José Antonio Molina Farro
Así como en un país de caníbales el canibalismo es moral, en un país de corruptos la corrupción también lo es. J. A. M. F.
“Se eliminó la corrupción, ya no la aceptamos, no aceptamos los privilegios del gobierno para unos cuantos, trabajamos con la verdad, luchando contra redes sociales que nos quieren dañar”. Claudia Sheinbaum. Veamos:
Desde el cromosoma fundacional de México, la corrupción ha sido su compañero de viaje. Es un cáncer que hace metástasis en todos los ámbitos.
El Índice de Percepción de Corrupción (IPC), elaborado por Transparencia Internacional recolecta opiniones de expertos y empresarios sobre los niveles de corrupción en el sector público del país. Al compararlo con otros líderes mundiales, México claramente se encuentra como el peor posicionado, solo por encima de la India. En perspectiva regional su posición es sustancialmente más baja que la de Chile y Argentina, y solamente Guatemala lo supera.
La corrupción ha sido un mal estructural y endémico que se recicla generacionalmente y no solo atraviesa todas las coordenadas del poder político sino amplias franjas de la sociedad, acostumbrada a dádivas, prebendas y mordidas para evitar sanciones u obtener privilegios. Hay encumbrados en el poder que abusan de su posición temporal, roban a manos llenas, se enriquecen no obstante evidencias de culpabilidad en una impunidad lacerante, roba el que se apodera del calles para cobrar el espacio, el empleado de barandilla, el inspector de reglamentos, viajes y compras en el extranjero de altos funcionarios sin recato. No existen instituciones sólidas que hagan contrapeso.
Considero que a la presidenta, científica de altos vuelos intelectuales y alta calidad moral la tienen mal informada por falta de honestidad y responsabilidad de funcionarios públicos y legisladores que ven en sus políticas una amenaza a sus sacrosantos intereses. La voluntad política de Claudia de levantar al país y llevarlo a una senda de prosperidad compartida para todos los mexicanos, sin exclusiones, encuentra resistencias en los muchos refractarios al cambio, quienes ven en sus reformas daños a sus perversos privilegios sectarios.
CLAUDIA SHEINBAUM. Durante meses dio probadas muestras de combatir la corrupción en sus propias filas. Denunció sin ambages las trapacerías en el gobierno de Tabasco y en la Secretaría de Marina. También el huachicol fiscal. El impulso justiciero buscó ventilar los casos y reforzar la causa persecutoria. Se impuso la voluntad del oráculo profiriendo sentencias, y descalificando con dedo flamígero a cualquier disidencia. Ahí está como muestra Adán Augusto, el inefable hermano en el primer círculo del poder. Lo dijo Luisa María Alcalde, “la ropa sucia se lava en casa”, el peligro es la división interna, no las oposiciones. Aseguró que “en siete años de gobierno no se ha presentado ningún caso de corrupción dentro del movimiento, y afirmó que no se le ha fallado al pueblo de México”. El negacionismo, y querer ocultar lo evidente, pues todo marcha a la perfección. Poco importa que avanzan los pueblos cuyos gobiernos reconocen sus errores y los corrigen con decisión, hay innumerables ejemplos de ello. Están a la vista corruptos del pasado inmediato exhibiendo con cinismo su insaciable riqueza, cobijados por el antecesor. La mentira institucionalizada. Por ello Claudia fue enfática: el ejercicio del poder demanda humildad.
Dada la gigantesca diversidad que en múltiples dimensiones exhibe el país, “los dos México” o “los tres México” son, más estrictamente “los infinitos México”. A vuelo de pájaro los índices globales posicionan a México como sigue:
En el Índice de Estado de derecho del World
Justice Program: BAJO
En el Índice de Democracia. Medio/BAJO
En el Índice de Desarrollo Humano del PNUD: MEDIO
En el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional: BAJO
En el Índice de Criminalidad de la Iniciativa
Global contra el Crimen Organizado: MUY BAJO
México no es una democracia consolidada. Ha sido una transición larga, compleja, accidentada, lenta, con muchos episodios de regresión autoritaria, sobre todo sin construir el rule of law de un sistema democrático consolidado. Extorsión, secuestros, asesinatos, feminicidios, desaparecidos, regiones enteras capturadas por el narcotráfico, migración, resistencias de correligionarios, etc. Es mucho, muchísimo lo que la presidenta debe afrontar con imaginación y determinación para enderezar el rumbo del país.
ESTADO DE DERECHO. Recolecta información de expertos y en encuestas de hogares. México es el país peor rankeado, incluso por debajo de Guatemala, con valores particularmente bajos en lo referente a justicia criminal y a justicia civil. México se encuentra muy lejos del país que lo precede en la región, en este caso Brasil, posicionado en el lugar 60, versus 98 de México y 110 de Guatemala. En comparación regional, Uruguay, Costa Rica y Chile son los mejor calificados. En comparación mundial encabezan Noruega, Alemania y España. Recordemos que el proyecto de Varietes of Democracy compila democracia liberal, que se nutre de evaluaciones a la libertad de expresión y asociación, libertades civiles, elecciones libres y limitaciones del poder ejecutivo.
CORRUPCIÓN y CLIENTELISMO. Con múltiples formas son un componente ancestral de la política mexicana. Con AMLO la opacidad fue una divisa, reservando información a la que los mexicanos tenemos derecho, por “cuestiones de seguridad nacional”. Una conquista democrática el INAI fue borrada de un plumazo.