Lacandones y mochós, mayas de Chiapas. Mitos y religiosidad popular III / Crónicas de Frontera
Antonio Cruz Coutiño
Yum äh say. Señor de las hormigas
Hace mucho tiempo hubo un hombre, un lacandón Antiguo , que fue a su milpa y la encontró sin maíz, ni frijoles ni calabazas. Vio cómo las hormigas-cortadoras-de-hojas se llevaban lo que quedaba de su cosecha, y se puso a recoger las [hojas y despojos] del maíz desperdigados por el suelo. Con ellos hizo un fuego para matar a las hormigas. Entonces se le apareció algo semejante a un hombre que en realidad era Yum äh say, el Señor-de-las-hormigas-cortadoras-de-hojas, y le preguntó:
—¿Por qué estás quemando a los míos? —El hombre respondió: —Porque han devastado mi milpa y ahora no tendré nada para comer. Mira. Ahí va una que se lleva el último de mis granos de maíz y… ¿Ahora qué voy a comer? ¿Acaso no merezco respeto?
El Señor de las hormigas le contestó: Desde luego. Eres digno de respeto. Ahora vete y vuelve dentro de tres días. Cuando el hombre regresó al cabo de los tres días, encontró su milpa, [aunque] mejor que nunca. Con mucho maíz, frijoles, calabazas, chile. Estaba muy contento ya que ahora él y su familia tendrían mucho para comer. Pero al año siguiente, el hombre recordó todo el trabajo necesario para cultivar su milpa y decidió preparar una muy pequeña. Poco tiempo después, cuando ya casi estaba crecida, puso maíz, tortillas y caldo de maíz a un lado del sendero de las hormigas-cortadoras-de-hojas.
Cuando estas empezaron a apoderarse de la comida, les prendió fuego hasta que Yum äh say se le apareció nuevamente. Entonces el hombre le dijo:
—Mira. Se están llevando mi comida, ¿y ahora qué voy a comer? ¿Acaso no merezco respeto? [La divinidad] le contestó igual: Sí. Eres digno de respeto. Vete y vuelve dentro de tres días. El hombre estaba feliz, pensando que le harían todo su trabajo, y cuando volvió al cabo de los tres días, encontró una gran milpa con unas gigantescas mazorcas de maíz. Solo que… cuando quiso [tomarlas] descubrió que no eran mazorcas sino nidos de avispas.
Por todas partes, [desde] cada planta de maíz ¡Hwuum! las avispas se arrojaron sobre él y lo picaron de la cabeza a los pies. Escapó corriendo y después tuvo mucha hambre porque se había quedado sin milpa y no tenía nada para comer.