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Comunidades del Golfo exigen frenar expansión petrolera tras derrames en Veracruz y Tabasco

Comunidades del Golfo exigen frenar expansión petrolera tras derrames en Veracruz y Tabasco
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* El norte de Veracruz y la costa tabasqueña enfrentan graves afectaciones por recientes derrames de hidrocarburos que han contaminado ríos, cultivos y hábitats naturales

Las costas del Golfo de México atraviesan una nueva crisis ambiental. En Tabasco y Veracruz, recientes derrames de hidrocarburos han contaminado manglares, ríos y sembradíos, afectando directamente la pesca y la agricultura local. Ante ello, más de 40 colectivos y cooperativas pesqueras de Yucatán, Campeche, Tabasco y Veracruz exigieron al gobierno federal frenar la expansión de la industria petrolera en aguas someras y profundas, así como asumir compromisos reales de transición energética rumbo a la COP-30, que se celebrará en Brasil.

Las organizaciones advirtieron que el modelo extractivo vigente ha convertido al Golfo en una “zona de sacrificio” donde los derrames, la contaminación y la pérdida de ecosistemas marinos comprometen tanto la biodiversidad como la seguridad alimentaria de miles de familias. Entre sus demandas se encuentran detener nuevos proyectos como el gasoducto Puerta del Sureste, eliminar embarcaciones varadas, restaurar ecosistemas dañados y reconocer legalmente a las mujeres pescadoras.

El llamado surge en medio de una nueva emergencia ambiental en Veracruz. En el municipio de Álamo Temapache, uno de los principales productores de naranja del país, un oleoducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) se rompió tras las intensas lluvias de octubre, provocando una fuga de crudo que alcanzó el río Pantepec y varios de sus afluentes. El derrame ha dejado sin agua potable ni cosechas a cientos de familias campesinas.

“Perdimos nuestros cultivos y nos quedamos sin agua. Lo que era tierra fértil ahora huele a gasolina”, lamentó Susana Cortés, una citricultora del ejido Citlaltépetl, donde las naranjas y plátanos quedaron cubiertos por una capa de petróleo. Habitantes de la zona denunciaron que las labores de reparación tardaron horas en comenzar, mientras el crudo seguía avanzando río abajo.

Pemex aseguró que el ducto Poza Rica–Madero ya fue reparado y que se han recuperado más de dos millones de litros de hidrocarburo. Sin embargo, pobladores y colectivos ambientalistas denuncian que el saneamiento no ha sido suficiente y que persisten los olores tóxicos y la contaminación en los arroyos. “El arroyo está negro, seguimos sin agua limpia ni apoyo para volver a sembrar”, reclamó Cortés.

La Secretaría de Marina activó el Plan Nacional de Contingencias, desplegando más de 700 elementos, barreras de contención y equipos de limpieza en coordinación con Pemex y autoridades locales. Aun así, comunidades como El Cabellal y Kilómetro 33 reportan que continúan sin acceso a agua potable, electricidad o alimentos. “El arroyo tenía vida, ahora no queda nada”, señaló Mario García, agente municipal de la zona.

Organizaciones como Greenpeace México han advertido que los derrames en el Golfo evidencian la vulnerabilidad de la infraestructura petrolera ante los efectos del cambio climático y las lluvias extremas. “No se puede hablar de transición energética mientras se mantiene la expansión petrolera”, subrayaron los colectivos en un comunicado conjunto.

El impacto ambiental no se limita a Veracruz. En Tabasco, comunidades pesqueras de Paraíso continúan denunciando los efectos de los derrames ocurridos este año, que han contaminado playas y provocado pérdida de empleos. Para los pescadores, campesinos y defensores ambientales del Golfo, el mensaje es claro: sin una estrategia integral de restauración y protección marina, el costo humano y ecológico seguirá aumentando.

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