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A medio año de gestión, seguridad y economía amenazados

A medio año de gestión, seguridad y economía amenazados
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▪México y Chiapas

Manuel Ruiseñor Liévano

Ya sea por la incertidumbre global generada por la política comercial de EUA con la imposición de aranceles, lo cual impacta directamente la integración económica de Norteamérica, dado a que poco más del 80 % de las exportaciones mexicanas se dirigen a ese país. Ya sea porque el crecimiento económico nacional en el primer trimestre de este año fue de apenas 0.2% a tasa trimestral (INEGI), lo que técnicamente significa estancamiento, sucede que la confianza en la saludable marcha de México y de estados como Chiapas, cuya economía no ha crecido en décadas y sigue arrastrando graves rezagos como educación y salud;, pobreza, falta de inversiones e inseguridad, resulta que el actual panorama se nos presenta tan amenazante como la actual temporada de lluvias y ciclones, con la diferencia de que la temporada meteorológica tiene su fin marcado y la economía no.

¿Qué hacer para crear esquemas claros de coinversión pública-privada, que generen empleos de calidad? ¿Qué tanto estamos preparados los chiapanecos para salir adelante? ¿Bastará con la obra de la autopista San Cristóbal-Palenque, que aún no inicia, o los efectos derivados del proyecto del Corredor Transístmico? ¿Y el campo y la seguridad alimentaria?

La única certeza es que los programas no están dando resultados y por eso la economía no crece a nivel nacional y no se diga en Chiapas. Es menester que el producto interno bruto (PIB) escale, porque sin este factor no habrá bienestar posible.

Si tomamos como ejemplos a considerar a las dos mayores concentraciones urbanas que tiene nuestra entidad –Tuxtla y Tapachula–, la primera en calidad de sede de los poderes del Estado y el gran comercio, y la segunda como capital económica y las pasamos por la lupa de un factor esencial para el desarrollo, que son la seguridad pública y las inversiones, claro es que no vamos por el mejor camino.

En la capital del estado siguen cerrando las micro, pequeñas y medianas empresas en giros tan diversos que van desde misceláneas hasta estéticas, ópticas, hasta papelerías y zapaterías, entre otros. Las rentas se han incrementado considerablemente como también es verdad que la inseguridad ha crecido pese a todo.

Van los datos. Para empezar y acorde con el SEMÁFORO DELICTIVO, en Chiapas de marzo a abril de este año los robos totales pasaron de 152 a 170; en negocios crecieron 62.5%, a transeúntes subieron 71.4% y en casas-habitación a 10%.
Cuando se le pregunta a la gente si considera efectivo el desempeño de la policía estatal, con corte a marzo de 2025, en Tuxtla sólo la respalda el 48.2% de la población y en Tapachula el 43.4&, ligeramente inferiores en relación con el año anterior.

Y ante la cuestión relativa a ¿Qué porcentaje identifica a la delincuencia como una problemática en su ciudad? Hasta marzo de este 2025, en Tuxtla el 74.8% así lo pensaba y en Tapachula el 84.3%. Cifras superiores a las obtenidas el mismo mes, pero del 2024. Debe acotarse que la apreciación nacional es de 55.4%, todo con información del Observatorio Ciudadano de Fomento Económico de Chiapas. A.C.

El caso es que, viendo las calles de las principales ciudades del estado atestadas de gente pobre pidiendo dinero y de una ola de migrantes donde también hay gente en esa situación de desamparo; con negocios cerrados en aumento, con respuestas violentas del crimen organizado a las fuerzas del orden público como el caso reciente de Frontera Comalapa y con la insatisfacción de no pocos sectores sociales por el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía en sus operativos, el escenario tiene cumbres borrascosas que conviene disipar.

Tanto la administración federal como la del estado, viven, a poco más de la mitad del primer año de sus respectivos gobiernos, momentos clave. Seguridad y comercio están amenazados y se abre el espacios político y económico para tomar decisiones firmes; acaso un viraje que consolide lo alcanzado y refuerce sus naves para evitar derivas.

Sin duda, estamos a tiempo y todos los actores económicos políticos y sociales tendrán que hacer lo que les corresponde. México y Chiapas no pueden quedarse cruzados de brazos. Es hora.

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