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A estribor / 100 días

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Juan Carlos Cal y Mayor
100 DIAS
Quién sabe cuándo empezó la costumbre de hacer un corte en los primeros días de los gobiernos. La costumbre se ha propagado a nivel federal, estatal y municipal. Quizás impera el deseo de dejar en claro el estilo personal de gobernar o la necesidad de dar resultados inmediatos ante una ciudadanía expectante y ávida de ellos.
A mí por lo pronto me parece muy corto el tramo para hablar de resultados. Sobretodo si se trata de un gobierno que ha generado grandes expectativas y habla de grandes cambios y transformaciones como la llamada “4ta” equiparando con momentos históricos tales como la Independencia, la Reforma y la Revolución. Cada uno de ellos ha sido tortuoso y prometedor.  Pero ya que el propio gobierno optó por poner a ponderación sus resultados, no ha quedado más que la tarea de evaluar sus acciones, muchas de ellas apenas en ciernes o periodos de incubación.
En estricto sentido, seguimos atados a la polarización que caracterizó el proceso electoral. Críticos y defensores a ultranza que intercambian con apasionamiento sus argumentos. En muchas ocasiones discusiones que derivan o se limitan a insultos y entre tanto un presidente que está en un trance. Dejar de ser ese líder opositor de tantos años y asumir el reto de gobernar para todos los mexicanos y no solo para sus adeptos. Las rechiflas contra los gobernadores son parte de esa inercia.
También se aprecia una imperiosa necesidad de la mayoría partidista en el congreso que está como estrenando juguete nuevo y ha tenido aciertos y traspiés. Que se ha impuesto sin consensos o que los ha logrado por la necesidad de una mayoría calificada para reformar la constitución, como en el caso de la guardia nacional. Ciertamente Morena constituye un conglomerado de fuerza políticas que se sumaron y coinciden con el proyecto del Presidente. Pero temas recientes como el aborto los han polarizado, incluso con sus aliados en el PES. La oposición hace un esfuerzo por marcar su agenda y sus posicionamientos, pero sigue sin recuperarse de los traumatismos de una histórica derrota que puede llevarlos a la extinción, el relevo o una renovación que se antoja difícil.
La urgente necesidad del Presidente de materializar los apoyos sociales ofrecidos en campaña han obligado a un reajuste presupuestal con varios saldos negativos como la reducción presupuestal o el intento de recorte en algunos programas como las estancias infantiles o los refugios para mujeres, que han encontrado gran resistencia por parte de organizaciones que muy previsiblemente votaron por AMLO en la elección.
La cancelación del NAIM es en mi juicio algo que no ha dejado buenos dividendos. Creo que su popularidad estaría a niveles insospechados a no ser por la mala idea de cancelar un moderno proyecto por culpa de algunos supuestos actos de corrupción que al día de hoy seguimos sin conocer. Aunando a ellos temas menores como la descalificación a las calificadoras, o la reducción de las comisiones bancarias que han provocado turbulencias en los mercados. Ahí ha jugado un papel importante la política hacendaria actuando con la sensatez necesaria.
El combate al huachicoleo también se ve con buenos ojos aunque los resultados como en muchos otros casos están por verse. Los altos índices delictivos persisten y la delincuencia organizada será un hueso duro de roer. Por lo pronto ya se aprobó la Guardia Nacional y es una apuesta cuyos resultados habrá que medir a mediano y largo plazo. Reitero que 100 días son muy pocos para medir y menos exigir resultados. Con pesos y contrapesos, un país politizado y proclive a la crítica, vamos todos aprendiendo empezando por el propio gobierno que ya se dio cuenta que no es lo mismo torear, que ver los toros detrás de la barrera.

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