* El ministro presidente informó a las y los ministros sobre los daños estructurales ocasionados al edificio histórico durante la protesta
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) cerró nuevamente su puerta principal debido a los daños ocasionados durante la protesta de la llamada generación Z el sábado pasado, mientras el ministro presidente, Hugo Aguilar Ortiz, reiteró su condena a los hechos y sostuvo que la violencia no tiene cabida en el diálogo institucional.
Durante la sesión ordinaria de este martes, Aguilar explicó que la reunión inició con retraso porque presentó a las ministras y ministros un reporte preliminar del deterioro que sufrió el edificio histórico. Aunque no dio detalles del mismo, señaló que los acontecimientos del fin de semana vulneraron un inmueble que había reabierto su acceso principal apenas dos meses y medio antes, como parte de la política de puertas abiertas del actual Pleno.
El sábado, mientras se desarrollaba la manifestación frente a Palacio Nacional, un grupo de encapuchados se dirigió hacia la sede del Alto Tribunal. Algunos intentaron ingresar por la fuerza, otros escalaron las ventanas superiores y rompieron cristales. El personal de seguridad utilizó gas de extintores para impedir la entrada. También quedaron vandalizadas las paredes, la escalinata y la puerta de bronce del edificio.
La protesta dejó como saldo decenas de policías lesionados y al menos veinte personas detenidas que fueron remitidas al Ministerio Público, según reportes oficiales. Tras el fin de semana, la Corte permaneció sin actividades por el puente del aniversario de la Revolución Mexicana y retomó labores este martes con trabajos de limpieza y retiro de vidrios rotos, mientras continúa pendiente la evaluación total de los daños.
Aguilar insistió en que la institución mantendrá apertura al diálogo, pero llamó a la ciudadanía y, en particular, a la juventud, a conducirse dentro de los cauces institucionales. Recalcó que la SCJN está dispuesta a atender inquietudes de manera pacífica y reiteró que los actos de violencia desvirtúan cualquier manifestación y obstaculizan un ambiente adecuado para el intercambio democrático.