En Comitán ya no gobiernan para servir, gobiernan para cobrar. Ahora el presidente municipal Fox decidió que la basura también será mercancía, imponiendo un nuevo cobro a los negocios por un servicio que ya está pagado con los impuestos del pueblo. No es ingenuidad: es ambición pura y descarada.
Este no es un programa ambiental, no es una estrategia de mejora, no es un esfuerzo por una ciudad más limpia. Es, simple y llanamente, otro cobro abusivo, otro zarpazo al bolsillo de comerciantes que apenas sobreviven mientras el Ayuntamiento exprime todo lo que puede.
Primero el Centro. Luego la Miguel Alemán. Después los mercados. Y al final, como siempre, todos. La estrategia es clara: avanzar poco a poco para que el abuso se normalice. Para cuando la ciudad reaccione, ya estará pagando.
Lo más grave es el cinismo:
Cobran por recoger basura… basura que ellos mismos generan al no gobernar. Cobran sin explicar en qué se gastará el dinero, sin transparentar nada, sin garantizar mejoras reales. Solo cobran.
Fox no ve ciudadanos. Ve clientes obligados. Ve cajas registradoras. Ve una ciudad exprimible hasta el último peso.
Hoy es la basura.
Ayer fueron otros cobros.
Mañana será cualquier pretexto.
Mientras tanto, Comitán sigue con baches, inseguridad, calles abandonadas, comercio desplomado y un gobierno que solo aparece cuando es momento de pasar la charola.
Esto ya no es administración pública.
Esto ya es recaudación por desesperación.
Y lo peor es que el pueblo paga… y sigue recibiendo lo mismo: abandono, abuso y cuentas oscuras.