Sr. López
Tío Ricardo era contador público y parrandero. Muchas le aguantó tía Lupita hasta que se le desapareció un mes entero y regresó para enterarseque ya no había ni calcetines de él en la casa. Cuando otros señores de la familia le dijeron al tío que se había pasado de la raya, contestó airado y con la contundencia de la aritmética: -En 20 años de matrimonio, un mes es el 0.42 por ciento… como marido soy mejor que motor alemán –rigurosamente cierto.
Ayer fue el 115 aniversario del pleito de generalotes, bandidos y oportunistas, que llaman Revolución Mexicana. La Presidenta de la república, pronunció undiscurso-clase de historia, con el estilo y frases (letra por letra), del señor de Badiraguato, y remató con una afirmación que se atraganta en el gañote como piedra de molino: “México avanza por la senda de la honestidad, de la paz, de la democracia y de la justicia”.
La señora del segundo piso no es tonta, tampoco, que se sepa, fuma hierbita vaciladora y no es esquizofrénica, para excusarla por su falta de percepción de la realidad. No. La señora miente. Punto redondo. Y lo hace por esa su falta de oficio político que cada vez se le nota más y más falta le hace.
Lo de “México avanza” es burla, ¿en qué avanza?, en economía, no; ¿en salud o educación?, tampoco, ¿en seguridad pública?, menos; ¿en qué avanza?, en nada. Ligar esa frase de locutor oficial con que avanzamos “por la senda de la honestidad”, es cinismo, descaro: México cayó en 2024 al peor lugar en su historia en corrupción, al lugar 140 de 180 países evaluados por Transparencia Internacional, con una bajísima calificación: 26 puntos de cien posibles. México sí avanza, en corrupción, como nunca habíamos visto: institucional, estructural, cobijada desde el poder.
Decir que avanzamos por la senda de la paz, no tiene nombre, en el primer año de doña Sheinbaum en La Silla, según el Inegi hubo 33,241 homicidios dolosos, pero no se puede ocultar que reclasifican los asesinatos para aparentar que disminuyen, suben los homicidios culposos, las muertes por otras causas y los desaparecidos, que en este séptimo año cuatrotero, primero de doña Sheinbaum, son 14,500. No, no vamos por la senda de la paz, pregunte en Culiacán.
Y esa paz que no tenemos, se refleja en el número de marchas y manifestaciones. Nada más en la capital nacional, con datos de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México, en los primeros once meses de este gobierno, hubo 2,761 “movilizaciones sociales” (protestas), dando un promedio de ocho manifestaciones diarias. Súmele las de la Generación Z y las del Movimiento del Sombrero. Santa paz cuatrotera.
No nos podemos sorprender de que doña Sheinbaum haya dicho eso de que México avanza por la senda de la democracia, pues antes, el 21 de septiembre de este año, en Yucatán, dijo tan fresca, que “México es el país más democrático del mundo”. Qué mala suerte tiene este gobierno transformador de la patria, pues todos los organismos internacionales que revisan el tema en el mundo, señalan que vamos mal, muy mal en democracia, tres ejemplos:
1. El Índice de Democracia de The Economist Intelligence Unit (EIU), del Reino Unido, en 2024 colocó a México en el lugar 84 en el ranking de democracia internacional entre 167 países; clasificando a nuestro gobierno actual como “régimen híbrido”, con comportamientos autoritarios, debilitamiento institucional, violencia política y concentración de poder en las fuerzas armadas. Han de ser fifís conservadores y han de querer que el Trump nos invada, seguro es eso.
2. El Global State of Democracy Institute, de Estocolmo, Suecia, indica que “la democracia mexicana se ha deteriorado, con fuertes caídas en derechos políticos, libertades civiles y participación ciudadana”.
3. El Instituto V-Dem (acrónimo de Instituto de las Variedades de la Democracia), con sede en el departamento de ciencias políticas de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, publica su informe Índices de Democracia V-Dem, sobre 180 países, y en este año 2025, señala que México ingresó al grupo de las dieznaciones donde la democracia se deteriora con más velocidad, en un proceso de “autocratización”, comoforma de gobierno donde la voluntad de una sola persona se convierte en ley; y agrega: “La caída antidemocrática de México es dramática en los últimos tres años”.
Ya no comentará su texto servidor nada sobre que México va por la senda de la justicia. Se deprime uno.Pero quedamos claros: la Presidenta dice mentiras y mentiras graves. Una cosa es no propalar el pesimismo entre nosotros los del peladaje y otra muy diferente, su triunfalismo prepotente y mendaz. Es la única manera segura de no resolver los problemas.
En su lamentable discurso de ayer, la señora del segundo piso dejó muy claro que los que no están de acuerdo con el gobierno transformador de ellos, son quienes “normalizan la violencia como camino, glorifican la imposición, pretenden restaurar un país de privilegios para unos cuantos”.
Según la doñita, alientan el odio, convocan a una intervención extranjera (?), piensan que “aliándose con el exterior tendrá fuerza”, creen “que las mujeres somos débiles” (?); creen “que las campañas decalumnias y mentiras hacen mella en el pueblo”… y también: “El que cree que la Transformación duerme, se equivoca”.
¡Ah, bueno!, para que nos vayamos entendiendo: el discurso con motivo de la revolución no fue de unión, ni dirigido a la nación. Fue un discurso para pintar su raya: y los que no estén de su lado de ella son de lo peor… y ni pueblo somos.
Ayer mismo convocó a los legisladores federales de su partido a Palacio Nacional. Clarito: la señora no gobierna para todos.
Antes y para embravecer el ambiente, doña Bastonera Nacional anunció que está pensando realizar una manifestación popular (claro), por los siete años de la cuarta transformación. Hágase de cuenta la del 28 de agosto de 1968, cuando el gobierno retacó el Zócalo de acarreados en “desagravio a la bandera” y en apoyo al gobierno de Díaz Ordaz… ¡ay, señito!