Del Congreso Indígena de 1974 en San Cristóbal de Las Casas, al Congreso de Pueblos Originarios en 2025 en Mitontic
Simón Castillejos Bedwell / UNPG
Además de los debates, los cambios, discursos y realidades diversas del transcurso y devenir de estos 51 años de vida, no hay duda de que se mantienen similitudes en las temáticas, propósitos y objetivos desde las ópticas del poder público por un lado, y del interés legítimo de los pueblos por el otro lado, sea desde las perspectivas de la cuestión indígena o de los pueblos originarios, como caminos absolutamente bifurcados, en búsqueda de futuros encontrados y visiones diferentes, e incluso contrarias.
En ambos casos, sus convocatorias provienen de la voluntad y necesidad gubernamental por establecer puntos de encuentro que hagan posible la asimilación de los pueblos originarios al estatus de los poderes gubernamentales y los intereses hegemónicos que en él se representan, como expresión de las élites de diversos tipos, formas, regiones e inversiones en curso en Chiapas, incluyendo sus vínculos con la Federación, que constitucionalmente representan los Estados Unidos Mexicanos, lo cual no es lo mismo que México, con todas sus diversidades socioculturales, sus estructuras socioeconómicas y políticas, y en primer lugar de la gigantesca memoria histórica y ancestral, que se ha venido creando, reproduciendo, incluso de manera universal por los pueblos originarios, en sus diversas y multiculturales existencias, formas de vida y relaciones con la naturaleza, asumida como madre y única dadora de vida, en tanto alternativas del buen vivir para la humanidad entera, asumiendo al planeta Tierra como la casa común de todas las formas de vida para trascender por encima de las guerras, bombas atómicas y muerte.
La diferencia es que en 1974, la Diócesis y el Obispado de San Cristóbal de Las Casas —originalmente De los Llanos— era la única estructura institucional de poder no gubernamental con relación gubernamental, con autoridad moral y legitimidad social entre los pueblos y comunidades indígenas, sobre todo en sus expresiones tseltales, tsotsiles, tojolabales y choles, como herederos de la gran cultura maya, totalizadora central de la llamada Mesoamérica.
Eso ubicó al entonces obispo Samuel Ruiz, el Tatik, como el vínculo idóneo para posibilitarlo. Mientras ahora, en 2025, fallecido el Tatik, la modificación del EZLN como fuerza política, así como el desmarque de la Diócesis de San Cristóbal, hacen que el Gobierno del Estado —desde todos sus poderes— utilice a la Secretaría de Educación y a la Universidad Intercultural de Chiapas, con un rector de origen y lenguas indígenas, exrepresentante del Gobierno Federal ante la UNESCO, como sus nuevos medios para buscar ese vínculo con los ahora asumidos como pueblos originarios, y no sólo indígenas, declarándolos como sujetos de interés público, con un discurso formal de autonomía y libre determinación.
Hasta ahí llegaron las similitudes de ambos eventos, pues mientras en 1974 sus trabajos, con miles de delegados electos por sus comunidades, se realizaron libremente y en común durante al menos tres días —con sus propios tiempos y ritmos—, ahora en Mitontic apenas lo hicieron como invitados, con acotación de tiempos e intervenciones, en escasas cuatro horas de una mañana, interrumpidas por el ruido del helicóptero que anunciaba la llegada del gobernador, quien además de llegar tarde, lo hizo con atuendos de gala recién estrenados, propios de las festividades del pueblo chamula, para representar un ritual con claras expresiones de falsedad imposibles de ocultar.
Las voces que despertaron júbilo, alegría y aplausos auténticos fueron, sin lugar a dudas, las de don Pablo y don Luis, veteranos de innumerables batallas desde antes de 1974, y que constituyen memorias vivas de gran parte de la memoria oral y de carácter histórico de aquel evento como digno ejemplo de expresión de los pueblos tojolabales, choles, tseltales y tsotsiles, incluidos sus giros en el extranjero para llevar la voz digna de sus pueblos.
Recordaron a todos que, desde aquel entonces hasta la fecha, se mantienen incumplidos los acuerdos sobre salud, educación, tierra y comercialización —que también incluían los caminos rurales—, sin dejar de lado la explicación del alzamiento y creación del EZLN y los Acuerdos de San Andrés, con todo y las modificaciones constitucionales a nivel federal, que ahora informaron que también fueron incorporadas a la actual Constitución vigente en Chiapas, ante una asistencia que apenas osciló en alrededor de 500 asistentes reales, sin contar a los empleados de la Caravana de la Secretaría de Salud y de la UNICH, además de los del Ayuntamiento de Mitontic, municipio con alrededor de 10 mil habitantes, y ahora encabezado por una mujer joven, indígena y sencilla, con su lengua materna florida y fluida.
Gran parte de las mujeres —jóvenes y mayores— que hablaron y vivieron estas pocas horas repitieron de diversas formas los mismos reclamos incumplidos en educación, salud, tierra y comercialización, como principios básicos del muy mencionado e indispensable buen vivir.
Al mismo tiempo, nadie habló sobre la política gubernamental de la publicitada “chiapanequidad” —para nada, ni siquiera como apunte de una identidad supuestamente perdida— ni del simbólico jaguar mismo, concentrándose fundamentalmente en la indispensable convivencia responsable, racional, respetuosa y sustentable de la madre tierra como única fuente dadora de vida en todas sus formas y expresiones.
Un consenso sólo comentado —toda vez que no hubo resolución o votación alguna— consistió en el establecimiento de un diálogo directo entre los pueblos, sus comunidades y organizaciones, que permita establecer un diálogo circular con las instituciones gubernamentales, incluyendo todos los derechos de autonomía y libre determinación en la Constitución de Chiapas, retomando los Acuerdos de San Andrés, constitución que necesita ser renovada más que reformada, para construir las bases y cimientos de un Chiapas nuevo, bajo la perspectiva del buen vivir para tod@s, con dignidad, equidad y justicia, construidos desde abajo, en los territorios, respetando los usos y costumbres y un nuevo sistema de justicia y verdad, que incorpore los sistemas del derecho consuetudinario y ancestral de todos nuestros pueblos y todo nuestro Chiapas como casa común.
Ante la llegada, al final, del gobernador, su esposa y sus demás acompañantes —incluidos el secretario de Educación, la recién nombrada presidenta del Congreso, presidentes municipales de la región y otros funcionarios—, todo cambió como si fuese un evento rutinario más de las giras del gobernador, quien incluso hizo cambiar casi todo el presidium, con excepción del rector de la UNICH, don Pablo y don Luis, a quienes se llamó para entregarles un reconocimiento sin palabra alguna, con carácter puramente simbólico.
Después de las intervenciones institucionales de la joven presidenta municipal constitucional de Mitontic, el secretario de Educación, el gobernador y el rector de la UNICH, se dio por terminado y clausurado el Congreso Estatal de Pueblos Originarios, en el que la mayoría de ellos no estuvieron presentes durante su desarrollo, retirándose igual que como llegaron, para continuar su gira de gobierno por otros lugares de la región.
15 de octubre de 2025.