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Quirites / Galimatías

Quirites / Galimatías
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Ernesto Gómez Pananá

En la Roma antigua, quirites era la manera formal de nombrar a los ciudadanos romanos en cuanto miembros civiles del pueblo, no como soldados ni como súbditos del emperador, sino como parte de la comunidad política. De ahí surge el verbo quiritare, que significaba “clamar pidiendo ayuda a los Quirites”, es decir, al pueblo romano. Ese llamado de auxilio -quiritatus-, se fue transformando en las lenguas romances hasta dar en castellano la palabra “grito”, que hoy usamos para cualquier exclamación fuerte, aunque en su origen evocaba un clamor dirigido a la comunidad.

En domingos como el actual, el placer de escribir y compartir se torna intenso, los acontecimientos se acumulan y quisiera comenzar con algunas reflexiones en torno al grito mexicano más célebre, ese que conmemora el inicio de nuestra independencia-política- de la corona española, la madrugada del 16 de septiembre de 1810.

El grito de hace casi dos semanas estuvo lleno de símbolos y matices de enorme significado: la primera presidenta mujer en la historia nacional, por ende la primera ocasión en que esta ceremonia la encabeza una mujer; la escolta de cadetes femeninas en su totalidad, el vestido con corte y bordado nahua tlaxcalteca y en color morado -color asociado a la lucha feminista- ; la emotiva arenga con énfasis en mujeres y ajuste en los nombres históricos. Las menciones a Leona Vicario, Gertrudis Bocanegra, Manuela Medina y a “las heroínas anónimas”, además de mujeres indígenas y migrantes; llamar a Josefa Ortiz por su apellido de soltera “Téllez-Girón”, y no por el anacrónico “de Domínguez”. Por donde se le vea, grito completamente inédito y en muchos modos, profundamente emotivo. Un grito con sello personal, un grito que es grieta por la que asoma el sello personal. Enhorabuena.

Pero en estos días, hemos podido escuchar otros gritos. Hemos escuchado los gritos de una urraca de ignorancia suprema quejándose de que en la sede de la ONU fallan las escaleras eléctricas; escuchamos también los gritos de Naasón Joaquín ante su factible -Dios lo quiera- cadena perpetua como condena a las atrocidades cometidas durante décadas. Se escuchan también los gritos de estudiantes protestando en el CCH Sur en la Ciudad de México por el doloroso asesinato de Jesús Israel, alumno de 16 años acuchillado por Lex Ashton, otro alumno del plantel que se identificaba con la tribu juvenil “Incel”, un grupo públicamente conocido por sus actitudes antisociales, pero que en el fondo no deja de ser también víctima del ambiente escolar en el que solo caben los guapos, los ricos o los populares, lo que sea que esas categorías realmente signifiquen. Otra tragedia. Otro grito. Grita también desde el cielo Paloma Nicole, jovencita de 14 años fallecida por complicaciones en una cirugía de aumento de glúteos y busto, si, a los 14 años. La madre, ejemplo e incitadora, responsable -es un decir- de autorizar la cirugía, grita con estridencia su estupidez.

Siguen gritando, como desde hace once años, 43 padres y madres que no encuentran a sus hijos ni tampoco encuentran paz.

Oximoronas 1. También en Sinaloa gritan los llamados generadores de violencia, gritan y mandan mensajes desafiando a las “autoridades”. Ya vendrá el grito de la ciudadanía ante tal tamaño de ineptitud. Ojalá sea fuerte.

Oximoronas 2. En la cámara alta también hay fantasmas, almas en pena que explican a gritos, argumentando que no sabían lo que sí sabían que no sabían y que ganan lo que no ganan pero que si ganan.

Oximoronas 3. Pero también hay gritos alegres. Si bien el genocidio en Gaza no termina, cada vez más países del mundo reconocen el derecho palestino a ser país. Se suman recientemente Portugal y el Reino Unido. ¡Yala Salam!

Oximoronas 4. De los gritos a Josefa María Morelos, Josefa Ortiz de Pinedo y Leonora Vicario nada que decir. Habría que repetir… la primaria.

Oximoronas 5. A quienes preguntaron por la ausencia del domingo pasado, gracias. El peligro pasó, el milagro se hizo y mi hijo pequeño está fuera de peligro. Amén.

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