después de jóvenes en la Secundaria, Lesvia Lara Rojas –del barrio de La Fuente—, muy amiga de Dolores “Loly” Pensado. Les mando un saludo a ambas, aunque Loly ya se nos adelantó en el camino hacia lo etéreo.
Claro que en primera línea siempre estuvieron mi compadre Manuel Rascón Arano, José Sotero Silva Herrera (+) y el entrañable amigo de siempre, Rafael Figueroa Zamorano con quienes hice equipo para todas las “enseñanzas de la vida” –por no decir travesuras– desde niños, jóvenes y ahora de adultos, en ciertas ocasiones.
Sotero Silva, quien se nos adelantó en el camino, fue un excelente estudiante; aprendió a bailar el folclor jarocho; un excelente jugador de billar y hasta fue boxeador con tres peleas en la Arena Coliseo de la Ciudad de México. Terminó siendo maestro de instrucción primaria. Rafael Figueroa Zamorano “La Pulga”, “se graduó en la vida” de muchas cosas: es maestro albañil y panadero, pero también estudió “técnico radiólogo” que ejerció apenas unos meses en el IMSS, pero como no le pagaron, se regresó a la panadería. Mi compadre Manuel “La Burra”, un eterno viajante del país, en muchos empleos, como trabajador en petróleos y luego en las dragas que lo llevaron por muchas partes de las república, se me pierde, pero lo busco y a veces lo encuentro para saludarlo y darle un abrazo fraterno. A ellos mi agradecimiento por su amistad.
De los compañeros de la primaria también cuento a Aurelio Triana y Joaquín Sena (+) que fueron integrantes de la banda de guerra de la “Benito Juárez” bajo la instrucción y comandancia de Rosalinda Ubier, a quien muchos de esa época recordamos como una mujer de temple y fortaleza. No recuerdo si “Charo-Charo” formaba parte tocando el tambor o, Luis “Güicho” Martínez Sosa y Marco Vinicio González Aguirre –de generación anterior–, también integraron esa banda de guerra; pero sí que luego se hicieron extraordinarios trompetistas de grupos musicales como “El Conjunto Puerto Rico” de don José González Quintana “El Negro Mambo”; “Los Tigres del Jazz” dirigido por don Luis García Hermida, si no estoy equivocado; como Pancho Polín y el maestro Felipe “Felipete” Zamudio Mora, de quien guardo un buen recuerdo como “mi padrino”, esforzado torero, ranchero y músico, que juntos pasaron a la historia mundana de los alvaradeños.
Entre aquellas compañeras que cursaron de primero a cuarto año en la “Josefa Ortiz de Domínguez” y luego quinto y sexto en la “Benito Juárez” puedo recordar a: Emma Luz Valerio, Paula Román Azamar, Olga Edith Camarero, Juanita Prieto, Margarita Cámara, Eustolia Carmona, María Luisa Ramírez, Adela Cano, Rossana Valerio, Margarita Román, Margarita Camarero, Caritina y María Montalvo, Idalia Chávez y una morena de nombre o apellido San Esteban, a quien jamás volví a saber de ella.
No se me deben olvidar mis compañeras condiscípulas, Norma Guadalupe y Nelly Concepción Rascón González, a quienes siempre conocimos como las “Cuatitas Rascón: Lupe y Concha”. También Carlota Ortega y Ana Luz Valencia. Me recuerdan a una compañera de la Primaria, de nombre María del Carmen Figueroa, quien no identifico, como tampoco a Marina Ramírez. Por cierto, me encontré recientemente a un amigo de infancia y compañero de la Primaria Benito Juárez, a quien le dicen “Cabeza”, pero se llama José Félix Sosa Valencia, un extraordinario jugador de billar, pero que en su tiempo jugó buen béisbol junto con Persy Valerio, hermano de nuestra compañera Rossana Valerio.
No sé, dónde andarán y algunos, como dice la trova: “ya mis amigos se fueron casi todos y los otros partirán después que yo// lo siento porque amaba su agradable compañía…”. Unos se fueron definitivamente y a otros no los he visto desde hace muchos años… no sé de ellos.
Por ahí supe de Eusebio Santos Tello (doctor psiquiatra); Rolando Cámara, hermano de Margarita Cámara que también fue nuestra compañera de Primaria y a los que desde hace mucho no lo veo. Luis Ramón Vidaña, “Güichito” y su hermana Modesta “La Bellita”, de quienes hace tiempo no sé de ellos, pero a ella por cierto, la saludé por el WhatsApp hace unas semanas. Igual me acordé de Lucio “Veneno” Figueroa Molina, fallecido recientemente y Manuel “Manuelito” Ochoa, mi vecino de la calle Madero, quien se hizo extraordinario gallero, pero tiempo hace que no sé de él.
No se me debe escapar de la memoria mi amigo el doctor Gabriel Prieto Márquez; Joaquín “Quino” Zamudio, quien me sorprendió su facilidad para platicar y también el “ausente” de muchos años, Francisco Zertuche o Raúl Martínez Sosa, Samuel Figueroa Peña, Manuel Silva –vecino del carpintero “Cuate Román” en la calle Galeana– que creo también fueron nuestros condiscípulos. De quien no me acuerdo si fue compañero en la primaria “Benito Juárez” es Carlos Joaquín Tejeda Lara “Carlosquín”, quien sí lo fuimos en la Secundaria.
