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Al son que nos toque Trump / A Estribor

Al son que nos toque Trump / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

No se puede cantar victoria, aunque el escenario parezca un poco más optimista para México respecto a la guerra arancelaria que Trump ha declarado a los países con los que Estados Unidos tiene mayor intercambio comercial. La convocatoria a la unidad por parte de la presidenta y sus asesores, que reunió a la vieja usanza priista a miles de personas en el Zócalo, parecía emular aquella que apoyó a Lázaro Cárdenas con la expropiación petrolera. Demagogia pura y patriotera.

Como siempre andan en campaña, se trataba de sacar provecho político de la situación y enardecer, al menos en el relato, la retórica nacionalista contra un panorama que avizora negros nubarrones para nuestra economía. Trump, el negociador que ha utilizado con eficacia las amenazas arancelarias, aplazó un mes más la entrada en vigor de un arancel del 25 % a todas nuestras exportaciones, valiéndole sorbete el tratado de libre comercio.

ENTRE EL MIEDO Y LA PRUDENCIA

A diferencia de los mandatarios de Canadá, Colombia y Panamá, que se le quisieron poner al brinco a Donald Trump, la presidenta mexicana actuó con un poco más de mesura, quizás obligada por la amenaza norteamericana de actuar contra los cárteles de la droga, a los que ha declarado terroristas. Pero el miedo no está ahí, sino en las graves acusaciones de las que seguramente Trump ya tiene pruebas sobre los vínculos del gobierno y su partido con el crimen organizado. El horno no está para bollos.

FLOJITOS Y COOPERANDO

Estamos bailando al son que nos toca Trump. Las deportaciones están a la orden del día y México no ha hecho otra cosa que colaborar con esos dictados. Claudia ha reforzado la seguridad militar en la frontera para frenar la migración. Incluso impuso aranceles en la compra de productos chinos en línea (como Temu) y un mayor control y supervisión a las importaciones, cuyos contenedores incluían cualquier cantidad de mercancía pirata. Por eso los operativos contra las tiendas chinas han proliferado en el país. Por eso las acciones contra los laboratorios clandestinos de fentanilo, cuya existencia negó sistemáticamente el expresidente, incluso la misma Claudia. En tres meses del nuevo gobierno de México, autoridades federales han detectado al menos 69 narcolaboratorios clandestinos para la fabricación de drogas sintéticas. También se hizo entrega de los 29 trofeos —algunos de colección— de los ex capos del narcotráfico.

TRUMP NO VA A CEDER

Los elogios del presidente Trump a la presidenta solo dejan entrever que estamos flojitos y cooperando, y, aun así, ya impuso el arancel del 25 % a las importaciones de acero y aluminio, esas sí parejas a otros países. En 2024, México exportó a Estados Unidos aproximadamente 3.2 millones de toneladas de acero, valoradas en 3,499 millones de dólares, representando el 14.6 % de las importaciones totales de acero de EE. UU. En cuanto al aluminio, durante el mismo año, México exportó 5,755 toneladas, equivalentes a 28.2 millones de dólares.

Trump no ha desistido de la idea de repatriar la industria automovilística a su país. No concibe que ciudades como Detroit, que fueron la cuna de la industria automotriz a nivel mundial con marcas como Ford, Chrysler o General Motors, hoy sean de las más pobres de la Unión Americana. La oferta de mano de obra más barata en países como China, la India o México provocó la “deslocalización”, es decir, la salida de estas empresas. Trump va por ellas a como dé lugar y eso no pinta bien para México.

MAKE AMERICA GREAT AGAIN

La industria automovilística y de autopartes ha crecido exponencialmente en México en los últimos años y genera la friolera de más de un millón de empleos directos y cinco millones indirectos, lo que representa una cuarta parte de los empleos formales del país, que ascienden a poco más de 22 millones. Eso es lo que está en riesgo.

Trump aplazó los aranceles con la idea de negociar que se instalen de vuelta en los Estados Unidos. Incluso ya ofreció compensar las pérdidas exentándolos de pagar impuestos. Es el Make America Great Again. Trump quiere ver resurgir las grandes fábricas en su país y generar esos empleos para la clase trabajadora.

DE LOS MALES, EL MENOR

Así que ya no se trata del win-to-win, el ganar-ganar, sino de salir lo mejor librados en una renegociación del T-MEC, donde el socio fuerte terminará por imponer sus condiciones y no nos quedará más que aceptar si no queremos perder aún más.
No estamos en la posición de imponer medidas retaliatorias, es decir, aranceles a nuestras importaciones, porque dependemos en gran medida de ellas. No somos autosuficientes en casi nada, comenzando por nuestras gasolinas. Ni siquiera Deer Park, la refinería texana que compramos y ahora tiene pérdidas, y mucho menos Dos Bocas, que sigue sin producir una gota de gasolina, tienen la capacidad de garantizar una demanda que paralizaría la economía del país en unos cuantos días.El 72 % de nuestras gasolinas proviene principalmente de Estados Unidos. Bastaría con que nos cerraran la llave y adiós.

SOBERANA FALACIA

Ni qué decir de nuestra pretendida soberanía alimentaria, sobre todo ahora que prohibimos la producción de maíz genéticamente mejorado, pero lo seguimos importando de Estados Unidos. La mayoría del frijol, el arroz, la soya, el trigo y sus productos derivados que compramos en las tiendas de autoservicio proviene de Estados Unidos.

Y eso, porque el campo mexicano, salvo por algunas excepciones de productos agrícolas que exportamos, es un fracaso desde que se les ocurrió en el periodo posrevolucionario esa falacia del ejido y las tierras comunales.

EL FRACASO DEL CAMPO

Los programas de apoyo como Producción para el Bienestar, Sembrando Vida y los Precios de Garantía han sido un desastre. En los últimos años, la producción nacional de frijol en México ha experimentado una tendencia a la baja, mientras que sus importaciones han alcanzado niveles récord.

Tan solo de 2022 a 2024, se han triplicado, pasando de 84 mil toneladas a más de 300 mil. En 2021, la producción nacional de arroz fue de 246,000 toneladas, mientras que el consumo se situó en 1.2 millones de toneladas, lo que indica una fuerte dependencia de las importaciones para satisfacer la demanda interna. Y estamos hablando de la canasta básica.

LA DEMAGOGIA NO SE COME

No estamos para ponernos con Sansón a las patadas. Por más Zócalos que llenemos, eso no nos va a dar de comer. La demagogia no se come.

Lo que sí debe reconsiderar seriamente la presidenta es ir abandonando esa retórica socialista con la que se forjó en las lides del 68. El mundo ya cambió, el Muro de Berlín se vino abajo, hay nuevos actores económicos preponderantes en el mercado internacional como China o la India, hay un reacomodo geopolítico en Europa y México no gana absolutamente nada con andar condecorando con el Águila Azteca a dictadores como Díaz-Canel, que tiene sometido y muerto de hambre a su pueblo, como Maduro en Venezuela.

Con esos amigos, ¿para qué queremos enemigos? Estados Unidos tampoco tiene amigos, ya sabemos que tiene intereses, pero nos conviene por ahora más alinearnos a ellos si no queremos pagar una costosa factura.

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