Enrique Alfaro
En los últimos días, los analistas han reparado en el hecho de que la presidenta Claudia Sheinbaum está ante la coyuntura de romper el cerco de las corcholatas que le fue heredado: Gerardo Fernández Noroña en la presidencia dela cámara alta y Adán Augusto López y Ricardo Monreal en los liderazgos de los grupos parlamentarios delMovimiento de Regeneración Nacional en el senado y en la cámara de diputados, respectivamente.
Noroña concluye el ejercicio de su presidencia en la mesa directiva del senado, Adán está inmerso en una crisis de desprestigio y se tambalea en el liderazgo de los senadores de Morena y Monreal ha declarado que su tiempo político se agotó y piensa en el retiro.
No se sabe si lo sucedido en las ultimas semanas ha sido fortuito u obedece a un plan ejecutado desde Palacio Nacional para terminar con el equilibrio de las corcholatasque le heredó el ex presidente Andrés Manuel López Obrador. Conocido es que Adán y Monreal se han opuesto a la aprobación inmediata de iniciativas de ley que ha propuesto la presidenta.
Es conocido también que el liderazgo de Morena, con Andy López en la secretaría de organización, no obedece a plenitud a Sheinbaum, pues siempre voltean a ver a Palenque ante cualquier decisión importante.
Así las cosas, la presidenta Claudia está ante la oportunidad de romper el cerco, de retirar o debilitar a las corcholatas y al propio Andy López, quién se ha visto envuelto escándalos mediáticos por sus ausencias o por sus apariciones en el extranjero, en hoteles de lujo, al igual que varios dirigentes del partido oficial que vacacionaron en Europa.
En la coyuntura actual, y de cara al próximo proceso electoral federal, los grupos de poder en Morena pareciera debilitarse ante una presidencia que mantiene una alta aceptación en las encuestas. Mientras la herencia amloistase debilita y los escándalos suceden uno tras otro, la mandataria posiciona con fuerza sus propias fichas, llámese Harfuch, Ulloa o Ramírez Cuéllar.
Las grandes preguntas son: ¿las condiciones actuales obedecen a los azares de la política o a un plan perfectamente concebido y ejecutado desde presidencia? ¿Se atreverá la presidenta a romper el cerco impuesto por el expresidente cuando decidió los premios de consolación para las corcholatas que resultaran derrotadas en la selección presidencial? ¿Continuará el debilitamiento de los grupos de poder de Morena de cara a la fortaleza de la figura presidencial ante el próximo proceso electoral federal?
Ante las fuertes presiones del gobierno norteamericano que acusa al gobierno de estar implicado con el crimen organizado, ¿la presidenta sacrificará a algún destacado representante de las filas amloistas? ¿Habrá un rompimiento rotundo?, ¿continuará estirándose la liga o asumirá todas las consecuencias de la herencia que le dejó el expresidente?
¡Quién lo diría¡ para la continuidad de Morena en el poder, resultan lastre algunos connotados morenistascercanos a AMLO. Morena se desprestigia con rapidez. La crisis de imagen no ha resultado pasajera. Morena necesita regenerarse pronto.