Uvel Vázquez
El niño poeta con inspiración, experiencias, lecturas y amistad con escritores trascenderá. La amistad es muy importante para dar a conocer la obra literaria. En ese mundo onírico de compañeros que realizaban una misma actividad creativa, como lo es la producción literaria, contribuía a enriquecer a los nuevos escritores. Secundino Gregorio era muy afortunado al contar con varios escritores de prestigios que lo ayudaban y lo orientaban a mejorar su escritura. Había días que se dedicaba a escribir historias, otras veces, estructuraba poemas.
Para el niño poeta la inspiración era como una naranja seca, a la que exprimía todos los días sobre la hoja de papel. Ese día tocó la puerta de su amada musa; ella, entonces abrió la puerta. El poeta le disparó a quema ropa. La mujer cayó muerta. Le hizo el amor y después la hizo pedazos, y guardó los pedazos del cuerpo humano en una bolsa negra, que arrojó en el río Sabinal. Nadie imaginaba que en un poeta se ocultara un verdadero asesino. Continuó escribiendo sin ton, ni son. ¿En verdad, cometió el asesinato? ¡Oh, sólo fue su imaginación!
El poeta y el escritor crea, recrea. Crear es imaginar. Lo que se imagina se valoriza por medio del signo. Crear es inventar una nueva sintaxis de la realidad semántica multicolor y laberíntica del lenguaje. Crear es innovar, o inmolar. El artista, comienza imitando, emulando. La lexicología de la soledad, de la imaginación habitada por vocablos del ensueño.
El proceso creativo es una búsqueda de lo novedoso, arremetiendo contra los dogmas y estilos literarios. Crear es afirmar un mundo nuevo. Crear es negar la tersa rima y el verso libre. El poeta está inmerso en un proceso social e histórico, construye un objeto verbal. El poeta cambia, intelectualiza el delirio del tiempo verbal. Crear para todo ser humano es fundamental, mucho más para un artista del lenguaje, para un empleado de las palabras. Crear es construir con fervorosa fe, como lo pensara Eric Fromm: “La fe, al igual que la esperanza, no es predecir el futuro sino la versión del presente en un estado de gestación”. El arte es un producto social, se debe a la evolución de la cultura. Margarita Pansza señala que:
“En gran medida, la creación artística implica una relación contra lo establecido, contra la realidad que se impone al sujeto. Es una expresión del conflicto entre lo real y lo imaginario, en que elementos de conocimientos se conjugan con la emoción para dejar libre paso a la creación”.
Sin embargo, Octavio Paz, señala en El Arco y La Lira:
“El poeta crea por analogía. Su modelo es el ritmo que mueve a todo el idioma. El ritmo es un imán. Al reproducirlo por medio de metros, rimas, aliteraciones, paronomasias, y otros procedimientos convoca las palabras “.
Para Secundino Gregorio, el acto creativo estaba en su apogeo. No podía parar de escribir. Era una disciplina escribir a cualquier hora del día. Había nacido con suerte sin lugar a dudas, porque las mujeres lo mantenían. Le daban todo lo que un ser humano necesita para vivir. Sexo, comida y casa. Que más podía pedirle a la vida. Si tenía todo eso. Sólo se dedicaba a escribir. Secundino Gregorio no podía evitar la abundancia de inspiración, de la seducción que le producían los poemas que leía y que le servían como pie de versos para poder evocar sus propios textos literarios.
Secundino Gregorio a pesar de los años, no podía vivir sin esa bolsa de cuero rojiza que había encontrado con su padre, desde hacía muchos años. Era como su amuleto para escribir. Pasaba horas y horas frente a la hoja de papel, escuchando el silbido del viento. Disfrutando con las frases que soñaba. Despertaba a deshoras, jalaba su cuaderno y escribía desmemoriado, aturdido. (Me orinaba en la cama de bejucos, pensando que llovía mucho. Sentía el olor de mi madre, lloraba cantidad al no tenerla). El uso literario, o estético del lenguaje, tiene como propósito llamar la atención sobre el texto mismo, convertirse en lenguaje opaco, ambiguo, connotativo. Es decir, el artista del lenguaje descubre la realidad de manera bella, celestial y la pone delante de nuestros ojos de manera erguida. En el texto literario lo que importa son las sugerencias y las sensaciones que produce en el posible lector de acuerdo con la técnica que el autor elige. Si el autor elige escribir un soneto, se somete a las reglas de la versificación, para inducir al lector que un texto literario no se lee igual a una nota periodística, por ejemplo. ¿Cómo se forma un poeta? ¿Nace, o se hace? El poeta nace, con el transcurso de los años, se va preparando con diversas técnicas y metodología, con lecturas que en el taller literario le sugieran.
La amistad es primordial para alimentarse de estilos literarios y contribuyen mucho al poeta en proceso de aprendizaje. Citaré algunos de los casos, en los cuales el papel de la amistad entre escritores resulta valioso para el desarrollo del escritor, como lo fue el caso de William Faulkner, quien tuvo la suerte de contar con la amistad de Shewood Anderson, uno de los más destacados escritores de su tiempo. La amistad de este escritor contribuyó a que Faulkner escribiera novelas. Otro caso notable, será el de Miguel Hernández y Ramón Sijé, Ramón era su maestro y amigo, él recibía recomendaciones y consejos acerca de los libros que debía leer. Gracias a esa relación de amigos y de lectura, conocemos la producción poética del poeta de Orihuela, España. Autor de” Perito en Lunas” y “El rayo que no cesa”.
La literatura mexicana floreció con el grupo de escritores jóvenes que se reunían en los cafés, o en sitios que ellos mismos elegían para poder comentar acerca de lo que cada uno estaba escribiendo. Es así como nace el grupo de los contemporáneos, formado por Salvador Novo, José Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer. Estos escritores contribuyeron para que nuevos escritores siguieran su ejemplo. Como lo es el grupo de jóvenes escritores de La Espiga Amotinada, formada por Eraclio Zepeda, Juan Bañuelos, Oscar Oliva, tres grandes poetas chiapanecos; y Augusto Shelly, que influyeron en muchos nuevos poetas. También la amistad de Pablo Neruda con los poetas españoles como García Lorca, Rafael Alberti y Miguel Hernández, se reunían para platicar de lo estaban escribiendo y ambos se corregían. Ese es el origen del taller literario, una reunión de amigos. Juan José Arreola fue el primero en instaurar los talleres literarios en la UNAM. La amistad entre escritores fortalece la formación literaria. La lectura y la escritura cotidiana son los elementos formativos para cualquier escritor en proceso de aprendizaje. Pero el niño poeta necesitaba saber que era la escritura. Tenía esa duda. Ya que el niño poeta le interesaba todo lo referente al objeto verbal.
El abuelo Chomo, hizo que su nieto fuera buen rimador. En el alero de la casa, una mariposa negra, esconde el alma del muerto entre los huecos de emociones, que jala el llanto. Lo que equivale decir que la lengua es como la naturaleza que se desliza enteramente a través de la palabra del escritor, sin darle, sin embargo, forma alguna. El niño poeta conoció la tersa rima por su abuelo, y de esa manera se encaminó a ser un poeta. Don Gervacio Grajales le publicó sus primeros poemas. Y le aconsejó:
—Mira muchachito, bebé tu trago de tequila, para que no se te amampe el alma.