* La población con mayor ingesta de bebidas azucaradas en el mundo se constituirá en la principal aportadora a la hacienda federal.
Redacción / Alfaro Noticias
Los chiapanecos, población con el mayor consumo de refresco en el mundo, se convertirán en el mayor contribuyente de impuestos a las arcas federales por el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), luego del incremento aprobado en el Paquete Económico que eleva el gravamen a 3.08 pesos por litro de refresco, un alza de 87 por ciento respecto a lo que hoy se cobra.
La información se desprende de la columna Moneda en el Aire, escrita por la periodista especializada en temas financieros Jeanette Leyva Reus, publicada en El Financiero y El Financiero Bloomberg TV, donde se advierte que el llamado “impuesto saludable” impactará con especial severidad en Chiapas, uno de los estados más pobres del país y, paradójicamente, el de mayor consumo de bebidas azucaradas.
Según el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Chiapas es la región del mundo donde más se bebe Coca-Cola, el refresco favorito de los mexicanos. Sus productos representan más del 70% del consumo nacional de bebidas azucaradas embotelladas, de acuerdo con la organización El Poder del Consumidor. El Conacyt sostiene que el consumo medio por persona en Chiapas es cinco veces superior al del resto del país y 32 veces más que el promedio mundial, una cifra que ilustra la magnitud del problema.
El ajuste fiscal, presentado por el secretario de Hacienda, Edgar Amador, se extiende también a las bebidas endulzadas no calóricas, con lo que el nuevo gravamen alcanzará prácticamente a toda la industria de refrescos y edulcorantes. Según la Secretaría de Salud, un mexicano consume en promedio 166 litros de refresco al año; sin embargo, en Chiapas la cifra es inusitada: 821.25 litros per cápita, más de dos litros diarios por persona.
La medida, que en el discurso busca reducir la obesidad y la diabetes, recuerda intentos anteriores de crear fondos especiales para atender dichas enfermedades, aunque sin claridad sobre el destino de los recursos. Especialistas advierten que, en la práctica, el impuesto recaerá con mayor dureza en los sectores con menos ingresos, mientras que su efectividad para disminuir el consumo sigue en entredicho.
En el ámbito económico, se prevé un impacto significativo en la industria refresquera y en los empleos vinculados a la producción y distribución, mientras que persisten dudas sobre si lo recaudado se canalizará a programas de salud pública o se absorberá en el gasto social creciente.