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Alianzas con quién, alianzas para qué

Alianzas con quién, alianzas para qué
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Juan Carlos Cal y Mayor

Recientemente exprese mi opinión como militante del PAN respecto de un trascendido por la firma de compañeros militantes y amigos del partido en que manifestaron tanto a la dirigencia como a la opinión pública, su “beneplácito por la decisión de construir un frente amplio opositor en el país, considerando que es la mejor vía para lograr el cambio que México necesita”. Dos de los firmantes –amigos míos- desempeñan cargos públicos lo cual no les impide manifestarse públicamente y ejercer sus derechos políticos lo cual es también mi caso. Consideraron que Eduardo Ramírez Aguilar actual Presidente del Congreso y Presidente del PVEM en el estado reúne “los atributos y la capacidad para unificar a las distintas fuerzas políticas del estado”.
Posteriormente reporteros me abordaron para pedir mi opinión y expresé que no estoy en contra de las alianzas pero que estas se deben construir de manera inteligente y con una plataforma programática convincente.
Tampoco estoy en contra de Eduardo Ramírez como se ha interpretado. Tengo una relación cordial y de amistad con él desde sus inicios en la política en su natal Comitán. Considero como lo publique hace unos años, que es un político de la cultura del esfuerzo, frase que por cierto ha retomado en alguno de sus varios promocionales.
Pero en política la forma es fondo. Y en lo que no estoy de acuerdo respecto de las alianzas y una postulación anticipada, es que la construcción de una alianza no puede ser simplemente la suma de fuerzas o siglas como si fueran meras franquicias.
El 7 de julio pasado el partido Verde en Chiapas manifestó en medios locales y nacionales su interés de  disolver una alianza con el PRI en el entendido de que como primera fuerza en el estado corresponde a ellos postular a un candidato. Cosa que por cierto no sucedió antes cuando el PRI aceptó postular a un candidato emanado del partido Verde.
Suena razonable políticamente que aunque el verde sea primera fuerza política quiera construir acuerdos con otras fuerzas políticas como señaló también recientemente -con cierta imprecisión- su actual dirigente Eduardo Ramírez, al referir que estaba abierto a todas las alianzas posibles. También se ha hablado tanto en la política nacional como local de gobiernos de coalición dado que al no haber segunda vuelta electoral en nuestro país, ya van 3 elecciones consecutivas en las que ningún presidente ha sido electo con mayoría absoluta y ha contado además con congresos plurales pero divididos, lo cual genera ingobernabilidad y esclerosis en el proceso de reformas que tanto requiere nuestro país. Los gobiernos de coalición van más allá de las alianzas electorales y se deben constituir en una verdadera plataforma programática y de gobiernos con compromisos claros que sustenten y legitimen el ejercicio del gobierno.
El “Acuerdo por México” suscrito al principio de la actual administración federal, principalmente por el PRI, PRD y PAN, permitió sacar adelante parte importante de las reformas estructurales a partir de un amplio debate para sacar del marasmo iniciativas que desde el régimen zedillista dormían el sueño de los justos por la incapacidad de las fuerzas de lograr acuerdos políticos con sus respectivas mayorías. Observamos entonces que hay acuerdos con fines electorales y acuerdos con el propósito de generar gobernabilidad.
Para algunos panistas la lógica es que el PAN en Chiapas no esta para ponerse sus moños. Ciertamente en los últimos 10 años ha venido de mas a menos en las elecciones locales al grado que hoy gobierna 4 de 122 municipios y tiene sólo 2 diputaciones locales. Es un tema aparte y varias son las razones tal vez porque se perdió en el camino de construir y constituirse en una buena opción electoral por no tener mejores candidatos y propuestas.
En contra parte a lo que afirma el partido verde. Hoy a nivel nacional se ha reducido a su mínima expresión y sobrevive gracias a las alianzas, primero con el PAN y después con el PRI. Hoy se aprecia en el escenario nacional, de acuerdo a los estudios de opinión, que el PAN es el que sigue de cerca a López Obrador a pesar de no tener candidato lo cual lo coloca como serio aspirante a ganar la Presidencia de la República. Es ahí donde yo planteo que la correlación de fuerzas dentro de una posible alianza en Chiapas se debe medir a partir de esa óptica. Dentro de esa lógica esta también que el PAN por si sólo y sin alianzas se constituyó como la primera fuerza en Tuxtla Gutiérrez en las elecciones pasadas y otra vez bajo esa misma lógica no debería aceptar la imposición de candidaturas y reservarse de entrada ese derecho ante el escenario de ir coaligado con otras fuerzas políticas.
En mi opinión es la hora de ir con las mejores cartas y también de abrir las puertas a candidaturas independientes para garantizar la participación ciudadana. No es con albazos ni madruguetes. Tampoco por ese pragmatismo que ha mimetizado a las fuerzas políticas en nuestro estado.
Los retos para sacar adelante a nuestro estado son grandes si es queremos un mejor futuro para nuestros hijos. Esto requiere de un diagnostico y de propuestas serías, realistas y objetivas; no de tapizar el estado con publicidad esbozando buenos deseos como lo hacen todos y como lo hacen siempre…

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