D.E.P.
Víctor Manuel Cruz Roque
Me impactó la noticia de su fallecimiento físico, e inmediatamente vinieron a mi memoria aquellos días, cuando acompañado de la pintora Patricia Mota Bravo, acudían a verme a la Dirección de Divulgación Cultural del CONECULTA.
Él, poeta, ensayista, editor, crítico de arte, y más. Estudió las obras de Rosario Castellanos, Rodulfo Figueroa, Armando Duvalier, y otras constelaciones literarias.
Profesor universitario y tallerista de literatura, le entregó a Chiapas gran parte de su vida cultural.
Ricardo, de palabra firme, de esos seres que no toleran las mediocridades, porque son espíritus inferiores.
Retornó a su genésica tierra, Colombia, y no supe más de él, hasta hoy que me entero que la muerte lo cobijó en su regazo eterno.
Un día le dije que, sólo los grandes tienen derecho a las grandes cualidades, los grandes defectos y las grandes muertes, y espero que la suya, su muerte, haya sido así.
(Y es que, los ordinarios, los cotidianos y los de existencia simple, fallecen de cualquier cosa: de pulmonía; los atropella un carro; o de un paro cardíaco, entre tantas muertes descoloridas, como antítesis de existencia plena).
Descansa Ricardo, y espero que antes de exhalar el último suspiro, le hayas dicho a la muerte su merecido.
“Porque la muerte no es sino un pretexto para llorar por todos, por todos los que están viviendo. Una pared caída no separa, solo el cuerpo de Dios, solo su cuerpo”
Jaime Sabines.
En tu honor, me tomaré un traguito de tequila.
¡Salud amigo!