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La reducción de la pobreza

La reducción de la pobreza
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Manuel Ruiseñor Liévano

A no dudarlo, el tema más importante en la agenda política nacional de la última semana, ha sido la publicación de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 2024, por parte del INEGI, la cual representa el más relevante insumo para la medición de la pobreza en el país.

Y es que, sacar a millones de mexicanos de la pobreza en virtud de las transferencias de dinero en apoyos sociales y por el aumento real del salario mínimo, constituye una gran victoria para el gobierno de la Cuarta Transformación, ante el dogma económico neoliberal que desechaba esa opción.

Significa que hoy los mexicanos tienen más dinero en sus alforjas, lo cual también es un triunfo para la gestión de López Obrador, que apostó por ellos: primero los pobres.

Ascender en la primámide social es así un cambio enorme para quienes vivían atrapados en el sótano. Son acaso los peldaños que podrían llevar al nuevo régimen hacia el segundo piso de la transformación.

Ahora bien, al dar vuelta a la página del estudio del INEGI viene la escalera de bajada, toda vez que en ese mismo lapso los mexicanos sin acceso a la salud se duplicaron. Millones salieron de la pobreza,sí; pero millones entraron a la
carencia de servicios médicos. ¿Por qué? ¿Porque se destruyeron los sistemas de salud existentes?

De acuerdo con los datos oficiales, de 2016 a 2025 se registró una disminución en la cantidad de mexicanos en situación de pobreza, al pasar de 52. 2 millones a 38.5 millones de individuos. Además, el INEGI dio a conocer que en los últimos dos años la población en pobreza extrema descendió en 8.3 millones de mexicanos.

La pobreza moderada bajó a 24. 2 por ciento, desde 29.3 por ciento de 2022; mientras que quienes se hallan en pobreza extrema bajaron de 7.1 por ciento, a 5.3 por ciento. A diferencia, la población vulnerable por carencias sociales representó 32.2 por ciento, desde 29.4 por ciento.

Indudablemente una magnífica noticia el que haya habido un aumento en los ingresos, redundante en una caída del número de mexicanos que viven en pobreza. Un resultado, aprecian los expertos, debido al aumento significativo y sostenido del salario mínimo.

No obstante la importante reducción de la pobreza multidimensional del país en los últimos ocho años, las carencias sociales —cuantificadas por medio del acceso efectivo a derechos básicos— siguen siendo uno de los más grandes desafíos para el desarrollo económico nacional.

Expliquemos por qué. Y es que al corte del 2024 se observó que 6 de cada 10 mexicanos (61.7%) presentan al menos una de las seis carencias sociales que se evalúan en la medición de la pobreza multidimensional.

Carencias fundamentales en materia de derechos humanos y sociales como acceso a la salud, educación, vivienda, nutrición y transporte.

Todo lo anterior aunado a una precaria tasa de crecimiento económico de menos del 1 por ciento anual en promedio, respecto de la cual, coinciden diversos especialistas y como ya subrayamos, hay una marcada caída en el acceso a los servicios de salud pública con el consecuente aumento del gasto del bolsillo familiar para ese rubro.

En el tema de la salud, en el 2024, 44.5 millones de personas no tenían acceso a servicios; es decir, más de 34 de cada cien mexicanos. Un aumento en esa carencia de 25.7 millones desde el 2016, la cual hace que una persona ó familia pobre invierta la mitad de su ingreso en consultorios y medicamentos de farmacias particulares.

Una cuestión sin duda grave en un país como México con graves problemas de salud pública como hipertensión, tumores malignos, diabetes y cardiopatías, principales causas de mortalidad.

No obstante, coincido con mis maestros economistas del CIDE y algunos comentócratas en que sería, acaso inmoral, regatearle el éxito de la reducción de la pobreza al gobierno del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, toda vez que tuvo claro desde un principio: el incremento al salario mínimo como una herramienta de estabilización macroeconómica, así como el cumplir con una reforma laboral contra el llamado “outsourcing”, la cual logró que nada menos que 13.4 millones de trabajadores empezarán a recibir las utilidades que por ley les correspondían.

El caso es que ahora con estos resultados y su análisis concienzudo, la presidenta Claudia Sheinbaum tiene ante sí una hoja de ruta que abona a la claridad en el rumbo económico y social de su gobierno.

LA POBREZA EN CHIAPAS

Tal y como se deriva de los resultados de la ENIGH del INEGI, el desafío para el sureste de México es enorme, particularmente para Chiapas, porque al igual que Guerrero y Oaxaca, son las entidades federativas que continúan concentrando los mayores porcentajes tanto de pobreza multidimensional como extrema.

Chiapas registró 66 por ciento de población en contexto de pobreza multidimensional y 27.1 por ciento de su población en pobreza extrema. Lo patético de la cuestión es que desde el 2016 la entidad siempre ha estado a la cabeza de los estados más pobres en el país.

¿Por qué? Sostiene el economista Mario Campa que “históricamente los tres estados concentran más población rural (…) además de una alta concentración de poblaciones indígenas secularmente marginadas”.

Todo esto, si bien es cierto que en Chiapas del porcentaje de pobreza bajó 1.4 puntos porcentuales en relación con el 2022. En otros términos, hubo un aumento de 27 mil 300 personas en relación con la medición de hace dos años.

Por su parte, el economista y académico chiapaneco Jorge López Arévalo sostiene que “Chiapas ha cargado en los últimos años con el peso de la violencia, la pobreza y la inseguridad y promesas gubernamentales (…) lejos de mejorar estos problemas aún persisten e incluso se agravan, sumándose otros como la migración, perpetuando así un ciclo sin fin de lucha y desesperanza”.

Sin ser aguafiestas, sostiene el especialista, los resultados dados a conocer por el INEGI no son favorables, porque en el caso de México 13 millones 401 mil mexicanos salieron de la pobreza y a cambio en Chiapas poco menos de 300 mil, el 2.2 por ciento del país.

Sostiene López Arévalo que en teoría Chiapas debió haber logrado una reducción mayor por su elasticidad esperada más alta de la que partía, 78 por ciento de pobreza, a diferencia del país que partía de 41.9 por ciento, y que lejos de reducirse se amplió la distancia con el promedio nacional. De acuerdo con los datos, señala en su análisis, Chiapas sólo concentra el 22.9 por ciento de los pobres del país, una cuestión grave.

A MANERA DE COLOFÓN

México y Chiapas, particularmente Chiapas, enfrentan un momento clave en su viabilidad; de no ajustar su modelo económico y por ende su forma de gestionar el panorama puede ensombrecerse. En ambos casos se corren riesgos que pueden impulsarnos hacia una crisis social, financiera y política. La economía nacional tiene que volver a crecer y pronto.

Las buenas nuevas derivadas del reporte de la pobreza multidimensional en México, confirmaron lo que casi todos sabemos. Aún se vive en muchos confines del territorio nacional, desigualdad e injusticia; pero por igual falta de políticas públicas generadoras de inversión detonante de mayor empleo, así como de generación de alternativas para reducir la informalidad laboral, entre otros.

Y para salir airosos de ese gran reto se necesitan reglas claras, funcionarios preparados y honestos, para diferenciar esta etapa de México con la del pasado. No podemos, nadie puede, quedarnos atrapados en la mera referencia a tiempos idos. Lo que está en juego es la estabilidad nacional y para ello, todos tenemos que hacer lo que nos corresponde. ¿O no?

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