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A rajatabla / La Feria

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Sr. López

Tío Oro se llamaba Diódoro; le decían así en todo Toluca, no por economía de palabras, sino porque lo que tocaba lo hacía oro, en serio. Era una máquina de ganar dinero. Para él, todo era dinero, decía que con dinero, no había problema sin solución y en su casa se vivía a cuerpo de rey. Pero una vez, tía Clara le dijo que la ayudara porque Diodorito -su hijo mayor-, andaba en “malos pasos”. Y el tío contestó: -Tú dime, ¿cuánto necesitas? -Diodorito acabó preso en Lecumberri y de ahí pasó a las Islas Marías. Triste caso.

Ayer fue la primera madrugadora de la Presidenta. Ni modo. A aguantar a pie firme. Alguien cercano y de su entera confianza, debiera decirle “Claudia, nunca segundas partes”.

Como sea, ayer aseguró que “va a mejorar la seguridad y se va a ir notando poco a poco”, ¡Ah!, aquellos viejos políticos que hablaban siempre en pasado: mejoró, en este caso sería lo deseable de oír. Bueno, pero va a mejorar… poco a poco.

Si usted es impresionable, no lea lo que sigue: no va a mejorar. No. Punto.

Tan arriesgado pronóstico es ‘sub conditione’, bajo la condición de que continúe con su estrategia, que consiste en poner “mucho énfasis en la atención a las causas, y no por ello dejar de atender la presencia, la constitución de la Guardia Nacional, las detenciones, las incautaciones de droga, es decir, las dos partes: atención a las causas y disminuir la impunidad”, dicho por ella.

Lo de la Guardia Nacional depende de que los generales lo permitan; lo de las detenciones, de que aparte de enchiquerar gañanes bota punta pa’rriba, empiecen a echarle el guante a funcionarios, militares, políticos y empresarios venales (¡banqueros!); y lo de la disminución de la impunidad es casi un mal chiste, ahora que los jueces, magistrados y ministros, sean por tómbola, porque serán elegidos de entre los suertudos, no los sabios. 

Lo más preocupante es la insistencia sobre las causas que es bien sabido, para los cuatroteros, en primer lugar es reducir la pobreza “para reducir la necesidad de recurrir al crimen” (dijo doña Sheinbaum al presentar su estrategia). Y por eso no va a mejorar, la premisa es equivocada (aparte de que sus complementos de la estrategia, están en el lomo de un venado).

El anterior arrimado en Palacio nacional, sembró esa idea y no se cansó de insistir en que “la estrategia de seguridad está dando resultado y la dispersión de recursos de los programas sociales está ayudando a permitir una sociedad mejor y más pacífica”. Mentira. Terminó su gobierno con los peores números de inseguridad, después de tirar carretadas de dinero.

Se entiende que haya quienes creen que pobreza e inseguridad van de la mano. Pero es falso. Decir que la pobreza genera inseguridad, es una barbaridad.

Un tal Laurent Lemasson, que no es un papanatas, sino un doctor en derecho público y ciencias políticas de la Universidad de París Nanterre, hizo un estudio sobre la posible relación pobreza-crimen que la prensa francesa calificó de excesivamente documentado, en el que concluye: “No existe tal correlación entre las tasas de desempleo y pobreza (…) y las tasas de delincuencia”. Y nos hace saber que en su país, Francia, entre 1998 y 2000 hubo un fuerte crecimiento económico y disminución del desempleo, acompañado por un crecimiento del 17% de la delincuencia, por lo que el entonces primer Ministro Lionel Jospin, declaró que había “pecado un poco de ingenuidad al pensar que reduciendo el desempleo reduciríamos la inseguridad”. Don Lemasson propone que “el crimen genera pobreza”, no al revés, la pobreza NO genera crimen.

Será en Francia, dirá alguno. Y no, también en México. Maximino Aldana González, investigador del Instituto de Ciencias Físicas, campus Morelos, de la UNAM,presentó en diciembre de 2023 su estudio sobre el tema, hecho con modelos matemáticos y ‘ecuaciones de balance detallado’ (¡dioses!), correlacionando indicadores de bienestar y criminalidad. Concluye que “la pobreza no es la causa principal de la criminalidad”, sino que “cuando los individuos confían menos en sus autoridades existe más crimen”, lo que se relaciona “con la percepción de los ciudadanos en la aplicación de la ley, no con la pobreza, la educación ni con la tasa de empleo”. Y también dice una verdad como un templo: “el crimen organizado no comienza en un estado con bajo nivel económico: Jalisco, Durango o Chihuahua no son entidades pobres”. ¡Zaz!

No faltará el que diga que don Maximino ha de ser un fifí anti 4T. No, mire usted, el Banco Mundial en 2014, elaboró un estudio sobre esto y afirma que “en la década de los años 2000, los homicidios cayeron a nivel mundial en un 50%, mientras en Latinoamérica aumentaron, en el periodo en que se experimentó una sustantiva expansión de sus economías y reducciones significativas de la pobreza, además de otros avances sociales”.

No, suele verse así el problema. Sucede que los criminales que se muestran en nuestra prensa, los que detiene la autoridad, sí son gañanes de bajo extracto, gente nacida en pobreza y nunca aparecen sus verdaderos jefes, los dueños reales del negocio, esos que les dan impunidad, organización financiera, movimiento internacional de carretadas de dinero y su lavado; señores todos de alto y muy alto nivel (empezando por banqueros, disculpe la insistencia).

Los de abajo, la mano de obra, los de apodos, los de ranchos estrambóticos, los matones, le entran al crimen organizado por sus propias razones y circunstancias personales, pero todos los que estudian esto, coinciden: el caldo de cultivo es la corrupción de autoridades y la falta de aplicación de la ley, no la pobreza, no la poca educación, no la tasa de desempleo, que si así fuera, los grandes carteles hubieran nacido en los estados más pobres y no es así.

Mal andamos si el gobierno se empeña en combatir la delincuencia organizada combatiendo la pobreza (si lo hiciera de veras). Es la medicina equivocada. Todo queda en cuento y fracasos. Esto es difícil, muy difícil,pero solo es aplicando la ley a rajatabla.

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