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¡Sorpresa! / La Feria

¡Sorpresa! / La Feria
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Sr. López

Tío Armando, aparte de ser el señor mejor plantado del continente, bailaba como Fred Astaire y era simpático de ser una pena que no se hubiera dedicado a la comedia, de veras, con él, hasta las mascotas se carcajeaban. En las fiestas todos se peleaban por tenerlo en su mesa, era siempre el más popular en toda reunión. Y tía Celia se divorció de él nomás porque era macho, celoso y avaro. Todas las señoras le daban la razón sin dejar de festejar al tío que las divertía aunque para marido no sirviera. Rigurosamente cierto. 

Hay cosas que de tan obvias, da pena decirlas. Así,para cualquier gobernante es mejor ser popular que no serlo, pero eso no es lo que abochorna decir, sino que la popularidad, para gobernar, no sirve para absolutamente nada. Y en política no asegura resultados ni prestigio.

Hay no pocos casos de tipos que fueron inmensamente populares y terminaron muy mal. Le menciono sin detalles (no hay espacio), a algunos que acabaron ejecutados o en prisión: Nicolae Ceausescu de Rumania (su fusilamiento junto con su nada simpática esposa, se transmitió por televisión); de Irak, Saddam Hussein; Mohamed Mosaddeq de Irán; dePerú, Alberto Fujimori (preso 16 años); y no puede faltar Richard Nixon, uno de los más grandes presidentes de los EUA, reelegido por la más abrumadora diferencia sobre su opositor en la historia de su país, y único en dimitir por la tontera del Watergate que lo exhibió como un viejo tramposo.

No se puede olvidar a Francois “Papa Doc” Duvalier, de Haití, que llegó al poder con la aprobación y afecto de su pueblo; murió en el poder; fue inhumado con todos los honores y la gente en cuanto pudo, lo exhumó y apalearon sus restos hasta deshacerlo.

Mención aparte merece el caso de Park Geun-hye, primera mujer en llegar a la presidencia de Corea del Sur, 2013-2017, científica reconocida, política profesional en serio, muy querida en su país, respetada en el mundo; prometió impulsar una “nueva era”, ser una “presidenta del pueblo” y “estar comprometida solo con el país”; en 2013 su popularidad rondaba el 70% y en 2016, ya estaba en el 4%, por un escandalazo de corrupción; destituida, fue sentenciada a 24 años de prisión; indultada en diciembre de 2021 por cosas de salud. Triste final.

Y nada más por no torcer de más el hilo, no se le olvide la popularidad abrumadora, arrolladora de… Hitler, Mussolini, Stalin o Franco. Ahí la dejamos.

Todo esto a cuento de la noticia de ayer, del Inegi, acerca de la bárbara caída (-8.86%), de la inversión fija bruta (maquinaria, equipo, fierros para la producción), ligando ocho meses de retroceso junto con la construcción que ya va en doce meses de contracción. Los analistas explican que esto se debe a la incertidumbre provocada por la eliminación organismos autónomos, las reformas constitucionales en general y en particular el nuevo Poder Judicial del Bienestar. Ha de ser. Pero sea por lo que sea, refleja falta de confianza en el gobierno porque los inversionistas a la hora de poner dinero en un país, no andan con juegos ni tienen necesidad de venir acá haciendo un acto de fe en los cuatroteros.

Pensará usted que nada tiene que ver la inversión fija bruta en el país con la popularidad de nuestra Presidenta, pero en el ‘pinball’ neuronal de este junta palabras, la pelotita cayó en eso, en la popularidad enorme de la señora del segundo piso, que parece no impresionar a los renegridos dueños del dinero grandote que tanta falta hace al país.

Este gobierno repite como mantra, seguramente para mantener la calma, que arrasaron en las elecciones del 2024 y que la señora del bastón de caramelo tiene una gran popularidad, por ahí del 70% o poco más, pensando tal vez que con eso les alcanza para mantener el circo andando. No les alcanza.

De las encuestas en México se puede desconfiar o no tomarlas en cuenta por lo difícil de creer que son la única excepción al ejercicio oficial de la mentira como herramienta de gobierno, vicio inveterado que domina el espectro político mexicano hace siete años: siempre nos han mentido, nunca nos habían mentido siempre.

Pero puestos a intentar saber cómo andan las cosas, este su texto servidor buscó encuestas de fiar. Una, Consulta Mitofsky, Roy Campos, que no es palabra divina pero al menos tiene un prestigio que cuidarporque su clientela principal son empresas privadas de las grandotas que desconfiarían de sus servicios si sacara datos disparatados.

Según Mitofsky (al cierre de octubre), el 71.5% está de acuerdo con la forma en que gobierna doñaSheinbaum. Santo y bueno. Mejor que la Adelita. Cuetes, serpentinas, confeti, fanfarrias, aplauso de foca.

Pero la misma encuesta, presenta los “Indicadores de gobierno”; y ahí la cosa cambia, mucho. La seguridad no la aprueba el 60% (22.9% la ven igual de mal que antes y el 37.1%, peor); la economía la ven igual o peor, el 60.6%; los servicios de salud no los aprueba el 59.5%; y el 87% percibe que hay corrupción… en resumen: la gente no aprueba al gobierno, aunque les cae requetebien la doñita, eso sí.

Otra encuestadora, México Elige, que por lo mucho que la atacan los cuatroteros en redes, debe ser seriecita, en sus resultados de fin de septiembre de este año, reportan que el 73.3% de la población considera que el gobierno de doña Sheinbaum es corrupto (Mitofsky, 87%), el 17.7% piensa que no es corrupta y el 9% dijo que no sabe. Pero es de tomarse más en cuenta que el 49.8% dijo que la Presidenta es“algo” o “muy” corrupta.

También la encuesta del Financiero es de tomarse en cuenta. En sus resultados de inicios de noviembre, la aprobación de la Presidenta es del 73% (ha de ser cierto, todos coinciden); pero su manejo de la corrupción, lo desaprueba el 82%; del combate al crimen organizado, la opinión negativa es del 85%; algo anda mal… bueno, el 81% aprueba los apoyos sociales, claro, si repartir dinero no lo aprobaran, esto estaría de tramitar la residencia en Haití, por ejemplo.

Señora Presidenta, la raza la adora. Perfecto. Ahora, toca gobernar, ¡sorpresa!

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