Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen,
A Lolita Albores no se le puede definir como partera del pueblo, ni como maestra, enfermera, cronista vitalicia; funcionaria estatal y municipal; más allá de ser poeta, escritora, relatora y narradora, María Dolores Albores Albores es y seguirá siendo el ALMA DE COMITÁN.
A 107 años de su natalicio su voz resuena en las calles de Comitán; sus anécdotas se repiten de generación en generación; en las fiestas está presente cuando se le evoca e invoca al recordar sus ocurrencias y esa pícara manera de romper reglas sociales sin ofender a nadie.
Rafael Álvarez Solís nos recordó aquella frase alusiva a los cambios de época que Lolita Albores tuvo la fortuna de vivir: “Toda tiempo pasado fue mejor. Te quitaron enagua y rebozo y te pusieron short”. Porque ella, durante sus 88 años de vida, fue protagonista del tiempo, sembradora de mentes; receptora de vidas de tantas mujeres humildes a quienes entregó a sus hijos recién paridos; impulsora de tejedoras y artesanas del barro. Pero sobre todo, fue testigo de la Historia de Comitán y su transformación.
Retomo las palabra de Rafael Álvarez quien nos dijo: “Literata natural, señora de letras, cronista que nos regala en 1985 interesantes y entretenidos escritos, que compila para formar un libro, que tituló ASI TE RECUERDO COMITÁN, donde, como su nombre lo indica, nos regala con la escritura algunos de sus más entrañables recuerdos.
Es un libro escrito en prosa, aunque presenta algunas partes en poesía, 4 poesías de su inspiración, Este libro pertenece al género narrativo histórico-literario, presentando una testimonial personal de la situación geo – histórica – política de nuestra ciudad de Comitán a través de los años en el siglo pasado. Desde la fundación de la ciudad hasta 1985.
La importancia de este libro, para su reedición, no sólo radica en la presentación de acontecimientos históricos de nuestro querido Comitán y su particular punto de vista de los acontecimientos, su importancia principal es la naturalidad y espontaneidad del lenguaje con el que fue escrito.
Este Lenguaje es auténtico, original, agradable, propio, sonoro, divertido. Que nos identifica plenamente como Comitecos, usando palabras como “Tenocté, Chulul, Chumish, Mambimbo, equec, papelec, labor, caña castilla, salvadillo, temperante, flor de juthuss, flor de ococ, juncia, marquesote, butifarra, bolo, tilihuet, mistela, jocote, nanchi, Mismos significados que llegan a la mente de los comitecos y evocan una gran cantidad de primorosas sensaciones.
Nos deja ver parte de su personalidad traviesa y picaresca cuando hace referencia de refranes populares de esa época, como por ejemplo: “pareces caballo lechero”, “ni así me acuerdo de la Hermila”, o “Como dijo el padre Naty”, o los trabajadores del panteón “se lo limpio, se lo blanqueo y se lo resano”.
También nuestra querida maestra Lolita Albores, hace alusión del romanticismo excesivo de esa época que pareciera ser casi cursi. Nos plática de la evolución histórica de las serenatas, tan románticas que resultaban ser un gran acontecimiento social, o las cartas que recibían las señoritas de aquellos tiempos, acompañadas con una foto. Y que envolvían celosamente con un listón, porque si la relación no se consolidaba, se tenía la decencia de devolver las cartas y las fotos con todo y listón. Se pregunta a sí misma ¿Cómo sería tener novio en esa época?
De acuerdo a la misma forma de su personalidad, nos conduce alegremente por las fiestas y ferias de Comitán de esa época, con su sabor y características que las hacían únicas.
Es importante situar la temporalidad de este libro, pues nuestra escritora nace en 1918 y todos los escritores de esa época coinciden en señalar que a partir de 1940 a 1950 históricamente son los años más alegres en la vida social de nuestra ciudad, tal como lo manifiesta el maestro ArmandoAlfonso en su libro “Comitán 1940” o la escritora María Antonia Carboney de Zebadúa, en su libro “Recuerdos del ayer”.
Por razones lógicas de tiempo y espacio, estos escritores coincidieron, en la alegría de la gente del pueblo. Incluso, parecen disfrutar de la diferencia de clases sociales de esa época y no presentar ese gran sufrimiento como lo hiciera nuestra gran escritora Rosario Castellanos, pues su novela “Balun Canán” fue escrita en 1957.
Queda plasmado, cuando hace alusión del tratamiento de los nombres y personalidades de los distinguidos del pueblo. Con el señalamiento de Señor, mientras que, a los trabajadores más humildes, y sencillos se les llama por su nombre o con un diminutivo; o en su caso, sólo por su sobrenombre. Por ejemplo “El señor profesor Reynaldo Avendaño”, “El señor gobernador general Absalón Castellanos” en tanto “Don Alcibídes”, “Doña Vito” “Rich” o “Menchito” son los personajes del pueblo. Agradezco a las personas que hicieron este homenaje. Es un acierto la reedición de este libro en honor a nuestra querida maestra, Y nuestra obligación será leerlo.
Durante la jornada de Homenajes a Lolita Albores, se presentó el libro “ASÍ TE RECUERDO COMITÁN”, una reimpresión que le agradecemos al amigo DIEGO GREENE
Como una mañana de provincia transcurriendo con el doblar de campanas y los exabruptos de los cohetes de una fiesta de pueblo, así era la conversación de doña Lolita Albores acerca de estas tierras de su querido Balún Canán. Digna representante de la cultura popular del mágico Comitán, escribió la crónica de aquellos abuelos y paisanos de hace años. Nos platicaba episodios históricos de la reforma agrarista, reseñaba formas y matices de estos llanos, suspirando por su finca Bolol. Abría la conversación con una anécdota, un chiste o una reseña de los barrios y sus habitantes, apodos y faenas, y señalaba la magia de cada esquina o un portal en la tierra de las flores, por supuesto bebiendo su licor comiteco.
Con esa prontitud que la caracterizó, hoy acude, con algarabía, a esta fiesta de la reedición de su libro “Así te recuerdo Comitán” y nos rememora, con su singular voz de mujer-poesía, la grandeza de este pueblo con sus recuerdos, tradiciones y costumbres, como las entradas de flores, rejas de papel de china para los cumpleaños, comida y tantas cosas.
A sus lectores y admiradores nos deja esa sensación de ser orgullosamente cositías, de reencontrarnos con el pasado y dignificarlo cada día para recuperar el instinto de permanecer en este pueblo, pues en la extrema modernidad bien nos cae la dosis de identidad, eso de sentirse comiteco y resaltar el hablar cantadito, retomar modismos, regionalismos y el famoso cotz. Va un aplauso para la flor más destacada del jardín literario de Comitán, sin duda alguna: LOLITA ALBORES.
Como sea Ana Karen, Lolita Albores inventó un nuevo género en su libro. Los chistes de dominio público pasan a ser propiedad de quien sabe contarlos, y ella lo hizo a la perfección. De pronto, ofrece a Comitán «Cincuenta cuentos para que los cuentes»; luego, nos presenta «Cincuenta cuentos más para que puedas contar cien». La voz de Lolita Albores no es nostalgia, es el ALMA DE COMITÁN y una cuestión de amor.
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