Juan Carlos Toledo
Nos envasamos en la memoria como quien se embasa en primera, directo al diamante de la historia, al lado de don Artemio y su hermano Guillermo, de sobrenombre “León Day”, Arreola Lipton, leyendas vivas del béisbol arriaguense. Una plática sabrosa, de esas que se dan en la banqueta, bajo la sombra del árbol de nin (neem), tomando café con pan, con la memoria fresca y el corazón contento. Acompañados por el profe Chema Álvarez, David Muñiz y Carlos Arreola, hijo del Sr. Guillermo, nos fuimos directo al pasado glorioso del béisbol en nuestro municipio.
La historia comienza en el año 1900, con la llegada del ferrocarril y, con ella, la familia Lipton. Francisco Lipton y Elisa Meiser, originarios de Denver, Colorado, llegaron a Arriaga y formaron una familia. De esa unión nacieron dos hijas: Elisa y Josefa Lipton Meiser. Tiempo después, Elisa se casó con Rosalino Arreola Espinosa, de Tapanatepec, Oaxaca, y de ese matrimonio nacieron siete hijos: Juan, Ernestina, Artemio, Melitón, Guillermo, Salvador y Esther Arreola Lipton.
Y ahí, entre raíces extranjeras y sangre oaxaqueña, nació una dinastía beisbolera que marcaría la historia del deporte en el municipio de Arriaga.
Artemio, Guillermo, Melitón y Salvador Arreola Lipton no solo jugaban béisbol: vivían el béisbol. Se convirtieron en pilares del mítico equipo Estibadores de Arriaga, que luego fue conocido como la Sección 116. Un equipo temido, respetado y querido, con garra, disciplina y puro talento local.
Los Arreola Lipton no iban solos: compartieron el campo con verdaderos titanes del diamante. Entre ellos:
Alfrego Martínez Ramos, Aurelio “Yeyo” Pérez, Luis Candelaria Domínguez, Juyo Candelaria Domínguez, Alberto del Solar, Álvaro de los Santos, Felipe “80 Vacas” Toledo, Ricardo “El Cucuyuchi”, César Lievano, Romeo Penagos, Ricardo Pineda… ¡Una generación de oro!
Don Artemio, hoy con 97 años, y don Guillermo, con 92, siguen contando con brillo en los ojos y una sonrisa eterna de felicidad cómo recorrían la zona Costa, el municipio de Cintalapa, el Istmo de Tehuantepec y la capital chiapaneca, San Cristóbal de las Casas, dejando en alto el nombre de Arriaga. Con los Estibadores fueron campeones cinco veces. En sus mejores años, también reforzaron equipos en Tapachula, en su natal Tapanatepec para la feria de San Pedro, ¡y hasta en Guatemala!
Guillermo fue un primera base elegante, seguro y con gran reflejo; Artemio, “El Tapanita” Arreola, un bateador natural, preciso y determinante, además de excelente infielder. Los dos eran líderes dentro y fuera del campo. Su disciplina, entrega y amor por el deporte los convirtieron en referentes, ídolos de generaciones.
Durante la charla también se recordaron con cariño a quienes siempre apoyaron al deporte: don José María Álvarez Castillejos, Humberto Muñiz Archila, Jaime Cruz Hernández, Leandro Blanco, el profe Pedro Cruz Castro y muchos más que siempre estuvieron para impulsar el talento local.
Porque sí: hablar de béisbol en Arriaga sin mencionar a los Arreola Lipton es simplemente imposible. Su historia es la historia del béisbol arriaguense. Por eso, con todo merecimiento, el estadio hoy lleva su nombre: Hermanos Arreola Lipton.
Una tarde cualquiera se convirtió en una jornada para la memoria, una conversación sincera y llena de orgullo por quienes lo dieron todo con guante, bate y corazón. Su legado sigue vivo en sus familias, en los campos, en los trofeos… y, sobre todo, en la memoria del pueblo.
Y desde esta humilde banqueta, rendimos un reconocimiento eterno a los Hermanos Arreola Lipton. Por su entrega, por su pasión, por abrir camino y sembrar historia en cada jugada. Que su ejemplo inspire a las nuevas generaciones y que su nombre jamás deje de resonar en las gradas, en los aplausos y en cada bateo de quienes, como ellos, aman el béisbol con el alma.