* Habitantes de Pantepec y Tapalapa advierten que la extracción de minerales pondría en riesgo el agua, la tierra y el equilibrio ambiental en la región
Redacción / Alfaro Noticias
Cientos de habitantes de comunidades zoques participaron este fin de semana en marchas pacíficas en los municipios de Pantepec y Tapalapa para manifestar su rechazo a posibles proyectos mineros y de gasoductos en el norte del estado. Las movilizaciones fueron convocadas por autoridades religiosas y grupos comunitarios que buscan proteger el territorio y los recursos naturales.
De acuerdo con los organizadores, las caminatas reunieron a feligreses, campesinos, estudiantes y representantes de distintas comunidades, quienes expresaron su preocupación por la posible reactivación de concesiones mineras en la zona. Los manifestantes portaban pancartas con mensajes como “No a la minería”, “Sí a la vida” y “El agua vale más que el oro”.
La primera movilización partió del municipio de Rayón hacia Pantepec, con la participación de ejidatarios de San Isidro Las Banderas, comunidad que en 2003 sufrió hundimientos de tierra vinculados a la actividad minera. Un día después, en Tapalapa, la parroquia de San Agustín organizó una segunda marcha que coincidió con el décimo aniversario de la encíclica Laudato Si’, del Papa Francisco, en la que se llama al cuidado de la “casa común”.
Durante las manifestaciones, los participantes advirtieron que permitir la minería en la región podría provocar daños irreversibles en los mantos acuíferos y el entorno natural. También exigieron que cualquier proyecto extractivo se someta a consulta previa, libre e informada, como establece la legislación mexicana.
Habitantes denunciaron que algunas autoridades locales intentan convencer a la población de aceptar las concesiones con el argumento de que se perderían programas sociales si se oponen. Ante esto, los organizadores insistieron en mantener la unidad comunitaria y promover la defensa pacífica del territorio.
Los pueblos zoques, recordaron, mantienen desde hace décadas una postura de rechazo a los proyectos extractivos en sus tierras. En esta ocasión, reiteraron que su demanda no busca confrontar, sino garantizar que las decisiones sobre el territorio se tomen con base en el consenso y en el respeto a la vida y al medio ambiente.
