Simón Castillejos Bedwell
Abordar los temas de la delincuencia, la violencia, la corrupción rampante y otros fenómenos, si no queremos quedarnos en las ramas de los arbustos, es necesario abordarla de manera estructural y de fondo como fenómenos económicos, sociales, culturales, políticos y de gobierno, pues de otra forma sólo vemos el asunto como una disputa entre mafias y sus eternos ajustes de cuentas.
Hoy, como resultado de un largo proceso, todas las actividades llamadas delictivas, han sido incorporadas estructuralmente a la economía mundial y del conjunto de los países aunque con grados distintos. El capital financiero que ordena y regula todos los flujos económicos del planeta, se ha fortalecido incorporando a sus redes al narcotráfico, la trata y tráfico de órganos y personas incluidas las caravanas y otros flujos migratorios, el tráfico de armas, todas las ramas industriales, el gran turismo, las grandes cadenas comerciales, las bolsas de valores, y fluyen como actividades económicas regulares reconocidas a nivel internacional, empezando por los grandes bancos como el HSBC, BBVA, CITY BANK por mencionar los más poderosos.
A nivel social, el grueso del tejido social de países y pueblos está fracturada y roto, con altísimos grados de descomposición, donde la llamada ahora delincuencia organizada, tiene el control territorial de grandes extensiones del planeta.
A nivel cultura, las mafias de todo tipo, controlan los flujos de las dinámicas socioculturales de países enteros con el instrumento de la corrupción sistémico, rompiendo y destruyendo valores comunitarios que ponen en riesgos los sustentos socioculturales de los pueblos. A nivel político más allá de las grillas vulgares y simples, los lobys y grupos de empresas de consultoras Estratégicas, impulsan y regulan congresos locales, federales e incluso globales como la Unión Europea y la ONU con todo y sus instancias, como se demostró con la pandemia del Covid19, y en donde la generalidad de los partidos políticos, han sido reducidos a expresiones de gestión y negociación de intereses de grupos de todo tipo, y en el mejor de los casos en simples franquicias electorales como nos está sucediendo ahora en México.
Y en el nivel de gobierno, se conduce casi todo por el pragmatismo, en función de los intereses hegemónicos en cada caso y nivel, sin mediar realmente Programas o Proyectos estratégicos de largo plazo para municipios, estados, países, regiones, continentes y el planeta mismo, donde temas globales como el cambio climático y el calentamiento global, incluido la preservación de la vida, no tienen lugar seriamente en las preocupaciones, más allá de discursos ocasionales para cubrir las formas en busca de legitimidad y prevalencia política.
Por ello, cualquier medida e iniciativa coyuntural y temporal en seguridad y combate a la violencia, seguirán siendo parches para tapar agujeros, o pantallas para taparle el ojo al burro. Y eso debemos abordarlo en serio para Chiapas si aspiramos a construir algo en forma. Saludos y un abrazo para todas y todos