En la lista de asistencia de las maestras Ángela Rojas Carmona, Melby Márquez y Matilde Ochoa Carmona –de primero a cuarto año– quiero anotar a mi vecino de la calle Madero, Gilberto (Mendoza) Yépez Herrera “Pata de Águila”, nieto de Regino “Cardenal” Yépez, con quien intercambiaba las tareas; el me hacía los dibujos y yo los número romanos. Una vez dibujó con excelentes líneas el Águila del Escudo Nacional. Ahora recuerdo también a Carlos Muñoz Sosa “Chamarra”, a Benito Figueroa que vivía junto al Cine Alvarado y Guadalupe Norberto que fuera jugador de béisbol desde niño y maestro soldador ya de adulto.
Quiero recordar a otros compañeros de primaria como Zoila Mendoza, Miguel Cano Berdejo, Elías Mendoza Tejeda, a quien le decíamos “El Coyote”, pero siempre demostró su máxima inteligencia; mis vecinas, Juanita Prieto Lara, hermana de Gelo (Ángel), Irma y Sergio; Irma García Cruz, hija de Salvador García y doña Pastorita Cruz cuyos hermanos, Jorge (Jole) y Manuel (Mañe), como Matilde, Gregoria (Goya) y Vicenta, fueron muy amigos de nuestra familia.
Recuerdo a Pilarín (hija de la profesora Matilde Ochoa Carmona que nos dio clases en tercer año); Lidia Chávez; René, de quien no sé sus apellidos, vivía casi frente a la tienda “El Repito” de don Heraclio Ortega conocido como “Laco”, y que me parece su mamá (de René) era enfermera. Eso no lo tengo bien en la memoria, pero sí a Lucero Ruiz Guzmán que fue nuestra compañera también en la Secundaria y Preparatoria de la ESBA.
Puedo mencionar a otros que me recuerdan mi amigo “Fallo La Pulga” como José Antonio Cruz Cruz, “Chevecha”; Silverio Cruz, hermano de Amado Cruz que vivieron siempre frente al hospital, junto a la casa del Profesor Ramírez y otros dos hermanos que eran sus vecinos de la ahora Iglesia de la “Santa Cruz”, de los que no recuerdo sus nombres. Miguel Cano Berdejo me menciona a un compañero de nombre Narciso al que le decían “Chicho”, pero también se me viene a la memoria Zacarías, hijo de Ricardo el que tenía la tienda “La Paloma” en la calle Llave y Guerrero, frente a lo que fue el billar de don Joaquín Martínez y hoy es la tienda “MAS”.
Fuimos tantos en esa generación de primaria 1957-63 que ya se me han olvidado algunos compañeros, pero me parece que también formaron parte de este grupo: Gastón Blanco Ruiz; otro compañero que solo me acuerdo que se llamaba Martín que vivió por la calle Joaquín Martínez casi enfrente de Oscar el cochinero; Juan Simón, Ángel “Lito” Alceda hijo de “Peligro”, y José Luis Llamas Hermida al que le decían el “Mancebo”, nieto de don Vicente Hermida el lechero que vivía en la calle Nicolás Bravo, frente a la casa de don Aniceto Lara Sosa, “Cheto Calabacha”.
Tampoco me debo olvidar del condiscípulo, Ángel Valerio “Pata de Micha”, hijo de doña Guadalupe Valerio, vecinos de la calle Madero. De él guardo el buen recuerdo de un dibujo y molde que hizo de un gallo para imprimir las playeras del equipo de béisbol “El Gallo Rojo” que patrocinaba mi tío Ángel Portela Sánchez, (dueño de la cantina que llevaba ese nombre) y el manager era Gilberto “Colliyo” Herrera. Para eso del dibujo, mi primo Ángel siempre fue extraordinario y además era un eficiente mecánico de bicicletas y componía canciones como aquella que decía: “Cuco está triste”. Ahora no sé qué pasó con él.
Había pensado integrar a este recuerdo, los nombres de los que se nos adelantaron en el camino de la vida y cumplieron con los designios del “Señor de las Galaxias”; pero ese es otro tema, en otro momento y estado de ánimo. Si quiero apuntar, que me ha sido grato encontrarme, reencontrarme personalmente o a través de estas “benditas redes sociales” a aquellos compañeros del primer camino de estudios en las escuelas primarias “Benito Juárez” y “Josefa Ortiz de Domínguez”. En ese tiempo que vivimos en los años 50-60s, todavía no había o era obligatorio el nivel preescolar llamado kínder. Si alguien faltó, háganmelo saber para incluirlos en esta lista.
Quieran las condiciones, el tiempo y la Bendición de Dios, que haya un encuentro con los compañeros de la primaria a quienes pudiera saludar y recordar nuestra amistad de aquella época, las carreras por los corredores del extraordinario edificio que unos irresponsables –por intereses mezquinos u otros motivos— llevaron a su destrucción, pero que quedó grabado en la mente y en las fotografías del recuerdo. RP@…
Con un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya…
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